Renuncia vicepremier británico acusado de conducta abusiva
LONDRES (AP) — El viceprimer ministro británico Dominic Raab presentó a regañadientes su renuncia el viernes después que una investigación independiente determinó que tenía una conducta abusiva hacia el personal. Raab tachó las conclusiones de la pesquisa de “defectuosas”.
En la víspera, el primer ministro Rishi Sunak recibió el informe de la investigación sobre ocho denuncias formales de que Raab, quien a la vez era secretario de Justicia, se había mostrado abusivo con el personal durante un período anterior en esa función y cuando fue secretario del Exterior y del Brexit.
El abogado Adam Tolley, que dirigió la investigación, dijo que Raab “actuaba de manera intimidante”, era “irracional y persistentemente agresivo” y su estilo de liderazgo incluía "un elemento punitivo injustificado”.
“Su conducta incluía un abuso o mal uso del poder en una forma que denigra o humilla”, dijo Tolley en el informe de 48 páginas. “Su conducta iba a ser sufrida como denigrante o humillante por el individuo afectado, y así se la experimentó”.
Raab, de 49 años, negó haber denigrado y humillado a su personal, y dijo que actuó “profesionalmente en todo momento”, pero que renunciaba porque había prometido hacerlo si se fundamentaban las denuncias de abusos.
La pesquisa ratificó dos acusaciones de abusos y desestimó las demás, dijo Raab en su carta de renuncia. Añadió que las conclusiones eran “defectuosas” y que la investigación “sentó un precedente peligroso” al “emplear un criterio de intimidación tan bajo”.
Subrayó que renunciaba porque estaba “obligado” a hacerlo, ya que así lo había prometido.
Sunak aceptó la renuncia “con gran tristeza”, señaló en una carta en que elogió en gran medida el trabajo de Raab. Mencionó los “defectos” de la investigación que “afectaron negativamente a todos los implicados”.
Sunak designó a Oliver Dowden, un alto funcionario del gabinete, viceprimer ministro y a Alex Chalk secretario de Justicia.
La renuncia le ahorró a Sunak la difícil tarea de decidir la suerte de su número dos.
De haberlo despedido, lo habrían criticado por designarlo a pesar de las advertencias reiteradas sobre la conducta de Raab; si lo mantenía en el cargo, lo habrían atacado por incumplir su promesa de restaurar la integridad en el gobierno conservador.