ELN y Colombia avanzan en reglas para el cese del fuego
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional acordaron el viernes una hoja de ruta para continuar las negociaciones de paz en las que la sociedad tendrá una participación “vinculante” y que buscará un cese del fuego paulatino, nacional y sujeto a evaluación.
Al cerrar la segunda ronda de diálogos en la Ciudad de México después de casi un mes de trabajo, el gobierno del presidente Gustavo Petro y la última guerrilla activa del país pactaron las reglas de un eventual alto el fuego no como condición ni elemento final sino como un proceso que se desarrollará a lo largo de las conversaciones que se retomarán en Cuba a mediados de abril.
El cese será bilateral, nacional, temporal pero con vocación de continuidad y estará sujeto a evaluación conjunta. Prevé también acciones humanitarias para bajar la intensidad del conflicto, atender emergencias sociales básicas y generar garantías en zonas de mayor crisis, así como un mecanismo de monitoreo.
No obstante, el acuerdo aclara que se mantendrían las acciones defensivas una vez que el pacto se empiece a implementar.
El diálogo con el ELN para intentar poner fin a seis décadas de violencia se reanudó en noviembre del año pasado con el renovado impulso que dio la llegada al poder de Gustavo Petro, el primer presidente colombiano de izquierda y quien en su juventud fue guerrillero del extinto M-19.
Según el jefe de la delegación gubernamental, José Otty Patiño, el tema más sensible fue el del cese al fuego que es también el más urgente para la sociedad, que reclama que frenen las hostilidades y las matanzas contra los más pobres de Colombia.
Por eso, apostó a que “cuanto más baje el sonido de las armas más deben subir las voces” de quienes quieren construir la paz.
El actual proceso, iniciado en 2017 con el gobierno de Juan Manuel Santos, quedó suspendido por más de tres años luego de que el ELN atacó con explosivos una escuela de policía en 2019 matando a 22 personas. Estados Unidos y la Unión Europa todavía tienen al ELN en el listado de organizaciones terroristas.
“Hemos sugerido que ojalá dejen de hacer acciones con explosivos en los territorios poblados”, dijo Patiño tras el acto oficial en un breve encuentro con medios.
El gobierno colombiano también aspira a que disminuyan los negocios ilícitos de los que suelen obtener ganancias distintos actores armados en Colombia.
En este sentido, el jefe de la delegación de la guerrilla, el comandante Pablo Beltrán, apostó por erradicar “el imperio de lo ilícito sostenido por la fuerza”.
El ELN, fundado en 1964 bajo la inspiración de la revolución cubana, también está dispuesto a someterse al escrutinio de una comisión internacional que determine si está o no involucrado con el narcotráfico, según dijo uno de sus integrantes, Aureliano Carbonell, en una entrevista con AP esta semana.
Cómo participará la población en el proceso será algo que se intentará concretar en la próxima ronda de conversaciones, aunque Beltrán hizo un llamamiento a que desde todos los sectores se ayude a diagnosticar la situación que vive el país y los cambios de fondo que necesita.
Entre los temas que se abordarán en esta nueva hoja de ruta, están soluciones para la pobreza, la corrupción, el daño medioambiental y la inequidad en la tenencia de tierras, pasando por la atención a las víctimas, la erradicación de toda forma de paramilitarismo y las garantías de no repetición de la violencia hasta llegar al fin del conflicto que incluye la transición del ELN a la legalidad.
En el último punto buscarán resolver la situación jurídica del ELN, tanto de los que se mantienen en armas como de los que están en prisión, así como dar garantías de seguridad y del ejercicio de participación política -sin detallar si quieren un partido político o curules-, y un cese al fuego bilateral y definitivo.
Patiño dijo a la prensa que el ELN ve la dejación de las armas como un futuro “primero incierto y no muy cercano” dado que llevan décadas basando su protección en ellas. Patiño aclaró que todo proceso de paz debe culminar en una dejación de armas y el del ELN no sería la excepción.
Como gesto de voluntad de diálogo, el gobierno de Petro levantó las órdenes de captura que pesaban sobre los negociadores de la guerrilla, mientras que el ELN ha liberado a más de 20 secuestrados, el último este mismo miércoles dos días antes de cerrar el ciclo de conversaciones en México.
El optimismo quedó reflejado también en la participación en la ceremonia de la vicepresidenta colombiana, Francia Márquez, quien ha sido una destacada defensora de los derechos humanos, que respaldó el avance en las conversaciones y pidió a las partes que no se levanten de la mesa del diálogo por las víctimas de la violencia.
A diferencia del proceso de paz que se firmó en 2016 entre el Estado colombiano y la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el ELN plantea que lo que vaya acordando la mesa se ponga en práctica de inmediato, en vez de esperar a un documento que ponga fin al conflicto.
Las seis décadas de conflicto interno en Colombia han dejado casi medio millón de asesinados, más de 120.000 desaparecidos y 7,7 millones de desplazados, según el informe de la Comisión de la Verdad publicado el año pasado.
Petro se ha propuesto con su política de “paz total” disminuir la violencia que persiste en el país mediante diálogos con múltiples grupos armados, incluido el ELN, y narcotraficantes, a los que sometería a la justicia.