Dos buques de carga zarpan de Ucrania pese a amenazas rusas
SOFÍA, Bulgaria (AP) — Dos buques de carga han zarpado de Ucrania a pesar de las amenazas rusas y se encuentran en el mar Negro, informaron el sábado las autoridades marítimas.
El Anna-Theresa, un granelero de pabellón liberiano que transportaba 56.000 toneladas de arrabio, zarpó el viernes del puerto ucraniano de Yuzhny y se encuentra ahora cerca de aguas territoriales búlgaras, declaró el ministro ucraniano de Infraestructura, Oleksandr Kubrakov.
Un segundo buque, el Ocean Courtesy, con pabellón de las Islas Marshall, zarpó del mismo puerto el viernes con 172.000 toneladas de concentrado de mineral de hierro. Ese buque llegó al puerto rumano de Constanta, en el mar Negro, poco antes del mediodía del sábado, según el sitio web de seguimiento mundial de buques MarineTraffic. El sitio web no indica si el buque tiene previsto salir del puerto rumano.
Los dos buques navegaron a través de un corredor temporal para buques civiles desde los puertos ucranianos del mar Negro hasta el Bósforo, dijo Kubrakov en la red social X, antes conocida como Twitter. El corredor discurre por la orilla occidental del mar Negro, evitando las aguas internacionales y utilizando en su lugar las controladas por los miembros de la OTAN Rumania y Bulgaria.
El sábado, las autoridades del puerto búlgaro de Varna no confirmaron si el Anna-Theresa entraría en el puerto o seguiría hacia el estrecho del Bósforo.
Los buques eran el tercero y el cuarto que utilizaban el corredor provisional establecido por el gobierno de Ucrania después de que Rusia interrumpiera un acuerdo de guerra destinado a garantizar la seguridad de las exportaciones de grano desde Ucrania. Los buques llevaban atracados en puertos ucranianos del mar Negro desde antes de la invasión de Rusia.
Su partida coincidió con el anuncio oficial de una reunión el lunes entre el presidente ruso Vladímir Putin y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
Las conversaciones de alto nivel en el balneario ruso de Sochi, en el mar Negro, se producen poco más de seis semanas después de que Moscú rompiera un acuerdo negociado por Ankara y la ONU que permitía que el grano ucraniano llegara sano y salvo a los mercados mundiales a pesar de los 18 meses de guerra.