Subasta de joyas de heredera austriaca es criticada
GINEBRA (AP) — Christie’s subastará la cantidad impresionante de 700 piezas de joyería de la colección de Heidi Horten, una heredera austriaca cuyo marido alemán construyó un imperio minorista desde la década de 1930 en parte con grandes almacenes y otros bienes vendidos por judíos desesperados que huían de la Alemania nazi.
Según la casa de subastas, se espera que la venta de “una de las mayores colecciones de joyas” genere unos 150 millones de dólares. Los beneficios se destinarán al museo de arte de Horten en Viena, a la asistencia social para la infancia y a la investigación médica. Ante las críticas por la subasta, Christie’s dijo que planeaba destinar parte de las ganancias de la venta a la educación sobre el Holocausto.
La venta ya ha comenzado en internet, pero también se realizará de forma presencial el miércoles y el viernes en un lujoso hotel de Ginebra. Hay un enorme anillo de rubí que Horten compró por 30 millones de dólares en 2015. Un deslumbrante collar de diamantes que podría alcanzar los 15 millones de dólares o más. Y la casa de subastas dice que la venta cuenta con más joyas Bulgari que nunca reunidas para una sola subasta.
Pero el remate ha estado impregnado de polémica: el Centro Simon Wiesenthal, un grupo judío de derechos humanos con sede en Los Ángeles, “exigió” a Christie’s que cancelara la venta, insistiendo en que los miles de millones en riquezas que amasó el marido de Horten, Helmut Horten, eran la “suma de los beneficios de la ‘arianización’ nazi de los grandes almacenes judíos” bajo la Alemania nazi.
La historia de Helmut Horten es complicada, explica Peter Hoeres, historiador de la Universidad de Würzburg, en Alemania. Heidi Horten le encargó un amplio estudio sobre el imperio empresarial de su marido.
El informe expone la presión progresiva, y con el tiempo prepotente, ejercida sobre los comercios de propiedad judía. Decenas de miles de comercios minoristas de propiedad judía fueron “arianizados”, es decir, sus valores se vieron reducidos por las medidas de boicot, los ataques propagandísticos y otras presiones de las autoridades en la década de 1930. Muchos judíos no recibieron compensación alguna; algunos recibieron “pagos ocultos”, mientras que la mayoría de los compradores —como Horten— se “beneficiaron” de las medidas de persecución.
A principios de este mes, el Centro Simon Wiesenthal pidió el retiro de la subasta diciendo que Horten construyó en parte su imperio comercial al comprar “a un precio reducido” la tienda por departamentos donde trabajaba cuando Adolf Hitler llegó al poder, en 1933, a sus propietarios judíos, Strauss y Lauter, quienes huyeron a Estados Unidos.
A partir de 1933, las familias Strauss y Lauter, propietarias de los grandes almacenes Alsberg en Duisburg, sufrieron boicot y otros hostigamientos, según el informe. Sus clientes también fueron objeto de intimidación.
Horten no era una persona “ideológica”, pero tampoco se resistió a las leyes nazis, dijo Hoeres. Según testimonios, Helmut Horten había “tratado de ayudar” a algunos judíos, e incluso a veces se “burló” de los líderes nazis, pero también despidió a algunos empleados judíos para cumplir con las leyes raciales nazis. Se unió al partido nazi en 1937 y fue expulsado siete años después, incluso fue arrestado por un periodo corto.
“Estuvimos en 27 archivos de Europa, y leímos miles de páginas de fuentes, y creo que al final (descubrimos)... que no hay un santo ni un demonio, sino que está Horten quien... se benefició de las circunstancias de la tiranía de los nazis”, dijo Hoeres en una entrevista. “No se puede decir que Horten fue parte de la resistencia contra la dictadura”.
El estudio de Hoeres señala que la fortuna personal de Horten aumentó considerablemente durante los años de la guerra. Incluía un fragmento de un documento en inglés, atribuido a la “Comisión de Control para Alemania” de las autoridades británicas de la posguerra, en el que calificaban a Horten como “un sinvergüenza del peor tipo” y “un personaje completamente depravado” que debería ser llevado ante la justicia.
Después de la derrota de los nazis en 1945, Horten fue retenido en un campo por los británicos durante dos años y perdió muchas de sus posesiones. Pero en 1948, después de ser liberado, aprovechó préstamos para crear lo que se convertiría en la cuarta cadena de tiendas por departamentos de Alemania, aprovechando en parte la marca establecida durante el período nazi.
El empresario amasó una fortuna mucho mayor que la que había construido antes o durante la guerra, dijo Hoeres, quien no tiene conexión con Christie’s.
“Las actividades comerciales del señor Horten durante la Segunda Guerra Mundial están bien documentadas, y eso es algo que Christie’s consideró cuidadosamente al presentar esta colección”, dijo Max Fawcett, jefe del departamento de joyería de Christie’s en Ginebra. “Asumimos esta colección en el entendimiento de que el 100% de las ganancias de la venta final se destinarán a causas filantrópicas”.
“No podemos borrar la historia, pero esperamos que el dinero de esta venta sirva para el bien en el futuro”, agregó Fawcett.
Las joyas no se compraron a judíos, pero las riquezas que las pagaron tenían sus raíces en la era nazi. Christie’s dijo que todas las joyas se compraron desde principios de la década de 1970, más de un cuarto de siglo después del final de la guerra, hasta el año pasado, cuando murió Heidi Horten. Su esposo murió en 1987. Christie’s señaló que había “comprado negocios judíos vendidos bajo coacción”.
El catálogo de Christie’s para la subasta se centra por completo en la señora Horten: en una foto, se ve sonriendo mientras sostiene un chimpancé bebé en sus brazos. Inicialmente, no hacía ninguna referencia a su esposo o los orígenes de su riqueza.
Entre las piezas destacadas en la subasta, que incluye zafiros, esmeraldas, perlas, diamantes y mucho más, se encuentra el diamante “Briolette de India” de 90 quilates, la pieza central de un collar adornado con diamantes más pequeños, que tiene un precio estimado de preventa de 10 a 15 millones de dólares. El “Sunrise Ruby” de casi 26 quilates también se subasta: alcanzó un récord de 30 millones de dólares cuando Heidi Horten lo compró en una subasta en Ginebra hace ocho años.
“Los miles de millones de Horten utilizados para construir esta colección también fueron la suma de las ganancias de la ‘arianización’ nazi de los grandes almacenes judíos”, escribió Shimon Samuels, director de relaciones internacionales del Centro Wiesenthal en una carta al director general de Christie, Guillaume Cerutti.