Calor extremo en Phoenix también estresa a saguaros, árboles frutales y otras plantas
PHOENIX (AP) — Después de registrar la temperatura promedio mensual más elevada para cualquier ciudad de Estados Unidos durante julio, las temperaturas peligrosamente altas regresaron a Phoenix el miércoles. Eso podría traducirse en problemas no sólo para las personas, sino también para algunas plantas.
Residentes de toda la extensa zona metropolitana comienzan a notar que el prolongado calor extremo ha acabado con la flora, y han enviado fotografías y videos de cactus dañados al Jardín Botánico del Desierto. Los viveros y paisajistas están inundados con llamados para ayudar a saguaros o árboles frutales que están perdiendo las hojas.
Los teléfonos “no han parado de sonar” para pedir ayuda para todo tipo de plantas, desde un cactus a un árbol de cítricos o un ficus, dijo Sophia Booth, diseñadora paisajista de Moon Valley Nursery, la cual tiene casi una decena de sucursales en los suburbios de Phoenix.
“Mucha gente está llamando para decir que sus cactus se están poniendo muy amarillos, que se cayeron o que tienen los brazos rotos, ese tipo de cosas”, comentó Booth. “Árboles de 20 años están perdiendo todas sus hojas, o están tomando un aspecto marrón seco”.
Booth aconseja a la gente que riegue y coloque un abono especial en los árboles o plantas dañadas cada dos días y que no se les pode.
En el Jardín Botánico del Desierto, tres de sus más de 1.000 cactus saguaro se han caído o han perdido un brazo en la última semana, una tasa sumamente inusual, según funcionarios del lugar.
Estos saguaros, una marca distintiva del paisaje del desierto de Sonora, ya se encontraban estresados por el calor sin precedentes de hace tres años. Y el calor histórico de este verano, cuando la temperatura promedio en Phoenix alcanzó el mes pasado los 39,3 grados centígrados (102,7 grados Fahrenheit), resultó ser la gota que derramó el vaso.
“Desde 2020, hemos tenido una elevada tasa de mortalidad en nuestra población de saguaros en comparación con las cifras previas a 2020”, comentó Kimberlie McCue, la directora de ciencias del Jardín Botánico del Desierto. "Así que pensamos que en la actualidad todavía hay saguaros que resultaron afectados por lo que pasaron en 2020. Y que este podría ser el golpe final”.
Los saguaros pueden vivir hasta 200 años y alcanzar los 12 metros (40 pies) de altura. Algunos de los saguaros que se encuentran en el Jardín Botánico del Desierto datan de antes de su inauguración, hace 85 años, y los más grandes miden 9 metros (30 pies), según McCue.
La gente asume por lo general que los cactus están hechos para soportar un calor abrasador, pero hasta ellos pueden tener sus límites, comentó McCue. No fue sólo de la racha de 31 días de temperaturas máximas iguales o superiores a los 43,3 grados Celsius (110 grados Fahrenheit) de este verano, sino también de las múltiples noches en que las mínimas no bajaron de 32,2 grados centígrados (90 grados Fahrenheit). Es por la noche cuando los cactus abren sus poros para eliminar el agua retenida y absorber el dióxido de carbono, explicó.
“Con la pérdida de agua, si se deshidratan, pueden poner en riesgo la integridad estructural de sus tejidos”, señaló McCue.
El tamaño del cactus también puede influir en su susceptibilidad, comentó Kevin Hultine, el director de investigación del jardín, y las plantas más grandes y con una mayor masa son más propensas a los efectos del calor y la sequía.
“Las plantas más grandes (y viejas) tienen más brazos y, por tanto, tienden a ser las primeras en empezar a perder su integridad estructural”, explicó Hultine en un correo electrónico. “El primer signo de estrés relacionado con el calor en una población son las plantas grandes que empiezan a perder sus brazos. Con el tiempo, toda la planta puede caerse a causa del estrés”.
Hay esperanzas de que la llegada de tormentas eléctricas durante la retrasada temporada de monzones, que por lo general comienza el 15 de junio, pueda traer la humedad que ayude a la flora en apuros.
En la ciudad de Tucson, en el sur de Arizona, en donde ya se ha registrado cierta actividad monzónica, el Museo del Desierto de Sonora no pasa los mismos problemas con sus suculentas, dijo McCue.
“Tenemos el doble problema de este domo de calor que parece haber decidido asentarse sobre Phoenix. Y también somos este espacio extrendido sobre una enorme superficie con autopistas y estacionamientos”, dijo McCue. Sin embargo, “la historia aún no está completa”.
Booth, de Moon Valley Nurseries, coincidió en que la lluvia aún podría impedir que algunas plantas y árboles alcancen un punto sin retorno. Mientras tanto, el personal del vivero se prepara para un nuevo ascenso en las temperaturas esta semana.
“Tomamos muchas precauciones, especialmente con nuestras jardineras y la gente que no sólo trabaja en la oficina”, dijo Booth. “Nuestro equipo de jardinería lleva manga larga. Llevan sombreros de paja. Nos aseguramos de tener agua embotellada en el refrigerador en todo momento. Todavía no hemos sufrido ningún golpe de calor”.
Hasta el miércoles, no había pronósticos de lluvias en los próximos días, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional. Después de dos días de un ligero descenso, las temperaturas alcanzaron los 43,9 Celsius (111 Fahrenheit) y se prevén máximas de 43,3 grados Celsius (110 grados Fahrenheit) o más durante los próximos 10 días.
Ha habido cierta actividad monzónica en el sur y el norte de Arizona, pero Phoenix está “atrapada en el medio”, dijo el meteorólogo Matt Salerno.
“Todavía hay esperanza de que tal vez a mediados de este mes el monzón será más activo de nuevo”, dijo Salerno.
Sin embargo, es probable que se rompan algunos récords antes de esa fecha. El Servicio Meteorológico Nacional tiene previsto emitir un aviso de calor extremo desde el viernes hasta el lunes, cuando las temperaturas máximas oscilarán entre los 43,9 grados Celsius (111 grados Fahrenheit) y los 47,2 grados centígrados (117 grados Fahrenheit).
En tanto, el Jardín Botánico del Desierto ha estado trabajando para propagar cactus que parecen más capaces de soportar condiciones abrasadoras después de que el personal se diera cuenta de que el calor de 2020 fue más difícil para algunas plantas que para otras. Algunas parecían tener una composición genética que les permitía prosperar.
“Queremos tratar de captar eso y cultivar aquí más saguaros a partir de semillas para añadirlos a nuestra población en el jardín con la idea de que, con el tiempo, eso le va a dar mayor resistencia a nuestra población”, dijo McCue.