Se dispara la violencia en Mali tras llegada de rusos

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DAKAR, Senegal (AP) — Alou Diallo dice que bebía té con su familia una mañana del mes pasado cuando grupos de “soldados blancos” invadieron su aldea en el centro de Mali, prendieron fuego a las casas y mataron a tiros a personas sospechosas de ser extremistas islámicos. Corrió a ponerse a salvo en el monte, pero su hijo resultó herido de un disparo mientras huía y luego fue rematado cuando yacía en el suelo.

“Vi morir a mi hijo de 16 años”, recuerda Diallo durante una entrevista con The Associated Press en la capital de Mali, Bamako, donde vive en un campamento improvisado para personas desplazadas. Mientras relataba ese terrible sábado en su aldea de Bamguel, el exganadero de 47 años no hizo ningún intento por ocultar la furia hacia las tropas, que cree que eran mercenarios rusos que llegaron para poner su mundo de cabeza.

“De verdad quiero que regrese la paz y que las cosas vuelvan a la normalidad”, agregó. “Aquí en Bamako vivo una vida que no elegí”.

Ha pasado más de un año desde que cientos de combatientes del Grupo Wagner, un oscuro contratista militar ruso, comenzaron a trabajar junto a las fuerzas armadas de Mali para tratar de contener una insurgencia de extremistas islámicos en el país de África Occidental que ha durado una década, dicen funcionarios occidentales.

Pero diplomáticos, analistas y grupos de derechos humanos advierten que desde que llegaron los mercenarios, ha aumentado la violencia indiscriminada contra civiles, y que los extremistas vinculados a Al Qaeda y el grupo Estado Islámico se han vuelto más fuertes, por lo que existe la preocupación de que la presencia rusa desestabilizará aún más a la ya conflictiva región.

Más de 2.000 civiles han muerto desde diciembre de 2021, en comparación con los 500 en los 12 meses anteriores, según Armed Conflict Location & Event Data Project (Proyecto de datos de ubicación de conflictos y acontecimientos armados; ACLED por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental que recopila y analiza información de violencia política y protestas en el mundo. Al menos un tercio de esas muertes registradas el año pasado se debieron a ataques que involucraron al Grupo Wagner, según los datos recopilados por ACLED.

“Están matando a civiles, y con su sola presencia, dan luz verde a las fuerzas de seguridad malienses para actuar conforme a sus peores tendencias”, comenta Michael Shurkin, investigador sénior del Atlantic Council y director de programas globales del grupo de consultoría 14 North Strategies.

El contratista militar Grupo Wagner, que fue fundado por Yevgeny Prigozhin, un empresario millonario vinculado al presidente ruso Vladimir Putin, ha reforzado las tropas de Moscú en su invasión a Ucrania, pero los expertos dicen que también opera en un puñado de países africanos.

Desde que el ejército de Mali tomó el poder en dos golpes de Estado a partir de 2020, una junta encabezada por el coronel Assimi Goita ha mantenido relaciones tensas con la comunidad internacional.

Francia envió tropas a Mali en 2013 para ayudar a su excolonia a expulsar a los milicianos islámicos de las zonas del norte del país, pero las retiró en agosto cuando las relaciones se deterioraron y el sentimiento antifrancés creció entre la población. Occidente dice que Mali busca cada vez más a Moscú para temas de seguridad, aunque la junta dice que solo ha invitado a entrenadores militares.

Alassane Maiga, jefe de Comunicaciones de la junta, insistió en que el Grupo Wagner no operaba en el país. Cuando se le preguntó sobre los ataques a civiles, Maiga dijo que el gobierno de Mali protege a sus ciudadanos y sus propiedades. “Las misiones de protección y seguridad del ejército se realizan con respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario”, agregó.

El Grupo Wagner no respondió a las solicitudes de comentarios. En un debate del Consejo de Seguridad de la ONU el martes, Anna Evstigneeva, embajadora adjunta de Rusia, rechazó los intentos de otros gobiernos de “enlodar la asistencia rusa a Mali”, donde Moscú tiene un acuerdo bilateral para ayudar al gobierno de transición. No mencionó al Grupo Wagner.

Hasta 1.000 mercenarios han sido desplegados y al Grupo Wagner le pagan casi 11 millones de dólares al mes para brindar seguridad y entrenamiento, según un informe del U.S. Military Academy’s Combating Terrorism Center (Centro de lucha contra el terrorismo de la Academia Militar de Estados Unidos), que estudia la violencia extremista.

El informe dijo que las fuerzas del Grupo Wagner tienen dificultades para lograr avances significativos, con la violencia yihadista al alza. Durante la temporada de lluvias entre junio y septiembre, cuando los enfrentamientos generalmente disminuyen, hubo más de 90 ataques contra civiles y militares por parte de un grupo extremista vinculado a Al Qaeda, en comparación con seis en el mismo período del año anterior, agregó, y un ataque en agosto a un cuartel por un grupo vinculado al Estado Islámico mató al menos a 42 soldados malienses.

En el ataque más sangriento, la ONG sin fines de lucro Human Rights Watch, denunció que el ejército de Mali y fuerzas extranjeras presuntamente rusas acorralaron y mataron en marzo a unos 300 hombres en la ciudad de Moura. Se creía que algunos eran extremistas islámicos, pero la mayoría eran civiles. La investigación citó a 27 personas, incluidos testigos, comerciantes, líderes comunitarios, diplomáticos y analistas de seguridad.

El Ministerio de Defensa de Mali informó de un incidente similar en ese momento, pero dijo que había matado a 203 “terroristas” y arrestado a otros 51.

“Hay amplios informes de abusos a los derechos humanos en toda la región donde trabajan”, sostiene Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de Estados Unidos, sobre los mercenarios del Grupo Wagner. “Y nos preocupa que estas fuerzas no estén interesadas en la protección y la seguridad del pueblo de Mali, sino que, en cambio, están interesados en enriquecerse y explotar al país despiadadamente, y están haciendo que la situación del terrorismo empeore”.

Samuel Ramani, miembro asociado del Royal United Services Institute, una organización británica de análisis y debate sobre defensa y seguridad, afirma que Rusia no es muy creíble en temas de antiterrorismo en África o más allá.

“Lo que hemos visto repetidamente es que Rusia y las fuerzas del Grupo Wagner son mucho mejores para fortalecer el control de los regímenes autoritarios en el poder que para combatir realmente a los rebeldes y los grupos terroristas”, refiere Ramani, y cita su conocimiento limitado del terreno, relaciones tensas con oficiales de bajo rango y una estructura rígida de mando y control.

Muchos malienses acusan a los militares y a los soldados blancos que trabajan con ellos de efectuar arrestos arbitrarios de civiles que pastorean ganado, cultivan el campo o van al mercado. La mayoría de ellos son de la etnia Fulani, quienes cada vez más son vistos como objetivos de las fuerzas de seguridad que sospechan que apoyan a los extremistas islámicos.

Los grupos de derechos humanos dicen que estos presuntos abusos ayudan a los extremistas, quienes aprovechan los reclamos populares para usarlos como herramienta de reclutamiento.

Un pastor de ganado de 29 años llamado Hamidou dijo que en noviembre fue arrestado en su casa en la aldea de Douentza, en el centro de Mali, junto con otras dos personas y acusado de ser un miliciano islámico. Fue encerrado en una pequeña habitación donde fue atado, golpeado e interrogado por “soldados blancos”.

“Fuimos golpeados severamente todos los días. No creíamos que sobreviviríamos”, agregó Hamidou, quien pidió ser identificado solo por su nombre de pila por temor a represalias. Aseguró que la mayoría de los detenidos eran de la etnia Fulani, como él. “Desde el día en que (el Grupo) Wagner llegó a Mali hasta hoy, los arrestos arbitrarios y los asesinatos de civiles Fulani han aumentado enormemente”.

La AP no pudo verificar todo su relato de manera independiente, pero un investigador de derechos humanos que también pidió no ser identificado por temor a represalias dijo haber visto las cicatrices en la espalda y la frente de Hamidou después de que fue liberado.

Miles de soldados de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz han estado en Mali durante casi una década para proteger a los civiles de la violencia, pero el gobierno de Mali ha limitado su capacidad de operación, y países como Benín, Alemania, Suecia, Costa de Marfil y Gran Bretaña han anunciado retiradas de tropas, según el International Crisis Group, una organización independiente que trabaja para prevenir guerras.

Nuland, la diplomática estadounidense, dijo que el Grupo Wagner ha alentado a la junta a negar el acceso de las fuerzas de paz a las zonas donde tiene mandato para investigar abusos. La seguridad “se está volviendo más difícil a medida que las fuerzas de (el Grupo) Wagner y otros asumen un papel más importante en el país y expulsan a las fuerzas de paz de la ONU”, añadió.

Aunque muchos lugareños dicen detestar al Grupo Wagner, temen que nada cambiará hasta que haya un nuevo gobierno luego de las elecciones programadas para febrero de 2024.

“Depende de los malienses decidir qué pasos seguir para el retorno de la paz en Mali”, afirma Seydou Diawara, jefe de un grupo político de oposición. “La fuerza y la presión de la comunidad internacional sobre los militares sólo empeorarán la seguridad y la situación humanitaria”.

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