EEUU: Cede inflación pero perduran presiones
WASHINGTON (AP) — La inflación en Estados Unidos volvió a ceder en enero, el indicio más reciente de que el pronunciado aumento de precios que ha agobiado a los estadounidenses desde hace dos años está disminuyendo.
Al mismo tiempo, el informe sobre los precios al consumidor difundido el martes por el gobierno muestra que las presiones inflacionarias perduran y podrían provocar aumentos de precios durante todo este año.
Los precios al consumidor aumentaron 6,4% en enero comparado con ese mismo mes del año anterior, un descenso respecto del 6,5% registrado en diciembre. Es la séptima disminución consecutiva y una cifra mucho menor a la de 9,1% registrada en junio. Aun así, sigue estando por encima de la meta de 2% fijada por la Reserva Federal.
De mes a mes, los precios al consumidor aumentaron 0,5% de diciembre a enero, mucho más que el incremento de 0,1% registrado de noviembre a diciembre. Los factores principales fueron los precios del gas, los alimentos y la ropa.
El banco central estadounidense ha aumentado agresivamente las tasas de interés en meses recientes, llevándolas a su mayor nivel en 15 años, en su intento de domar la inflación. El objetivo de la institución es inhibir el crédito y el gasto, enfriar las contrataciones y aliviar las presiones que sienten muchas empresas de aumentar los sueldos a fin de contratar o retener empleados. Las empresas suelen transferir sus mayores costos laborales a los consumidores mediante aumentos de precios, agravando la inflación.
Hasta el momento, la disminución de la inflación más bien refleja el fin de las interrupciones en las cadenas de suministros y los precios más bajos de la gasolina. Pero los aumentos de las tasas de interés _ocho desde marzo del año pasado— no han surtido mucho efecto en el mercado laboral, que sigue excepcionalmente sólido.
La tasa de desempleo está en 3,4%, su menor nivel en 53 años, y siguen siendo abundantes las plazas disponibles. La fortaleza del mercado laboral, por su parte, ha estimulado el gasto de los consumidores, que es el motor de la economía estadounidense.