Argentina repatria avión de "vuelos de la muerte" de la dictadura
BUENOS AIRES (AP) — Un vuelo de Florida a Buenos Aires suele demorar unas 10 horas, pero el turbohélice que aterrizó el sábado en Argentina no era cualquier avión. Llevaba 20 días en trayecto y muchos argentinos actualizaban su aplicación de seguimiento de vuelos para rastrear la ubicación de la aeronave.
El Short SC.7 Skyvan no transportaba ninguna carga relevante ni pasajeros VIP. Más bien, la aeronave será otra pieza que contribuirá a que los argentinos tengan presente la brutal historia de la dictadura militar de 1976 a 1983 en su país.
El avión, descubierto en Estados Unidos, es el primero que —-según se mostró en una corte— fue utilizado por la junta argentina para arrojar hacia su muerte desde el cielo a detenidos políticos, una de las atrocidades cometidas a más sangre fría durante ese cruento periodo.
El gobierno de Argentina incluirá el avión en el Museo Sitio de Memoria ESMA, ubicado en lo que fue un centro clandestino de detención, el lugar más tristemente célebre de la junta militar. Ahí se recluyó a detenidos que después fueron arrojados vivos en los “vuelos de la muerte” al océano o a un río.
Una de las víctimas vinculadas con la aeronave llevada de vuelta fue Azucena Villaflor, cuyo hijo Néstor desapareció y quizá fue asesinado en los primeros días de la dictadura. Tras la desaparición de Néstor, Azucena Villaflor fundó el grupo Madres de Plaza de Mayo para exigir información sobre los hijos desaparecidos, pero después ella misma fue detenida y desaparecida.
“Para nosotros como familiares es muy importante que el avión sea parte de la historia, porque tanto los cuerpos como el avión cuentan exactamente qué pasó”, dijo a The Associated Press, Cecilia de Vincenti, hija de Villaflor.
La repatriación del avión se logró gracias al fotógrafo Italiano Giancarlo Ceraudo, que pasó años buscando aeronaves implicadas en los “vuelos de la muerte”. El turbohélice fue utilizado para entregar correo en Florida y más recientemente para transportar paracaidistas en Arizona.
Durante su búsqueda, dijo Ceraudo, innumerables personas no entendían el por qué su obsesión para ubicar las aeronaves utilizadas por la junta, en especial debido a que continúan sin ser descubiertos los cadáveres de muchas de las víctimas de la dictadura.
“Los aviones tenían que ser recuperados porque eran una pieza importante, como la cámara de gas (de los nazis), una herramienta terrible”, dijo Ceraudo en una entrevista.
La junta argentina es ampliamente considerada como la más cruenta de las dictaduras militares que gobernaron países de América Latina en las décadas de 1970 y 1980. La junta detuvo, torturó y asesinó a personas sospechosas de ser opositoras al régimen. Grupos de derechos humanos calculan que 30.000 personas fueron asesinadas y muchas desaparecieron sin dejar rastro.
Algunas fueron desaparecidas en los “vuelos de la muerte”.
Durante un extenso juicio de 2012 a 2017, sobrevivientes testificaron que los vuelos se efectuaban cada semana por lo menos. Según testigos, a menudo se decía a los prisioneros que serían dejados en libertad y a veces se les obligaba a bailar con música estridente. Después recibían supuestamente una vacuna que en realidad era un fuerte sedante. Mientras la droga surtía efecto, los detenidos eran encapuchados, atados y subidos a un avión.
El juicio, en que 29 exoficiales fueron sentenciados a cadena perpetua, mostró que la dictadura utilizó los vuelos de la muerte como una forma sistemática de exterminio. Se señaló específicamente que el Skyvan que acaba de volver a Buenos Aires fue utilizado para matar a Villaflor y 11 detenidos más.
Los fiscales consideran imposible conocer cuántos detenidos fueron arrojados desde los aviones. Pero al menos 71 cadáveres de presuntas víctimas de los vuelos de la muerte fueron arrastrados por las corrientes hasta la costa: 44 en Argentina y 27 en el país vecino Uruguay, según el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una institución no gubernamental
Entre diciembre de 1977 y febrero de 1978, los cadáveres de cinco mujeres, incluida Villaflor, otras dos integrantes de Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas que las ayudaban a buscar a sus seres queridos, aparecieron en el litoral. Los cuerpos fueron sepultados sin nombre y no fueron identificados sino hasta 2005.
Ceraudo se sumó a Miriam Lewin, periodista y sobreviviente de la ESMA, en la búsqueda de las aeronaves.
Los pilotos del vuelo que transportó hasta su muerte a Villaflor fueron condenados gracias en parte a las bitácoras de vuelo que Ceraudo y Lewin lograron encontrar después de ubicar en 2010 al PA-51 Skyvan en Fort Lauderdale, Florida.
“Las planillas (registros de vuelo) nos llevó a los pilotos, y a partir de esos nombres nos llevó a ubicarlos en las estructuras represivas que funcionaron al servicio del plan sistemático de exterminio”, dijo Mercedes Soiza Reilly, que fue fiscal en el juicio de 2012 a 2017.
Mediante una meticulosa búsqueda que incluyó indagar profundamente en páginas web en que aficionados al avistamiento de aviones daban seguimiento a aeronaves, Ceraudo y Lewin lograron ubicar los aparatos.
De los cinco aviones Skyvan que se sabe se utilizaron en los vuelos de la muerte, dos fueron destruidos en 1982 durante la guerra contra Gran Bretaña por las islas Malvinas. Los otros tres fueron vendidos en 1994 a CAE Aviation, una firma con sede en Luxemburgo. Una de estas aeronaves fue vendida a GB Airling, que la utilizó para proporcionar servicio privado de correo a Bahamas desde Florida.
Repatriar esta aeronave vieja no fue fácil. Permaneció en Jamaica durante dos semanas debido a un problema en el motor después que despegara de la isla. También estuvo unos días en Bolivia a causa de las inclemencias del tiempo.
En la búsqueda de justicia para las víctimas de la junta, Argentina ha efectuado desde 2006, tras la abolición de las leyes de amnistía, un total de 296 juicios relacionados con crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. En esos juicios fueron sentenciadas 1.115 personas, según el Ministerio Público Fiscal.
Exhibir la aeronave ayudará a los argentinos a que comprendan la realidad de la dictadura, según activistas.
“Para mí, en este contexto que circulan tantos discursos negacionistas que relativizan un genocidio, es muy importante porque hay generaciones y generaciones que nacieron y vivieron en democracia y no padecieron el terror de esos años”, declaró Lewin.