Parricidio en Utah, un asesinato intrafamiliar más en EEUU
ENOCH, Utah, EE.UU. (AP) — Las autoridades de un pequeño pueblo de Utah quedaron mudas esta semana, conmocionadas después de que un parricidio con suicidio protagonizado por un asistente a la iglesia local dejó ocho personas muertas en su comunidad muy unida, entre ellas cinco menores de edad que eran compañeros de clase de sus hijos.
Aunque son impactantes, los asesinatos a mansalva de familias son una tragedia demasiado común en todo Estados Unidos. En promedio, ocurrió uno casi cada tres semanas y media durante las últimas dos décadas, según una base de datos compilada por USA Today, The Associated Press y la Universidad Northeastern.
Enoch, en Utah, es una de las más de 30 comunidades que se tambalearon por asesinatos intrafamiliares en los últimos dos años, una lista que incluye comunidades rurales y urbanas, adineradas y pobres, entre todas las razas y clases sociales. Un asesinato a mansalva de una familia —donde cuatro o más personas son asesinadas, sin incluir al perpetrador— ocurrió en cada uno de los últimos dos años en urbes tan grandes como Houston o poblados tan pequeños como Casa Grande, Arizona, según la base de datos.
Las circunstancias de los asesinatos son innumerables: una discusión sobre los cheques de estímulo económico por la pandemia dejó a cuatro parientes asesinados a tiros y dos heridos en Indianápolis; los problemas financieros llevan a las autoridades a encontrar a seis niños y sus padres dentro de una casa incendiada en Oklahoma; una creciente batalla por la custodia en Ohio lleva a un hombre y a miembros de su familia a balear a la madre de su hijo y a siete familiares de ella; un padre pierde su trabajo, mete a su esposa e hijos en la camioneta familiar y la zambulle en el río Detroit.
Los motivos pueden seguir siendo meras conjeturas en los asesinatos a mansalva intrafamiliares cuando los responsables se quitan la vida, pero la policía a menudo cita como causas problemas financieros o de relación.
La policía de Enoch todavía investiga qué condujo a las muertes descubiertas el miércoles, pero las autoridades dijeron que Tausha Haight había presentado recientemente una petición de divorcio contra su esposo Michael, un agente de seguros de 42 años que creen que la mató a ella, a sus cinco hijos y a la madre de Tausha, quien estaba en el hogar familiar.
Las autoridades no han publicado información sobre el arma que creen que mató a los adultos y los menores, cuyas edades oscilaban entre los 4 y los 17 años. Un pariente de Tausha Haight dijo el viernes que la familia quedó “vulnerable” después de que Michael Haight se llevó las armas propiedad de él y su esposa en los días previos a los asesinatos con suicidio.
La policía acudió el miércoles a la casa de los Haight en respuesta a una llamada de comprobación de asistencia social que fue solicitada luego de que Tausha Haight faltó a una cita.
La noticia dejó a madres, padres, maestros y feligreses con una pregunta que muchas comunidades enfrentan después de tiroteos a mansalva: ¿cómo pudo suceder esto aquí?
El concejal local, Rob Jensen, dijo que estaba muy consciente de que tales tragedias ocurren en todo el país, pero eso hizo poco para calmar la conmoción que sintió cuando los asesinatos sacudieron su población.
“No anticipas este tipo de cosas, especialmente en un pueblo pequeño. Nadie lo hace”, declaró Jensen. “Todos saben que este tipo de cosas pueden pasar, pero todos quieren decir que nunca pasará entre ellos”.
Los asesinatos dentro de una familia captan de inmediato la atención de las personas en una comunidad, pero rara vez consiguen el nivel de atención nacional que reciben los asesinatos a mansalva en escuelas, lugares de culto o restaurantes, subrayó James Alan Fox, criminólogo de la Universidad Northeastern y quien ha estudiado los parricidios y los asesinatos a mansalva durante décadas.
Fox, quien ayudó a compilar y que mantiene actualizada la base de datos para la AP y USA Today, dijo que eso se debe a que no generan el mismo tipo de miedo entre la gente. Subrayó que la policía a menudo emite mensajes que dicen que no hay peligro para la gente poco después de que se descubren uno de estos asesinatos.
“Es una comunidad agradable y segura, pero las masacres familiares son independientes de la tasa de criminalidad en el área local”, agregó. “Estamos hablando de factores internos, y creo que por eso a la gente le cuesta verse en estas situaciones, y por eso la respuesta es lamentar en lugar de temer”.
Los asesinatos a mansalva intrafamiliares son, de hecho, el tipo más común de homicidio a mansalva y representaron alrededor del 45% de los 415 tiroteos de su tipo desde 2006, según la base de datos. Ocurren con el doble de frecuencia que los tiroteos en los que mueren los ciudadanos.
La mayoría, pero no todos, involucran armas de fuego. Alrededor de un tercio involucran hogares con antecedentes de violencia doméstica, y la mayoría de los agresores no tiene antecedentes violentos ni penales, puntualizó Fox.
No existe una agencia gubernamental que rastree los asesinatos con suicidio a nivel nacional, por lo que hace unos años los analistas de políticas del Violence Policy Center (Centro de políticas contra la violencia, una organización educativa sin fines de lucro que realiza investigaciones y educación pública sobre la violencia en Estados Unidos) comenzó a rastrear los detalles a partir de despachos noticiosos para redactar un informe anual. La última versión de 2020 analizó los asesinatos con suicidio, incluidos muchos homicidios a mansalva, durante los primeros seis meses de 2019.
El estudio encontró que el 81% de los asesinatos con suicidio ocurrieron en el hogar y que el 65% involucró a parejas muy cercanas. El estudio también descubrió que entre los asesinatos con suicidio donde más de tres personas fueron asesinadas además del agresor, seis de los 10 ocurridos durante esos seis meses fueron incidentes en los que una persona mató a sus hijos, a su pareja y a sí mismo.
Fox explicó que la mayoría de los crímenes se dividen en dos categorías. La primera es el asesinato por extensión, en el que el homicida está motivado por la ira o el resentimiento y mata a los hijos, que son considerados como una extensión de su pareja. El segundo es el suicidio por extensión, motivado por el desánimo o la depresión, la mayoría de las veces por la pérdida del empleo, y el agresor mata a los niños como una prolongación de sí mismo.
“Él quiere evitarles la miseria de vivir en este mundo horrible”, agregó Fox. “A lo largo de los años, ha habido un eclipse en la comunidad. Hubo un tiempo hace décadas en que, si tenías problemas para alimentar a tu familia o si habías perdido tu empleo, los vecinos venían con comida y te ofrecían apoyo emocional, pero en estos días muchas personas ni siquiera conocen a sus vecinos”.
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Lauer reportó desde Filadelfia