Fuerte división religiosa en EEUU sobre el aborto, a un año de la revocación de Roe vs. Wade
A un año de que la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el derecho al aborto en todo el país, líderes y denominaciones religiosas han respondido de maneras sorprendentemente diversas: algunos celebran las prohibiciones a nivel estatal que han surgido y otros están enojados porque una causa cristiana conservadora ha cambiado la ley del país en formas que consideran opresivas.
Las divisiones están representadas en la denominación más grande del país, la Iglesia Católica. Las encuestas nacionales muestran repetidamente que la mayoría de los católicos de Estados Unidos cree que el aborto debería ser legal en la mayoría o en todos los casos, sin embargo, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos apoya las prohibiciones generalizadas.
Entre los protestantes, una amplia mayoría de evangélicos blancos está a favor de prohibir el aborto. Pero la mayoría de los protestantes tradicionales apoya el derecho al aborto, y varios de sus líderes han denunciado el fallo de la Corte Suprema de hace un año que socavó ese derecho al revertir la decisión del caso Roe vs. Wade de 1973.
Por ejemplo, el obispo presidente de la Iglesia episcopal, Michael Curry, dijo que estaba “profundamente afligido” por ese fallo.
La decisión “institucionaliza la inequidad porque las mujeres con acceso a recursos podrán ejercer su juicio moral de una manera que las mujeres sin los mismos recursos no podrán hacer”, dijo Curry.
Algunos estadounidenses religiosos han ido más allá de las expresiones de consternación y han presentado demandas que afirman que las nuevas prohibiciones al aborto infringen sus propias creencias religiosas. Mujeres judías desempeñaron papeles en tales demandas en Indiana y Kentucky; en Florida, una sinagoga en Boynton Beach —la Congregación L’Dor Va-Dor_, sostuvo en una demanda que la prohibición estatal al aborto violaba las enseñanzas judías.
La doctora Sara Imershein, quien practica abortos en el primer trimestre en el norte de Virginia, dijo que sus creencias en el judaísmo reformado influyeron en su decisión de elegir ese camino.
“Analicé más la liturgia del judaísmo y descubrí que realmente apoyaba mi trabajo”, dijo. “Estudié con mi rabino local”.
Imershein estaba en la universidad cuando se legalizó el aborto en todo el país. Ahora, a los 69 años, ha visto la reversión de Roe vs. Wade.
“Las leyes que restringen el aborto … ignoran nuestras enseñanzas judías que son muy antiguas y pisotean nuestra libertad religiosa”, agregó.
En el budismo, el islam y el sijismo, también existe una amplia aceptación del aborto en algunas circunstancias. La mayoría de los hindúes estadounidenses están “muy a favor de la elección”, dijo Dheepa Sundaram, profesora asistente de estudios religiosos en la Universidad de Denver; ella citó el concepto del karma, que sostiene que cada persona tiene la libertad de actuar y enfrentar las consecuencias de sus acciones, buenas o malas.
Randall Balmer, profesor de historia religiosa estadounidense en Dartmouth College, considera que el debate sobre el aborto es muy intrincado en parte porque los creyentes en bandos opuestos consideran que la Biblia —que no incluye la palabra “aborto”— apoya a su lado.
“Muestra la flexibilidad de las Escrituras: la manera en que cada grupo trata de alinear argumentos a su favor”, refirió. “La Biblia puede ser manipulada”.
“Lo que me sorprende de ambos lados es que no hay humildad en su posición”, agregó Balmer. “Sostienen que lo que creen es la voluntad de Dios y todos los demás son herejes”.
Incluso dentro de las iglesias individuales, las divisiones sobre el aborto pueden estallar.
El obispo Timothy Clarke, pastor de la First Church of God (Primera Iglesia de Dios) en Columbus, Ohio, exhorta con frecuencia a su congregación predominantemente afroaestadounidense a respetar a quienes tienen puntos de vista opuestos.
Clarke se describe a sí mismo como “bíblicamente provida”; no obstante, critica las estrictas prohibiciones al aborto promulgadas en numerosos estados liderados por republicanos como “excesivas y extremas”.
Al referirse a las leyes que criminalizarían a los médicos que practican el aborto y negarían el proceso a las víctimas de violación, dijo que muchas personas en su iglesia “dicen que esto va demasiado lejos. Está más allá de los límites”.
Existe un sentimiento similar entre algunos católicos estadounidenses, dice Kathleen Sprows Cummings, profesora de estudios e historia estadounidenses en la Universidad de Notre Dame y directora de su Centro Cushwa para el Estudio del Catolicismo Estadounidense.
“Están surgiendo algunas historias horribles de embarazadas con problemas graves a quienes se les niega la atención médica”, dijo al referirse a las consecuencias de algunas prohibiciones estatales sobre el aborto. “Necesitamos tener un enfoque más humano”, agregó. “Creo que veremos a más católicos decir: ‘No estoy a favor del aborto. Pero quiero misericordia. Quiero atención médica’”.
Como grupo, los obispos católicos son férreos, como se transmitió en una declaración a principios de este año del presidente de su conferencia, el arzobispo Timothy Broglio.
“Los obispos católicos de Estados Unidos estamos unidos en nuestro compromiso con la vida y continuaremos trabajando como un cuerpo en Cristo para hacer que el aborto sea impensable”, dijo.
Una encuesta del año pasado del The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research mostró una clara brecha entre las opiniones predominantes de los católicos estadounidenses y las posiciones antiaborto de los obispos. Según la encuesta, el 63% de los adultos católicos dijo que el aborto debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos, y el 68% se opuso a la reversión de Roe vs. Wade.
“En cada tema que tiene que ver con la sexualidad o la salud reproductiva, existe una gran brecha entre la forma en que piensan los católicos laicos y lo que enseña la jerarquía”, dijo Jamie Manson, presidenta de Catholics for Choice.
“Lo que es un desafío”, dijo, “es que, aunque la mayoría de los católicos creen que el aborto debería ser legal, no hablan de ello públicamente debido al tabú … el temor de ser excluidos por su comunidad”.
Manson señaló que una encuesta de 2014 realizada por el Instituto Guttmacher, una organización de investigación que apoya el derecho al aborto, encontró que casi una cuarta parte de las pacientes de aborto en Estados Unidos se identifican como católicas.
“Hay una jerarquía exclusivamente masculina que les dice que son cómplices de asesinato”, dijo Manson. “Desearía que los obispos y los sacerdotes escucharan a estas mujeres, escucharan sus historias de por qué eligen abortar”.
Entre las denominaciones protestantes tradicionales ha habido declaraciones oficiales que reconocen que es un tema complejo, pero el sentimiento predominante es que el fallo de la Corte Suprema del año pasado fue una injusticia para las mujeres, en particular para aquellas que ya enfrentan dificultades económicas y discriminación racial.
“Esta decisión complica aún más la lucha y crea división, ira y caos en un país ya dividido y en conflicto”, escribió el obispo Thomas Bickerton, presidente del Consejo de Obispos de la Iglesia Metodista Unida.
Algunos pastores protestantes se han convertido en defensores abiertos del derecho al aborto; entre ellos está la reverenda Jacqui Lewis, la primera afroestadounidense y la primera mujer en servir como ministra principal en la histórica iglesia Middle Collegiate de la ciudad de Nueva York.
Ella evocó el miedo y la angustia que sienten muchas de las mujeres afectadas por las nuevas prohibiciones al aborto.
“Ellas son las más pobres de nosotros, las más privadas de sus derechos, y tienen más dificultades porque una parte del cristianismo siente que tiene el derecho a decidir por otras personas lo que es moral”, dijo Lewis. “Me parte el alma ver la religión convertida en arma de esta manera … es lo contrario de lo que debería ser la religión”.
Entre los líderes de la Convención Bautista del Sur, por mucho la denominación evangélica más grande, existe una oposición unificada al aborto. No obstante, ha habido un fuerte desacuerdo sobre si imponer sanciones penales a las mujeres que interrumpen su embarazo.
Bart Barber, presidente de la Convención Bautista del Sur, se opone a la criminalización de las mujeres en tales casos y ha discutido verbalmente con pastores bautistas que argumentan que tales mujeres, en algunos casos, deben ser consideradas asesinas.
“Creo que es injusto, innecesario e imprudente incluir en las leyes de aborto el enjuiciamiento de las mujeres que buscan u obtienen un aborto”, escribe Barber en un artículo extenso. “Quien realiza el aborto es el asesino, y cualquier ley que prohíba el aborto debería identificar solamente a quien lo realiza como tal”.
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Los reporteros de The Associated Press, Tiffany Stanley, en Washington, y Deepa Bharath, en el sur de California, contribuyeron a esta historia.
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