Guatemala: Candidato Arévalo corteja el voto indígena y rural
SANTA MARÍA DE JESÚS, Guatemala (AP) — El candidato presidencial Bernardo Arévalo hablaba de pie ante centenares de habitantes de esta pequeña comunidad indígena ubicada en las cuestas del volcán de Agua para decirles que podrían ser las semillas de una primavera más brillante y más libre de corrupción en Guatemala.
La metáfora encaja perfectamente con su partido político, el Movimiento Semilla, y permite al académico y exdiplomático, de 64 años, hablar largamente sobre temas de renovación y crecimiento.
Pero también alude a la “primavera democrática” de Guatemala, considerada un periodo más incluyente en la historia del país durante la presidencia de su padre, Juan José Arévalo, en la década de 1940 y principios de la de 1950.
Bernardo Arévalo obtuvo apenas 11% de la votación en la primera ronda de los comicios presidenciales, el 25 de junio, pero eso le bastó para lograr sorpresivamente en el segundo lugar y disputar la segunda vuelta el 20 de agosto.
Enfrentará a Sandra Torres, una exprimera dama conservadora que captó el mayor número de sufragios en la primera vuelta y busca por tercera vez la presidencia.
El reciente discurso de Arévalo en Santa María de Jesús fue similar al que pronuncio en la capital de Guatemala, pero la imagen podría ser especialmente importante en las comunidades indígenas de las zonas rurales, en su intento por ampliar rápidamente su base principalmente urbana y joven con vistas a segunda vuelta.
Arévalo ganó en la Ciudad de Guatemala y otras ciudades importantes, como Sacatepéquez y Quetzaltenango. Falta por verse si puede convencer a las personas de las comunidades rurales de que tiene capacidad para solucionarles sus problemas cotidianos.
La demorada certificación de los resultados de la primera ronda redujeron el poco tiempo con el que Arévalo contaba para presentarse nuevamente ante gran parte del país en medio de la premura de sus oponentes para cocinarle una imagen negativa.
En Santa María de Jesus, Arévalo preguntó a la multitud que si sentía lo que estaba pasando. La nueva primavera está llegando, eso es lo que ustedes están sintiendo, y todos ustedes son esa nueva primavera, afirmó.
Frente a una dañada iglesia católica y en medio de un fuerte calor tropical, Arévalo, que llevaba sombrero y la camisa suelta, dijo que la nueva primavera traerá bienestar al país, el agua que falta, la educación que se debe, la salud negada gracias a los contratos corruptos que beneficiaban a unos cuántos.
Entre los oyentes se encontraba Juana Orón, ama de casa de 67 años del pueblo Kaqchikel. Ella es una de las electoras de mayor edad que recuerda haber escuchado sobre el padre de Arévalo, uno de los apenas dos presidentes izquierdistas de la era democrática en Guatemala.
Se atribuye a Arévalo padre, que gobernó de 1945 a 1951, el establecimiento de programas sociales cruciales que continúan vigentes hoy día, como la ley laboral y el seguro social.
La primavera democrática de Guatemala fue interrumpida en 1954 debido al derrocamiento impulsado por la CIA de su sucesor, el presidente Jacobo Arbenz.
Durante el gobierno de Juan José Arévalo, el Estado defendió los derechos de los pueblos indígenas y de las personas de otros sectores por encima de la pequeña élite del país.