Coronación del rey es parte de larga evolución para Camila
LONDRES (AP) — Cuando Camila, la reina consorte de Gran Bretaña, sea coronada junto a su esposo la próxima semana, el momento marcará la culminación de una transformación notable —y laboriosamente lenta— a lo largo de cinco décadas de una figura que alguna vez fue denigrada como la otra mujer y considerada un gran inconveniente para la monarquía británica.
A pocos días de la coronación del rey Carlos III, y transcurridos sus primeros siete meses en el trono, muchos en Gran Bretaña han llegado a aceptar a Camila, aunque algunos expertos y observadores dicen que siempre caminará bajo la sombra de su pasado.
“Sin realmente esforzarse demasiado, sino simplemente dándole tiempo y actuando con mucha delicadeza, ha logrado mostrarle a la gente la persona que es en realidad; que no es una villana, y que está allí para hacer el trabajo difícil”, dijo Ingrid Seward, directora de la revista Majesty. “Pero lo más importante acerca de Camila es la manera en que parece apoyar a su esposo y respaldarlo”.
Camila, de 75 años, fue destrozada sin piedad por la prensa sensacionalista durante años. Seward dijo que se ganó el respeto al evitar conflictos y la atención, y continuar cumpliendo constantemente con sus responsabilidades. Se ha granjeado a gran parte del público británico con su personalidad realista y su trabajo de beneficencia, especialmente contra la violencia doméstica, la violación y el abuso sexual, causas que dice continuará apoyando como reina.
Pero algunos sostienen que nunca se sacudirá por completo su reputación como la tercera persona en el matrimonio entre Carlos y la princesa Diana.
“De hecho, yo argumentaría que ella todavía es la otra mujer, y que probablemente seguirá siendo la otra mujer”, dijo Arianne Chernock, profesora especializada en historia británica moderna en la Universidad de Boston. “Diana estará muy presente en la abadía de Westminster el 6 de mayo; creo que es difícil no verla cuando miras a Carlos y Camila".
“Y el reto permanece incluso hacia el futuro, incluso como reina Camila, algo que en cierto momento habría sido impensable”, agregó.
Camila Rosemary Shand —nacida el 17 de julio de 1947 en una familia con añejos vínculos con la familia real británica— conoció a Carlos en un partido de polo en 1970, cuando ella tenía 23 años. La pareja se hizo cercana rápidamente, pero su romance se interrumpió cuando Carlos partió a cumplir con su servicio naval.
En su ausencia, Camila se casó con su novio de largo tiempo, el oficial del ejército Andrew Parker-Bowles, en 1973. Carlos se casó con Diana en 1981. En la década de 1990, Diana hizo público su resentimiento por la relación entre Carlos y Camila. Los detalles sensacionalistas que siguieron fueron un escándalo vergonzoso para la familia real.
Camila y su esposo se divorciaron en 1995, poco después de que Carlos diera una explosiva entrevista televisiva en la que admitía su relación amorosa. Carlos y Diana se divorciaron al año siguiente. En 1997, Diana murió en un accidente automovilístico, al que siguió una efusión mundial de dolor. Camila y Carlos esperaron hasta 2005 para casarse en una ceremonia civil privada.
Conscientes de la persistente hostilidad del público hacia Camila, los funcionarios del palacio manejaron con cautela sus apariciones públicas a lo largo de las décadas. Camila hizo docenas de visitas oficiales a organizaciones de beneficencia cada año, y su personalidad cálida y su facilidad para relacionarse con la gente sin duda ayudaron a la transformación de su imagen. Quienes la han conocido suelen decir que es cálida, sencilla y agradable.
“Cuando la conoces, no parece ser distante de ninguna manera”, dijo Seward. “Simplemente siempre es la misma que ha sido. Y creo que este es probablemente uno de sus mayores activos”.
Durante mucho tiempo, el carácter delicado en torno al estatus de Camila como segunda esposa de Carlos hizo que la cuestión de qué título tendría cuando él se convirtiera en rey fuera tema de polémica. La reina Isabel II resolvió el asunto el año pasado, cuando dio su beneplácito para que Camila fuera conocida como reina consorte. El respaldo fue considerado ampliamente una señal formal de que la familia real había aceptado finalmente a Camila como una integrante respetada.
Este mes, las invitaciones oficiales del Palacio de Buckingham para la coronación se refirieron a Camila como “Reina Camila” por primera vez. Las reinas consortes no comparten formalmente los poderes del soberano, y eliminar la palabra “consorte” del título no alterará eso. De todas formas, el cambio marcó otro paso en el largo camino de Camila para rehabilitar su imagen.
Pero el cambio en su título “no necesariamente deja entrever una aprobación total del público”, dijo Chernock. “Camila, independientemente de lo que haga, siempre será divisiva”.
En marzo, Camila deslumbró a las multitudes en su primera visita de Estado como reina consorte al lucir una tiara de diamantes que perteneció a la reina madre y un collar de diamantes de Isabel II en un banquete de Estado en Berlín.
La transformación de su imagen se topó con un inconveniente cuando su hijastro, el príncipe Enrique, atizó antiguos agravios y dijo que era alguien intrigante que jugó “a largo plazo”, con una campaña dirigida al “matrimonio y, a la larga, la corona”.
En su autobiografía “Spare” (“Repuesto”), y en entrevistas para promocionar el libro, Enrique acusó a Camila de dar información privada sobre él y otras personas a los medios como parte de una campaña para forjar relaciones amistosas con los periodistas y mejorar su reputación.
Enrique dijo que él y su hermano mayor, el príncipe Guillermo, instaron a su padre a no casarse con Camila, pero a fin de cuentas ambos la aceptaron en sus vidas a regañadientes.
El hijo de Camila, Tom Parker Bowles, respondió a las afirmaciones de Enrique la semana pasada: “No me importa lo que diga quien sea; este no fue ningún tipo de juego con un objetivo final. Se casó con la persona que amaba y eso fue lo que pasó”.
Camila rara vez habla sobre su vida privada. En una entrevista en la edición británica de la revista Vogue el año pasado, reconoció que fue “escudriñada durante tanto tiempo que simplemente tienes que encontrar una manera de vivir con eso”.
“A nadie le gusta ser observado todo el tiempo y, ya sabes, criticado”, manifestó. “Pero creo que, a fin de cuentas, como que me elevo por encima de eso y sigo adelante”.
Centra su energía en las causas que defiende: promover la alfabetización de los niños y el bienestar animal, y hablar en contra del abuso sexual doméstico y la violencia de género.
Chernock expuso que, si bien la edad relativamente avanzada de Camila y Carlos significa que tienen un alcance limitado para remodelar la percepción que se tiene sobre la monarquía, no es demasiado tarde para que ella aborde temas más complejos y se gane un respeto mayor.
“Tiene esta increíble oportunidad frente a ella, esta enorme plataforma”, dijo. Insinuó que la pareja podría “brindar un espacio para algunas de las conversaciones más desafiantes que no sólo Gran Bretaña, sino las audiencias globales quieren que tenga la familia real en este momento, en especial cuestiones sobre legados de racismo, esclavitud, elitismo”.
Pero Seward piensa que eso puede ser demasiado ambicioso para una mujer que ella cree que nunca se imaginó que se convertiría en reina.
“Ella continuará con su labor con todas estas organizaciones de beneficencia, pero será bombardeada con mucho más”, señaló. “No podrá ser demasiado abierta y realmente no querría serlo porque... a todos los que ella les importa ya saben lo que piensa".
“Simplemente seguirá adelante. Y ese es realmente su mantra”, añadió.