Herida por atentados, París buscó los Juegos Olímpicos para sanar
PARÍS (AP) — Para la alcaldesa de París, el recorrido de la ciudad hacia la organización de los Juegos Olímpicos del año próximo incluyó una epifanía surgida de la brutalidad: La matanza de 17 personas por parte de extremistas armados a nombre de al-Qaida y Estado Islámico.
Anne Hidalgo dice que los atentados de 2015 contra una publicación satírica y un mercado parisiense kosher en París fueron “realmente fundamentales” para convencerla de la idea de traer las justas de vuelta a la capital francesa, que no los organiza desde 1924. Con el país indignado y herido por el derramamiento de sangre, Hidalgo vio los Juegos como una oportunidad para que Francia se recuperara y sanara.
“Lo que realmente me asustó en ese momento fue oír que varios jóvenes, incluso niños, explicaban que los terroristas eran héroes y que Charlie era culpable de haber llevado demasiado lejos la libertad de expresión", relató Hidalgo en referencia a Charlie Hebdo, la publicación que caricaturizó repetidamente al profeta musulmán Mahoma.
“Me dije a mí misma que las cosas estaban realmente muy mal, y que absolutamente teníamos que encontrar algo que aportara además perspectiva e impulso a los jóvenes y al país. Y los Juegos pueden constituir ese momento unificador”.
Rara vez esa necesidad ha sido más apremiante para Francia, un país que ha ido de una crisis a otra desde 2017, cuando París ganó la votación para albergar la cita olímpica. Y en pocas ocasiones se han esperado tanto unos Juegos Olímpicos, tras las pérdidas y separaciones globales causadas por la pandemia y frente al marco de la guerra en Ucrania.
La ciudad favorita de las postales busca aprovechar sus encantos para encantar al público, comenzando con un espectáculo inaugural acuático, el 26 de julio de 2024.
Pero el contexto es más complicado, en Francia y en el planeta.
Los disturbios del mes pasado en el país, desencadenados por la muerte de un adolescente baleado por la policía en los suburbios de la capital, desnudaron las divisiones sociales, raciales y políticas, deteriorando la imagen de una Francia inspiradora de confianza en la realización adecuada de los Juegos.
Era una imagen que los organizadores buscaban proyectar.
Antes de esas seis noches de violencia, hubo también protestas sostenidas este año contra las reformas de pensiones del presidente Emmanuel Macron. Hay temores de que la turbulencia social se agrave durante los Juegos.
Y preocuparían las investigaciones por parte de la policía anticorrupción de Francia sobre el otorgamiento de ciertos contratos olímpicos.
Los organizadores insisten en que están en camino de realizar unos Juegos seguros, incluyentes y más ecológicos que nunca, en parte mediante el uso de sedes existentes o temporales, en vez de construir algunas nuevas.
Con un gasto previsto de 8.800 millones de euros (9.700 millones de dólares), los Juegos costarían considerablemente menos que los 15.400 millones de dólares inyectados por Tokio a sus Olímpicos, postergados a 2021 por la pandemia.
Pero París necesita que los dados rueden a su favor.
Sus Juegos dependerán de las redes de transporte público, más bien saturadas, y de que los trabajadores relacionados con éstas no aprovechen una oportunidad dorada para declararse en huelga en busca de mejores condiciones.
El uso de los monumentos parisienses como marco para realizar eventos deportivos al aire libre ofrecerá imágenes impactantes. Pero los deportistas y espectadores podrían pasarla mal si Francia atraviesa por otra de sus oleadas de calor, que parecen empeorar.
Y la ceremonia inaugural, que sería contemplada por medio millón de espectadores, en su mayoría en las márgenes del Río Sena sin pagar boleto, plantea desafíos claros en materia de seguridad.
“La imagen de Francia está en juego”, dijo el jefe organizador de los Olímpicos, Tony Estanguet, en una entrevista exclusiva con The Associated Press.
También el movimiento olímpico tiene bastante en juego en París.
Los deportistas ucranianos han advertido que podrían abstenerse de participar en los Juegos, en vez de enfrentar a Rusia, el país que agredió militarmente a su país, y a Bielorrusia, que se le alió en la invasión. Y ello ha puesto a prueba el ideal del Comité Olímpico Internacional, de fomentar el deporte como catalizador de la unión entre los seres humanos.
Hidalgo figura entre los simpatizantes internacionales de Ucrania que buscan un veto a los deportistas rusos. Pero ello iría contra las raíces mismas de Thomas Bach, el presidente del COI cuya carrera en la esgrima fue afectada por el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 tras la invasión de la Unión Soviética a Afganistán.
Bach no pudo defender su título olímpico por equipos con Alemania Occidental.
El presidente del COI ha buscado caminar con tiento en medio del campo minado de la geopolítica, con un planteamiento que permitiría a los rusos y bielorrusos clasificarse como competidores neutrales.
Pero ello podría agriar el ánimo en París.
“Si París fingiera que nada pasa, muchos países y europeos han dicho que boicotearán esto”, advirtió Hidalgo. “Falta todavía un año. Realmente espero que Ucrania gane. Realmente espero que la guerra quede atrás”.
Para el público global, la unión del deporte y los escenarios de París promete ser cautivadora. El voleibol de playa se jugará cerca de la Torre Eiffel. El skateboarding, breakdance, BMX estilo libre y basquetbol 3x3 se realizarán en la Plaza de la Concordia, donde Luis XVI, el último rey de Francia, fue decapitado en 1793.
Las competiciones ecuestres se llevarán a cabo en Versalles. Y la lista sigue.
“Éstos no serán unos Juegos como los que estamos habituados a ver”, prometió Estanguet.
Los primeros Olímpicos posteriores a la pandemia marcarán también el regreso de las grandes multitudes. Casi el 70% de los 10 millones de boletos se vendió en las dos primeras rondas de oferta.