México: En el Día de las Madres, exigen respuestas por hijos desaparecidos
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La última vez que Sonia Cruz vio a su hijo de 14 años fue pocos días después de Navidad. Salió a la calle a las 8 de la noche en su pequeña ciudad del norte de México para encontrarse con su novia, pero fue arrastrado hasta una camioneta negra que se alejó a toda velocidad.
Cinco meses después, José Luis Martínez Cruz figura entre los más de 112.000 nombres de la lista de desaparecidos de México.
“Es una desesperación horrible no saber dónde está tu hijo, saber que alguien se lo llevó y no puedes hacer nada", dijo Cruz el miércoles. "Te enfermas, te levantas, lloras, no comes, y el dolor sigue”.
Con cada vez menos esperanzas de encontrar a su hijo, Cruz se sumó a cientos de padres cuyos hijos están desaparecidos para marchar por Ciudad de México para exigir respuestas en el día en que el país celebra el Día de las Madres.
Mientras la violencia se recrudece y las desapariciones se hacen más frecuentes en México, este día no aporta más que angustia a madres como Cruz.
En lo que va del año, se ha denunciado la desaparición de 4.145 personas, según cifras del gobierno. Aunque investigadores y activistas afirman que el número real es probablemente mucho mayor, la cifra oficial representa un aumento de más del 20% con respecto al mismo periodo del año pasado.
La cifra pone de relieve los crecientes niveles de violencia en México, en medio de luchas de poder cada vez más violentas entre los cárteles del narcotráfico y otros grupos delictivos.
Poco antes de la marcha, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió "de manera cariñosa, una felicitación a todas las mamás de nuestro país”.
Enumeró a maestras, periodistas, abuelas, mujeres indígenas, obreras, empresarias y más. Pero el presidente, que ha restado importancia en repetidas ocasiones a los índices de violencia en México, no mencionó ni una sola vez a las madres de los desaparecidos, que han captado la atención en los últimos años por sus exigencias de justicia.
Durante la manifestación, Cruz llevaba una foto de su hijo sonriente. Debajo de su foto se leía: “Te extrañamos amor. Juntos hasta encontrarlos”.
Él tenía sueños, dijo en voz baja. Quería estudiar ingeniería.
Otros cientos de personas pasaron junto a filas de fotos y carteles similares. "¿Dónde están nuestros hijos?”, coreaban.
“Ya no tengo miedo, si (los cárteles) me quieren hacer algo, que me lo hagan", manifestó Cruz. “Se nos quita el miedo por completo, no nos importa nada, lo único que nos importa es que nos ayuden a encontrar a nuestros hijos”.
La violencia se ve agravada por la falta de castigo a los responsables, ya que el gobierno hace muy poco para investigar las desapariciones, señaló Janice Gallagher, profesora de la Universidad Rutgers-Newark que está escribiendo un libro sobre las familias de los desaparecidos en México.
Las madres como Cruz son a menudo las que señalan la inacción de las autoridades, e incluso se encargan de investigar las desapariciones —y probablemente los asesinatos— de sus hijos.
“El costo para las personas responsables de las desapariciones es básicamente cercano a cero”, afirma Gallagher. “Estas madres saben que si no hacen nada, el Estado no hará nada... Son las únicas que hacen que las cosas se muevan”.
Cruz dijo que denunció la desaparición de su hijo a la policía local, e incluso colaboró con ellos para intentar conocer la ubicación de su teléfono, pero se quejó de que las autoridades han hecho poco o nada.
Alzar la voz en México puede ser una empresa peligrosa. Algunas madres han sido asesinadas mientras buscaban a sus hijos. Otras han recibido amenazas de muerte y se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Apenas la semana pasada, otra madre que buscaba a su hijo desaparecido fue asesinada en la violenta ciudad de Celaya, en el estado de Guanajuato.
Fue el sexto asesinato de una activista buscadora en México desde principios de 2021, y el segundo de este tipo en Guanajuato en menos de seis meses.
Para otra de las manifestantes, María del Carmen Volante, el miedo se ha hecho tan presente en su vida como su propia sombra.
Volante es una de las personas que más han luchado por llegar al fondo de la desaparición de su hija de 23 años, Pamela Gallardo, quien desapareció tras un concierto en Ciudad de México hace cinco años.
“¿Cómo me siento? Con dolor. Con rabia. Con enojo. Porque tengo 5 años sin su abrazo", dijo.
Durante su búsqueda de respuestas ha sufrido cuatro atentados contra su vida, señaló, y ahora viaja con un guardaespaldas. Aún no sabe quién estuvo detrás de la muerte de su hija, aunque afirma que le preocupa que su hija fuera un objetivo por ser mujer y que pudiera haber sufrido abusos sexuales.
Volante participó en la marcha portando una rosa blanca y vistiendo la misma camiseta con el rostro de su hija que ha llevado cada año durante cinco años por las calles de Ciudad de México.
En ella se lee: ”¿Dónde está Pamela?”.
Mientras no obtenga una respuesta, seguirá llevándola. “No voy a callar, voy a seguir en la lucha, y gritaré por todos ellos”, afirmó.