Ataque en Bélgica impulsa a UE a endurecer leyes fronterizas y de deportación
BRUSELAS (AP) — Las autoridades de cuatro países europeos ya le había negado la residencia a Abdesalem Lassoued antes que persiguiera a dos hombres suecos hasta un edificio en Bruselas esta semana y los matara a tiros a quemarropa con un fusil semiautomático.
El tunecino de 45 años llegó a la isla italiana de Lampedusa en un bote de traficantes en 2011. Estuvo encarcelado en Suecia y se le negó la entrada a Noruega. En cierto momento, Italia lo señaló como una amenaza a la seguridad. Hace dos años, Bélgica rechazó su solicitud de asilo y desapareció del mapa.
Al menos hasta el lunes por la noche, cuando mató a los dos suecos, hirió a un tercero y obligó a las autoridades a confinar a más de 35.000 personas en un estadio de fútbol donde se habían reunido para ver el partido de Bélgica contra Suecia. En un vídeo publicado en internet, dijo estar inspirado en el grupo Estado Islámico.
En cuestión de días se ha convertido en el nuevo rostro de la campaña de la Unión Europea para endurecer los controles fronterizos, deportar rápidamente a los migrantes y permitir que la policía y las agencias de seguridad intercambien información de manera más eficiente.
“Es importante que aquellos individuos que podrían representar una amenaza para la seguridad de nuestros ciudadanos, de nuestra Unión, sean devueltos enérgicamente e inmediatamente”, dijo a los periodistas la comisaria de Asuntos Internos de la UE, Ylva Johansson, el jueves, cuando los ministros del Interior de la UE se reunían en Luxemburgo.
Tan solo alrededor de una de cada cuatro personas a las que se les niegan solicitudes de asilo salen o son deportadas del bloque de 27 naciones. A menudo los países de donde proceden, incluido Túnez, se niegan a aceptarlos de regreso.
Mientras los países de la UE discuten constantemente sobre cómo gestionar la migración —sus diferencias están en el centro de una de las mayores crisis políticas del bloque—, la Comisión Europea ha tratado de tercerizar el desafío.
El poder ejecutivo de la UE ha ayudado a sellar acuerdos con Turquía y Túnez para persuadirlos a que impidan que personas de Medio Oriente o África —sin mencionar a sus propios ciudadanos— intenten ingresar a Europa, como lo hicieron en grandes cantidades en 2015.
Son motivo de preocupación unos 25 países de donde la población sale o en los que transita para llegar a Europa. Egipto es el siguiente país en la lista. La comisión ya está ayudando a localizar y pagar nuevos botes para la guardia costera egipcia.
La principal funcionaria de migración de Bélgica, Nicole de Moor, dijo que se debe obligar a los países que se niegan a recibir a sus nacionales a cooperar.
“El terrorista que cometió el atentado en Bruselas el lunes había pedido asilo en cuatro países europeos diferentes, y siempre fue rechazado porque no cumplía con los requisitos para recibir protección”, sostuvo De Moor.
La UE cuenta con herramientas coercitivas a su disposición. La Comisión ha utilizado las visas como palanca, haciendo que sea más difícil, lento y costoso para los ciudadanos de los países de origen de la migración poder ingresar a la zona libre de verificación de identidad de Europa, la zona de 27 países conocida como el espacio de Schengen.
Gracias a esto, dijo Johansson, la UE ahora tiene “una cooperación mucho mejor” en materia de deportación con Irak, Bangladesh, Pakistán y Senegal.
El caso de Lassoued también estuvo marcado por otros fracasos. Solicitó asilo en Bélgica en 2019. Su solicitud fue rechazada un año después y se emitió una orden de deportación en 2021. Las autoridades señalaron esta semana que no pudieron encontrarlo porque no tenían su dirección.
Al cabo de unas horas, reconocieron los fiscales, con ayuda pública, las autoridades descubrieron dónde vivía. La policía lo abatió a tiros a la mañana siguiente en una cafetería cercana cuando intentaban arrestarlo.
“Resulta que el individuo había sido condenado y había estado en una prisión sueca, lo cual era desconocido para nuestra policía y el poder judicial”, dijo a los periodistas la ministra del Interior belga, Annelies Verlinden.
“Necesitamos mejorar el intercambio de información sobre este tipo de cosas. El hombre aparentemente llegó a Italia en 2011 (y) vagó por Europa durante 12 años”, afirmó. Los servicios de migración y la policía deben compartir información, dijo, “para garantizar que esto no suceda”.
El clamor por leyes más estrictas y un mejor intercambio de inteligencia es reciente, pero el problema no es nada nuevo. El caso de Lassoued se parece al de otro tunecino, Anis Amri, que embistió con un camión un mercado navideño en Berlín en 2016, matando a 12 personas e hiriendo a otras 56.
Las autoridades alemanas intentaron deportar a Amri luego que su solicitud de asilo fuera rechazada, pero no pudieron porque él no contaba con documentos de identidad válidos. Túnez había negado que él era ciudadano tunecino.
El martes, después de dirigir una reunión sobre seguridad durante toda la noche cuando la búsqueda de Lassoued continuaba, el primer ministro belga Alexander De Croo se aflojó la corbata al responder la pregunta de un periodista sobre las fallas de la policía, la justicia y los servicios de migración de Bélgica.
“La orden de abandonar el territorio debe ser más vinculante de lo que es ahora”, admitió De Croo. “Tenemos que respetar las decisiones que tomamos”.
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Colleen Barry en Milán contribuyó a este despacho.