Reseña: “Red, White & Royal Blue” es agradable por lo que es y por lo que sabe que no es
“Red, White & Royal Blue” es una comedia romántica de fantasía inofensivamente agradable. No es Nora Ephron o Nancy Meyers, ni pretende serlo. Está más en línea, estética, tonal y emocionalmente, con esas películas bobas de la década del 2000 en las que una niña estadounidense normal descubre que es de la realeza o una niña estadounidense rara (generalmente la hija del presidente) comienza a tener citas. Es como si “What a Girl Wants” (“Un sueño para ella”) se cruzara con “First Daughter” (“Una hija diferente”), excepto que esta vez la pareja romántica está integrada por hombres.
La película, dirigida por el dramaturgo de ascendencia puertorriqueña Matthew López, galardonado con el Tony por “The Inheritance”, quien coescribió el guion con Ted Malawer, está basada en una novela popular de la escritora Casey McQuiston que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas del New York Times tras su debut en 2019 y llamó la atención de Amazon Studios. La historia de McQuiston muestra cómo del odio se puede pasar al amor entre el hijo de la presidenta de Estados Unidos y un príncipe británico con el que empieza una relación romántica secreta. El príncipe llamado Henry es gay. Alex Claremont-Diaz, el hijo de la presidenta y un senador, no está muy seguro de cómo se identifica. Pero ambos siguen dentro del closet. Otros personajes son trans y pansexuales, aunque no se definen únicamente por eso. La presidenta está casada con un hombre de ascendencia latina. LA Review of Books describió la novela como “propulsora”, “sensacionalista” y “fantástica”.
López mantiene “Red, White & Royal Blue” en un espacio sólidamente fantástico. Nunca te crees nada de lo que estás viendo, desde la habilidad del príncipe Henry para ir de incógnito a un bar de Texas, tan sólo con ponerse una gorra de béisbol, hasta la nieve horriblemente falsa que adorna una escena fundamental en la víspera de Año Nuevo. Y, sin embargo, como ocurre con una lectura veraniega, es fácil de entender y tiene suficiente ingenio y agudeza para situarse por encima de muchas comedias románticas mediocres. Además, cuenta con Stephen Fry en el papel del rey, Uma Thurman como la presidenta y un reportero de Politico éticamente dudoso.
Taylor Zakhar Perez (de “The Kissing Booth”) y Nicholas Galitzine (de “Cinderella”) interpretan a Alex y Henry, quienes desde que se conocen tienen una percepción negativa del otro, al estilo de “Orgullo y prejuicio”, lo que hace que nuestros dos protagonistas se odien. Quizá es un poco exagerado, pero en una boda de la realeza, Alex se emborracha bastante y él y el príncipe terminan por tirar el pastel de bodas de 75.000 dólares que se derrumba sobre ellos. El incidente hace que ambos países monten una campaña de publicidad para demostrar que todavía son amigos con algunas oportunidades forzadas para tomar fotografías y entrevistas con declaraciones falsas de los hombres en pleito.
¿Habías escuchado esto antes? Por supuesto que sí y este truco parece agotarse hacia el final. “Red, White & Royal Blue” trata de mantener las cosas modernas y geniales, con sus mejores aproximaciones al estilo de “West Wing” de CW mezlado con “Veep” en la Casa Blanca. Por momentos funciona.
Aquí no hay pasión al nivel de “Call Me By Your Name” (“Llámame por tu nombre”) o “Passages”(“Pasajes”), pero López y sus actores van mucho más allá de lo que intentaron sus mojigatos predecesores, lo cual no es poca cosa. Incluso tenemos un atrevido corte hacia el Monumento a Washington.
Y, sin embargo, estos personajes también dejan mucho que desear. Alex, de quien se nos dice que tiene un chip de clase trabajadora en su hombro, usa el costoso perfume Santal 33 de Le Labo y organiza una fiesta anual de Nochevieja que parece algo a lo que Paris Hilton habría asistido en Georgetown en la era de George W. Bush. Y el príncipe Henry tiene un dilema real y desgarrador al que se le da el espacio más mínimo y agradable posible. Había más oportunidades que podrían haberse explorado, pero “Red, White & Royal Blue” eligió una versión suave, más vainilla. El príncipe Henry obtiene puntos con Alex por ser fanático de David Bowie (lo que parece tan único como ser fanático de “Star Wars”).
El crédito es para Amazon, López y Berlanti Productions (también detrás de la comedia romántica para adolescentes “Love, Simon”) por estrenar el filme con una calificación R (aunque no puedo imaginar que una película similar con una pareja heterosexual tuviera esa clasificación).
En última instancia, no es impactante, pero también es perfectamente agradable por lo que es y por lo que sabe que no es. “Red, White & Royal Blue” es una lectura de playa en forma de película que puede y debe verse con amigos.
“Red, White & Royal Blue”, un estreno de Amazon Studios, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “diálogos, contenido sexual y desnudez parcial”. Duración: 118 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.