Reporte: Departamento de Estado de EEUU no planeó ni respondió con rapidez a caída de Afganistán
WASHINGTON (AP) — El Departamento de Estado no hizo una planeación suficiente antes de la caída del gobierno en Afganistán apoyado por Estados Unidos, según un análisis del gobierno de Biden sobre la actuación de la dependencia durante la caótica salida de las fuerzas estadounidenses y aliados afganos.
El estudio culpa reiteradamente a los gobiernos del expresidente Donald Trump y del presidente Joe Biden por sus acciones previas y posteriores a la salida de las fuerzas estadounidenses de Kabul en agosto de 2021. Estados Unidos evacuó a unos 124.000 afganos del país.
Por su parte, los republicanos acusaron a Biden de no asumir su responsabilidad por las fallas de inteligencia antes de que el Talibán tomara el poder y por las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul, donde 13 efectivos estadounidenses y unos 170 afganos murieron en atentados cometidos por atacantes suicidas.
Biden se mostró desafiante cuando se le preguntó el viernes si admitiría que Estados Unidos cometió errores antes y durante su retirada.
”¿Recuerdan lo que dije sobre Afganistán? Dije que Al Qaeda no estaría allí”, manifestó Biden. “Dije que recibiríamos ayuda de los talibanes. ¿Qué está pasando ahora? ¿Qué está pasando? Lean la prensa. Yo tenía razón”.
En julio de 2022, Estados Unidos mató al líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahri, en un ataque con aeronaves no tripuladas en su casa de Kabul, como parte de lo que el gobierno de Biden considera una capacidad para atacar al grupo después de la retirada. Pero un equipo de observadores de Naciones Unidas informó en mayo de que Al Qaeda considera Afganistán “un refugio seguro” y que los talibanes no habían cumplido sus compromisos previos en materia antiterrorista.
“Al Qaeda mantiene una presencia discreta, centrándose en utilizar el país como centro ideológico y logístico para movilizar y reclutar nuevos combatientes, al tiempo que reconstruye de forma encubierta su capacidad para operaciones exteriores”, afirmaron los observadores en su informe.
Según el reporte del viernes, un grupo de trabajo del Departamento de Estado ayudó a traer a casi 2.000 ciudadanos afganos en julio y principios de agosto, semanas antes de la fecha límite para el retiro estadounidense: 31 de agosto de 2021. Esos afganos pudieron acceder al procesamiento de acuerdo con un programa de visas estadounidenses para ellos.
Sin embargo, el Departamento de Estado “no estableció un grupo de trabajo más amplio a medida que la situación se deterioraba en Afganistán”, indica el informe.
Y cuando las fuerzas armadas planeaban la evacuación de civiles estadounidenses y aliados afganos “no estaba claro quién la encabezaba en el Departamento", agregó.
“Las decisiones tanto del presidente Trump como del presidente Biden de poner fin a la misión militar de Estados Unidos en Afganistán tuvieron graves consecuencias para la viabilidad y seguridad del gobierno afgano”, según el documento. “Esas decisiones están fuera del alcance de esta revisión, pero el equipo (de revisión) descubrió que durante ambas administraciones no hubo suficiente consideración de alto nivel sobre los peores escenarios posibles y sobre la rapidez con la que éstos podrían producirse”.
Según el informe, a medida que los talibanes tomaban ciudades mucho más rápido de lo que la mayoría de los funcionarios estadounidenses esperaban y el destino de Kabul se volvía incierto, el personal del Departamento de Estado comenzó a recibir un “volumen abrumador de llamadas y mensajes” de legisladores, otros organismos gubernamentales y el público en general, pidiendo ayuda para salvar a las personas atrapadas en el país.
El personal que trabajaba para facilitar la evacuación también enfrentó directrices confusas que no se ajustaban a las condiciones reales del momento, añade el reporte.
El Departamento de Estado ha tenido en cuenta las lecciones aprendidas de las fallas en Afganistán a la hora de evacuar a personas antes y durante la posterior guerra en Ucrania y cuando se desarrolló una crisis en Sudán, según un alto funcionario del Departamento de Estado que informó a los periodistas el viernes. El funcionario habló bajo condición de anonimato en apego a las normas básicas establecidas por la dependencia.