Aumenta a 81 cifra de muertos por naufragio frente a Grecia; relatos cuestionan versión oficial
MALAKASA, Grecia (AP) — La cifra de víctimas confirmadas de uno de los peores naufragios de barcos que transportan migrantes en el mar Mediterráneo aumentó el lunes a 81 luego de que se recuperaron tres cadáveres más frente a la costa sur de Grecia, mientras más sobrevivientes afirmaban que el maltrecho busque pesquero estaba siendo remolcado por otra embarcación antes de naufragar con cientos de personas a bordo.
Los nuevos relatos plantearon aún más preguntas sobre la respuesta de la guardia costera griega desde el momento en el que localizó la embarcación hasta que ésta se fue a pique. Funcionarios en Atenas han insistido en que el barco pesquero de metal que llevaba a los migrantes de Libia a Italia no fue remolcado en ningún momento, y que únicamente tuvo un cabo atado brevemente horas antes de volcar y naufragar.
La guardia costera también ha sido criticada por no tratar de rescatar a los migrantes antes de que la embarcación se hundiera. Alegó que rechazaron cualquier tipo de ayuda e insistieron en continuar con su viaje a Italia, y afirmó que habría sido demasiado peligroso intentarlo y evacuar a cientos de personas renuentes de una embarcación abarrotada. Aún no se conocen todos los detalles del incidente.
Ali Sheikhi, un kurdo oriundo de la azotada localidad de Kobani, en el noreste de Siria, tenía la esperanza de que el barco lo llevara a una mejor vida en Europa. Luego, eventualmente traería a su esposa y sus tres hijos pequeños.
En lugar de eso, el barco se hundió en aguas internacionales el 14 de junio dos horas después de la medianoche. Apenas se han encontrado 104 sobrevivientes, y se han recuperado 81 cuerpos. Pero muchos testimonios apuntan que había unas 750 personas a bordo del pesquero.
Sheikhi comentó a la televisora kurda Rudaw que él y otros familiares de Kobani, entre ellos un hermano menor que murió, habían acordado pagar a los contrabandistas 4.000 dólares cada uno por el viaje, cantidad que más tarde se elevó a 4.500 dólares.
“Dijimos: ‘no hay problema’, siempre y cuando el barco fuera grande y estuviera en buen estado”, comentó a Rudaw el domingo por la noche, hablando por teléfono desde un centro de acogida cerca de Atenas adonde se ha trasladado a los sobrevivientes. “Nos dijeron que no podíamos llevar comida ni nada más porque todo estaba en el barco”.
Los traficantes no permitieron que nadie llevara chalecos salvavidas y arrojaron al mar toda la comida que tenían los pasajeros, añadió, repitiendo los relatos de otros sobrevivientes. Sheikhi dijo que él y sus acompañantes fueron dirigidos a la bodega del barco, un lugar peligroso donde se cree que cientos de personas, incluidas mujeres y niños, se ahogaron, pero ellos pudieron irse a la cubierta del barco tras pagar un dinero extra a los traficantes.
Cuando el barco se hundió, llevaban cinco días en el mar. El agua se acabó en día y medio, y algunos pasajeros recurrieron a beber agua de mar.
Sheikhi dijo que el barco pesquero naufragó después de que se averió el motor y otro buque intentara remolcarlo.
“Mientras lo jalaban, (el pesquero) se hundió”, comentó. “No sabemos de quién era”. Otros sobrevivientes han ofrecido declaraciones parecidas, que han sido publicadas en redes sociales, mientras que algunos más, que fueron mencionados anónimamente por medios de comunicación sirios, dijeron que el barco estaba siendo remolcado.
“Un lado se fue hacia arriba y la gente cayó al mar”, comentó Sheikhi a Rudaw. “La gente comenzó a gritar” en la oscuridad. “Todos intentaban agarrarse de otros para quedar por encima del agua. Pensé entonces que nadie sobreviviría”.
Las autoridades griegas han insistido en que la embarcación se tambaleó bruscamente antes de hundirse luego de un súbito cambio de posición de muchos de sus pasajeros.
Una fragata de la Armada griega, junto con otras cuatro embarcaciones y dos aviones, seguían buscando en la zona el lunes, y recuperaron tres cuerpos más, los primeros hallados desde el miércoles, lo que elevó a 81 la cifra de decesos.
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Sarah El Deeb en Beirut, Líbano, y Nicholas Paphitis, Costas Kantouris y Elena Becatoros, en Atenas, contribuyeron a este despacho.