Paraguay detiene a exmandos militares en una operación con Brasil contra el tráfico de armas
BUENOS AIRES (AP) — Varios exmilitares paraguayos de alto rango fueron detenidos dentro de una operación transfronteriza con Brasil para desarticular una trama de tráfico de armas que llevaba armas de fuego desde Europa a Sudamérica, según dijeron las autoridades el martes.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos también participó en la investigación, que duró un año, según las autoridades paraguayas.
Las armas eran importadas de Europa a Paraguay, donde se les quitaban los signos distintivos y se vendían a grupos “que operan en la frontera entre Brasil y Paraguay, hasta llegar a importantes facciones criminales en Brasil”, indicó en un comunicado la policía federal brasileña.
En los últimos tres años, la trama importó cerca de 43.000 piezas —valoradas en unos 243 millones de dólares— a Paraguay, según las autoridades brasileñas.
Al menos 13 personas fueron detenidas en Paraguay, incluido el exdirector de la oficina paraguaya encargada de controlar la importación y distribución de armas, conocida como Dimabel y que es una división de las fuerzas armadas. También fue detenido el exjefe de la Fuerza Aérea de Paraguay, el general Arturo González.
Las detenciones formaban parte de al menos 20 registros en Paraguay y otros 20 en Brasil. También se hizo un cateo en Kansas, según las autoridades paraguayas.
La investigación pudo determinar que los oficiales militares estaban implicados en la importación de armas, la modificación de documentos para hacerlos acorde a la legislación sobre armas de fuego y en conseguir autorizaciones para la venta irregular a cambio de cantidades significativas de dinero, según un comunicado de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
Una compañía con sede en la capital paraguaya, Asunción, dirigida por un empresario argentino importaba las armas de fabricantes en Croacia, Turquía, Chequia y Eslovenia. La compañía supuestamente utilizaba sus contactos en Dimabel para conseguir aprobación rápida para las importaciones.
Una vez en Sudamérica, las armas eran vendidas a intermediarios vinculados a pandillas criminales en Brasil. El dinero de las operaciones supuestamente se lavaba a través de Estados Unidos.