EEUU: Máquinas expendedoras con Plan B ganan popularidad tras fallo de Corte Suprema sobre aborto
SEATTLE (AP) — ¿Necesita Plan B? Acerque su tarjeta de crédito y pulse B6.
Desde el pasado noviembre, la biblioteca de la Universidad de Washington cuenta con una máquina expendedora diferente que se ha hecho popular en los campus de todo el país desde que la Corte Suprema de Estados Unidos anuló la protección constitucional al aborto el año pasado. Contiene ibuprofeno, pruebas de embarazo y la píldora del día después.
Mientras algunos estados prohíben el aborto y otros lo protegen y amplían el acceso a métodos anticonceptivos, las máquinas forman parte de una campaña de las universidades para garantizar que los anticonceptivos de emergencia sean baratos, discretos y de fácil acceso.
Treinta y nueve universidades de 17 estados tienen y máquinas expendedoras de contraceptivos de urgencia, y al menos 20 más están considerando instalarlas, según la Sociedad Estadounidense de Anticoncepción de Emergencia (ASEC, por sus siglas en inglés). Algunas, como la Universidad de Tulsa en Oklahoma, están en estados donde el aborto está prácticamente prohibido.
La compra sin receta de Plan B y de sus formas genéricas legal en los 50 estados.
La decisión de 2022 que anuló Roe vs Wade “pone vidas en juego, por lo que la prevención del embarazo es aún más urgente”, dijo Kelly Cleland, directora ejecutiva de la ASEC. “Si vives en un estado donde no puedes abortar y no puedes conseguir uno en ningún sitio cerca, lo que está en juego es mucho más importante que nunca".
Desde este año, Washington es el primer estado que reserva fondos — 200.000 dólares para financiar 10.000 ayudas que las universidades podrán obtener en 2024 tras solicitarlas — para ampliar el acceso a los anticonceptivos de emergencia en universidades públicas y escuelas técnicas públicas a través de los dispensadores automáticos.
La de la Universidad de Washington se instaló luego de una campaña estudiantil. Ofrece cajas del fármaco genérico por 12,60 dólares, casi una cuarta parte de lo que cuestan las versiones de marca en tienda, y ya vendido ya más de 640.
El medicamento es incluso más barato en otras máquinas, donde cuesta 7 dólares por caja. Esto se debe a que se vende justo por encima del costo al por mayor, en comparación con el precio de comercialización de las farmacias, donde puede alcanzar los 50 dólares.
En Illinois y New York, los legisladores están elaborando leyes que exigirán que en cada campus tenga al menos una de estas máquinas expendedoras.
En Connecticut, Yale tuvo que abandonar su plan para instalar una dispensadora de este tipo en 2019 al enterarse de que violaría la ley estatal.
Pero el estado aprobó este año una medida que permite la venta de Plan B y de otros medicamentos sin receta en máquinas expendedoras en campus y en otros lugares.
Las máquinas no pueden instalarse en escuelas primarias ni estar expuestas a los elementos, y deben pasar controles de temperatura y humedad e incluir planes por si hay cortes eléctricos o si los productos caducan.
“Esto permite que la gente tenga un acceso mejor y más fácil", dijo Nicole Klarides-Ditria, unas de los varios diputados republicanos de la Cámara de Connecticut, controlada por los demócratas, que respaldaron la medida. "Pueden necesitar Plan B, como todos sabemos, en mitad de la noche, y no tendrás acceso a una farmacia hasta la mañana siguiente".
Aunque la píldora del día después cuenta con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para su venta libre, muchas tiendas y farmacias la tienen detrás del mostrador o bajo llave, exigen una identificación para venderla y hacen que la experiencia de compra sea intimidante.
“Hay un estigma asociado al acceso a esta medicación", afirmó Zoe Amaris, estudiante de farmacia en la Universidad de Washington y miembro de la junta directiva de Farmacéuticos de la UW por la Educación Reproductiva y la Salud Sexual. “Tener una máquina expendedora es muy fácil. No hace falta ir a la farmacia. No necesitas pasar por el médico".
Plan B es más eficaz cuanto antes se tome, y el acceso a las máquinas expendedoras puede ser especialmente crucial para víctimas de violaciones cuando las farmacias están cerradas. El anonimato que proporcionan puede ser importante también para algunas víctimas de agresiones.
“Cuando hay una máquina expendedora desaparecen muchas de esas barreras”, añadió Cleland. “Los estudiantes pueden acudir en sus propios términos para obtenerla cuando la necesiten”.
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Haigh informó desde Hartford, Connecticut.