La Paz se viste de colores y música en la mayor festividad religiosa andina
LA PAZ, Bolivia (AP) — Las calles de La Paz se pintaron de vivos colores el sábado al paso de danzas folclóricas de miles de bailarines y de atronadoras bandas de música en honor del santo patrono Jesús del Gran Poder, en la que es considerada por muchos como la mayor festividad religiosa de los Andes.
El alcalde de La Paz, Iván Arias, encabezó la peregrinación temprano desde el santuario situado en un populoso barrio desde donde inician los danzarines su recorrido hasta llegar a las calles céntricas de la ciudad.
Más de 50.000 bailarines y músicos harán su ingreso en esta festividad que mueve millones de dólares en el comercio, según los organizadores.
“Esta festividad mezcla la fe, devoción y el baile; es la mayor expresión de la identidad cultural de La Paz”, destacó el historiador y profesor universitario Fernando Cajias, quien lleva 37 años bailando en la agrupación denominada Llamerada.
La festividad este año tiene lugar en momentos en que la jerarquía eclesiástica católica es golpeada por un sonado caso de abuso de menores cometidos en los años 70 y 80 por un cura español ya fallecido en 2009. No obstante, nada parece detener a estos fieles motivados por su fe a su santo patrono.
El paso de los bailarines comenzó temprano y se espera que finalice la madrugada del domingo. Un total de 73 fraternidades o bailes cada uno integrado por cientos de danzarines harán su paso al ritmo de vistosas y coloridas danzas folclóricas.
La alcaldía anunció el sobrevuelo de drones para controlar el paso de músicos y danzarines de tal forma que no haya aglomeraciones ni retrasos que demoren el paso de los bailarines.
Durante todo el año los artesanos tejen y bordan los trajes a mano. Esta expresión del rico y colorido folclore andino fue declarada en 2019 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La festividad inició con una ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) cuyo culto mezcla ritos católicos y creencias de las antiguas culturas andinas prehispánicas muy arraigas a la agricultura y el pasteo de camélidos en los Andes.
Los danzarines hombres y mujeres usan trajes bordados de vivos colores y vistosas caretas, las mujeres lucen faldas cortas de lentejuelas.
“Bailamos por fe y devoción a nuestro tata (apelativo del santo) el Señor Jesús del Gran Poder, porque él nos protege y nos da salud y buenos negocios”, dijo Oscar Condori, integrante de la Diablada Unión de Bordadores. Esta es una danza en la que los bailarines usan careta y traje que representa al diablo y su baile, de grandes saltos, representa el enfrentamiento entre el bien y el mal en una mezcla de elementos del catolicismo y rituales andinos.