No es una pizza: Un mural en Pompeya no muestra este platillo italiano
MILÁN (AP) — Un fresco de naturaleza muerta descubierto recientemente en el sitio arqueológico de Pompeya parece una pizza, pero no lo es, dijeron expertos el martes.
Los expertos en el sitio señalaron que los ingredientes clave necesarios para preparar el plato emblemático de Italia (tomates y mozzarella) no estaban disponibles cuando se pintó el fresco hace unos 2.000 años.
Los tomates se introdujeron en Europa desde América hace pocos siglos, y algunas historias cuentan que el descubrimiento de la mozzarella condujo directamente a la invención de la pizza en la cercana Nápoles en el siglo XVIII.
En cambio, se cree que la imagen es una focaccia cubierta con fruta, incluyendo granada y posiblemente dátiles, terminada con especias o un tipo de pesto, dijeron los expertos. En el fresco, se sirve en una bandeja de plata y junto a ella se encuentra un cáliz de vino.
El contraste de la comida frugal servida en un ambiente lujoso, denotado por la bandeja de plata, no es diferente a la pizza de hoy en día, “nacida como un plato de pobres en el sur de Italia, que ha conquistado al mundo y se sirve incluso en restaurantes estelares”, dijo Gabriel Zuchtriegel, director del sitio arqueológico de Pompeya.
La antigua ciudad romana de Pompeya fue destruida por la erupción del cercano Monte Vesubio en el año 79 d. C. El evento repentino y mortal dejó intacta gran parte de sus construcciones, embalsamadas en cenizas volcánicas, y el sitio es ahora un importante proyecto arqueológico y una atracción turística.
El grupo de cabildeo Coldiretti ag inmediatamente aprovechó el descubrimiento del fresco para promover la pizza, inventada como una comida rápida para los trabajadores pobres, como un tesoro nacional. Hoy en día, la pizza representa un tercio del presupuesto alimentario de los visitantes extranjeros en Italia y genera unos ingresos anuales totales de 15.000 millones de euros (16.400 millones de dólares) en el país.
El arte de los pizzeros napolitanos fue incluido en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO en 2017, reconocido por sus cuatro fases de preparación de la masa y por ser horneado exclusivamente en un horno de leña a 485 grados Celsius (905 grados Fahrenheit).