Rusia acusa a un ucraniano por la muerte de un bloguero
La principal agencia de seguridad de Rusia acusó el jueves a un ucraniano de estar implicado en un atentado que se cobró la vida de un conocido bloguero militar ruso en una cafetería en San Petersburgo.
Vladlen Tatarsky, de 40 años, era un ferviente partidario de la guerra en Ucrania que informaba regularmente sobre los combates desde el frente. Murió el 2 de abril mientras moderaba una charla en un café en el centro histórico de San Petersburgo, la segunda mayor ciudad de Rusia. Más de 50 personas resultaron heridas.
La policía arrestó de inmediato a Darya Trepova, una residente en la ciudad de 26 años que aparece en un video entregándole a Tatarsky un busto con su imagen cargado de explosivos. Según medios rusos, Trepova le contó a los investigadores que le pidieron que entregase la estatuilla, pero que desconocía su contenido.
Las autoridades rusas describieron el incidente como un acto de terrorismo y culparon a las agencias de inteligencia ucranianas por orquestarlo. Kiev, por su parte, no ha respondido directamente a la acusación, pero un asesor del presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, describió el atentado como parte de la agitación interna en Rusia.
El jueves, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso) declaró que un ciudadano ucraniano, al que identificó como Yuriy Denysov, había recopilado información sobre el bloguero y le facilitó los explosivos a Trepova a través de un servicio de mensajería. Según el servicio, Denysov actuó bajo las órdenes de los servicios de seguridad ucranianos y se marchó de Rusia un día después del ataque.
El FSB reafirmó además que Trepova era seguidora del líder opositor ruso encarcelado Alexei Navalny y acusó a los principales aliados de Navalny de hacer repetidos llamados a la subversión en Rusia.
Los colaboradores de Navalny han rechazado acusaciones similares en el pasado y advirtieron que las autoridades podrían tratar de utilizar la explosión para ampliar la condena del opositor y presentar a sus partidarios como un “enemigo interno”.