México y EEUU acercan posturas sobre control a la migración y reapertura de cierres fronterizos
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Estados Unidos anunció el viernes que se reabrían los cruces ferroviarios cerrados en Texas desde principios de semana, horas después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se mostrara dispuesto a tomar nuevas medidas ante la creciente llegada de migrantes a la frontera estadounidense y de que se acordara reforzar la vigilancia.
Los comentarios del mandatario mexicano y el comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección fronteriza estadounidense llegaron un día después de que López Obrador mantuviera una conversación con el presidente Joe Biden.
Durante la conversación del jueves, ambos estuvieron de acuerdo en que se necesitaba más vigilancia fronteriza para poder reabrir los cruces, dijo el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby. La interrupción del servicio causó pérdidas millonarias para México, según la patronal mexicana.
Además, Estados Unidos anunció el viaje a México de una delegación de altos funcionarios para decidir nuevas medidas.
López Obrador confirmó que los estadounidenses quieren que México haga más para bloquear a los migrantes al sur, en la frontera con Guatemala, y para dificultar su paso a través del país pero aseguró que su gobierno no sólo está buscando acuerdos con Estados Unidos sino que aspira a que Estados Unidos inicie conversaciones con Cuba y envíe más ayuda a los países de origen de los migrantes.
“Vamos a ayudar, como siempre lo hacemos”, dijo el mandatario. “Pero no sólo es contención”, agregó, también se trata de cooperación y de resolver “problemas de índole político” que alientan la migración.
Agregó que “México ayuda para llegar a acuerdos con el gobierno de Venezuela”, al que se han levantado recientemente algunas sanciones. “En este caso queremos también que se atiendan las diferencias con Cuba... ya se lo he planteado al presidente Biden, que se abra un diálogo bilateral Cuba-Estados Unidos”.
La creciente afluencia de migrantes, sobre todo de venezolanos pero también cubanos y centroamericanos, hizo colapsar algunos cruces y provocó que Estados Unidos cerrara el lunes los pasos ferroviarios fronterizos de Eagle Pass y El Paso, ambos en Texas.
El viernes, al anunciar su reapertura, la Patrulla Fronteriza recordó que los ajustes de esta semana pretendían “maximizar nuestra capacidad de respuesta, procesamiento y aplicación de la ley” en esos puntos y dijo que continuaría ajustando sus planes operativos priorizando la seguridad, con el fin de reforzar las acciones contra los migrantes que entren irregularmente en el país.
Además, Biden pidió al secretario de Estado, Antony Blinken, al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y a la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, que viajen a México para dialogar con López Obrador y su equipo y ver “qué más podemos hacer juntos”, agregó Kirby.
Según López Obrador, la visita probablemente tendrá lugar el 27 de diciembre.
Los empresarios mexicanos habían estado presionando para la reapertura porque, según dijo esta semana la Confederación Patronal de la República Mexicana, los cierres con Texas costaban unos 100 millones de dólares diarios en retrasos de envíos y representaban "el fracaso de la política migratoria”.
México recibe por ferrocarril desde Estados Unidos gran parte del maíz y los productos de soja que necesita para alimentar al ganado. El flujo de autopartes por un lado y automóviles por otro también suele hacerse en tren.
El cruce fronterizo de Lukeville, en Arizona, una entrada peatonal en San Diego, un paso vehicular en Eagle Pass y otro cruce en Nogales permanecerán cerrados, dijo CBP el viernes.
Este mes, los cruces irregulares de migrantes a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos superaron los 10.000 algunos días, una cifra inusualmente alta.
Las reuniones entre México y Estados Unidos se producen en un momento en que legisladores republicanos y demócratas debaten cambios en la política fronteriza como parte de una conversación más amplia sobre la ayuda estadounidense a Ucrania e Israel, que son las principales prioridades de la política exterior de la Casa Blanca.