En 2023, saudíes se sumergieron en los deportes; lo seguirían haciendo en 2024
En los albores de 2023, el espectro de la creciente influencia de Arabia Saudí en el golf y en los deportes en general no sólo planteó un dilema moral para los jugadores y los aficionados. Algunos argumentan que fue también una amenaza para la industria multimillonaria del deporte profesional en sí misma.
Doce meses después, hay una conversación diferente, ya prácticamente desprovista de la preocupación de un supuesto “lavado deportivo” o “sportswashing” y la línea entre lo “correcto” y lo “incorrecto”.
El debate central ahora parece ser cuán ricos podrían hacer los saudíes a los deportistas antes de que terminen de invertir su dinero
Dos hechos relevantes generaron el cambio: El 6 de junio, se anunció que la Gira de la PGA buscaba hacer negocio con el propio grupo saudí al que había considerado una amenaza, tras financiar de parte del reino árabe la serie LIV Golf. Seis meses después, el español Jon Rahm, tercero del ranking y quien se había resistido inicialmente a la LIV, se mudó a esa liga por un contrato que, según algunos reportes habría lindado en los 500 millones de dólares.
Con unos encabezados menos dramáticos, pero igual de importantes, se registraron conversaciones continuas entre los saudíes y los líderes del tenis profesional, y hubo una constante presión de Arabia Saudí en el fútbol mundial, reflejada de forma vívida en la decisión que abrió el camino para ser sede del evento deportivo más grande, la Copa del Mundo, en 2034.
“Estás invirtiendo en los deportes, que es una de las pocas industrias con crecimiento en el mundo”, dijo Dan Durbin, director del Instituto de Deportes, Medios y Sociedad de USC, sobre la estrategia saudí. “Es, por lo que podemos ver, una industria en crecimiento casi sin fin”.
La conversación sobre golf pasó a primer plano a comienzos de 2022, cuando el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita, o PIF —el fondo soberano de la nación— estaba sentando las bases para la gira LIV.
Phil Mickelson, seis veces ganador de majors, ofreció una entrevista, en la que usó palabras malsonantes para hablar del miedo que infundían los saudíes. Fue una referencia al asesinato del periodista Jamal Khashoggi y trazó la línea divisoria en algo que se pintó como una pugna entre el bien y el mal, entre el “statu quo” y los disruptores saudíes.
Prácticamente ignorada en el debate quedó la forma en que Arabia Saudí se ha insertado en prácticamente todos los aspectos de la economía mundial. Los saudíes obtienen buena parte de su influencia al suministrar cerca del 15% del petróleo mundial. En el deporte, el reino había realizado ya incursiones importantes.
Cristiano Ronaldo se había unido a un club saudí respaldado por el mismo fondo de inversión que apoyó la LIV, por medio de un acuerdo que, según distintos reportes, alcanzó los 200 millones de dólares por año. Los saudíes habrían puesto sobre la mesa alrededor de 500 millones anuales con el objetivo de reclutar a otro icono del fútbol mundial, Lionel Messi.
Messi rechazó la oportunidad de jugar en la liga saudí.
El fondo posee además el Newcastle, club de la Liga Premier inglesa.
A la llegada de 2024, no hay indicios de que esta tendencia se frene. Los saudíes tienen una carrera de la Fórmula Uno y, según algunos reportes, habrían considerado comprar toda esa serie de automovilismo a Liberty Media Corporation. El acuerdo no habría despegado en vista de que Liberty no estaba dispuesta a vender.
Ahora, los saudíes buscarían invertir unos 5.000 millones de dólares en la Liga Premier India de críquet, con miras a expandirla a otras naciones.
En el tenis, la ATP tiene un acuerdo de cinco años para realizar uno de sus mayores eventos en la ciudad portuaria saudí de Yeda. Estarían en curso conversaciones entre los saudíes y la gira de mujeres.
Y en una muestra del cambio de tema en la conversación, Billie Jean King, quien comenzó la lucha por la paga equitativa en el tenis femenino en la década de 1970, ha dicho que traer el deporte a Arabia Saudí no sería tan malo, pese a los antecedentes de represión de los derechos de las mujeres en el país.
“No pienso que cambies realmente a menos que te involucres”, dijo a comienzos de este año.
Durbin considera que la forma en que el reino ha abrazado el deporte constituye una maniobra para que Arabia Saudí sea vista como algo más que un país petrolero con un historial cuestionable en materia de derechos humanos.
Algunos consideran que ello representaría el ejemplo más típico de “sportswashing”.
“Durante décadas, los deportes han sido el corazón de la diplomacia blanda”, dijo. “Tratas de crear una respuesta positiva y una sensación sobre tu ética, dado que te estás apegando a las reglas del deporte”.
El final de 2023 y la totalidad de 2024 estarían dominados por los resultados de negociaciones de meses entre la Gira de la PGA y el fondo saudí de inversiones, lo que determinará a fin de cuentas el destino de la LIV.
La decisión de Rahm habría sido una apuesta preventiva, al reconocer la realidad de que el golf se reunificará. Si ése es el caso, no habrá nada malo en tener unos 500 millones de dólares adicionales en el banco.
Una de las mayores preocupaciones del español para mudarse era su posible exclusión de la Copa Ryder. El prestigioso torneo por equipos, en el que se enfrentan los mejores de Estados Unidos contra los más destacados de Europa y donde nadie recibe paga para jugar, era considerado una especie de territorio prohibido para quienes desertaran hacia la LIV, particularmente del lado europeo.
Ahora, incluso Rory McIlroy, cuatro veces campeón de majors y el mayor detractor de la LIV, ha sugerido que los responsables por la Copa Ryder relajen su postura hacia los jugadores de esa serie que compiten por Europa.
¿Qué piensa de Rahm?
“Uno no puede juzgar a alguien por tomar una decisión que considera la mejor”, dijo a Sky Sports a comienzos de diciembre. “¿Es decepcionante para mí? Sí, pero el panorama del golf cambió el 6 de junio”.
Una señal reveladora del impacto de la entrada de Arabia Saudí en el escenario del golf es la siguiente: los 10 primeros en la Gira de la PGA devengaron 86,6 millones de dólares de manera combinada en premios durante la temporada que concluyó en 2022..
En 2023, esa cifra subió a 124,1 millones.
Mientras, los primeros 10 de la LIV obtuvieron 159,4 millones en 2023.
Ello ayuda a explicar por qué, en 2024, el debate en el golf y en el resto de los deportes no se centrará en si este cambio ha sido bueno, sino en cuán grande puede ser la tajada que el reino saudí puede comprar en el universo deportivo.
“Lo que encuentras es que, cuando estás alineando tu bolsillo con algo de ese dinero, no puede ser entonces ya ‘dinero sucio'”, dijo Durbin.