La estética transgresora del cinturón urbano de Buenos Aires
BUENOS AIRES (AP) — ¿Por qué una persona gastaría dinero y esfuerzo en construir un tanque de agua con la forma de un Teletubbie? ¿O por qué diseñaría una réplica de la Torre Eiffel para instalarla en la azotea de una vivienda semi abandonada?
Resulta difícil explicar la proliferación de obras populares en el espacio público del cinturón urbano de Buenos Aires, habitado por unas once millones de personas. Será el deseo de los vecinos de embellecer un entorno que no les resulta del todo estético o la necesidad de expresar sus emociones e historias personales, o de diferenciarse en medio del anonimato o, simplemente, de transgredir a sabiendas de que nadie lo va a impedir.
En esta inmensa área urbana en la que se mezclan barrios arbolados y armoniosamente diseñados con otros populosos donde apenas existe el ordenamiento urbano ni la uniformidad edilicia, sus habitantes muestran -para el goce de los que se adentran en sus calles- grandiosas y excéntricas creaciones que arrancan más de una sonrisa. Son construcciones libres y personalísimas que adornan la entrada de una vivienda, la vereda, el techo de una casa o la azotea de un edificio y no tienen que ver ni con ninguna moda ni con un intento de atraer a los turistas.
Y al toparse con estas creaciones resulta inevitable preguntarse quién y por qué las hizo.
Es un territorio incomprensible e incluso inhóspito, como apunta el escritor y humorista Pedro Saborido, autor de “Una historia del conurbano”, quien ha retratado ese sector adornado con la identidad de sus vecinos pero que los capitalinos tratan a veces con desdén.
Las obras desafían la arquitectura tradicional. Se construyen “sobre cualquier cosa o casa”, haciendo que la calle se vuelva la sala de estar del pueblo, ha comentado Saborido. Sus invenciones son un culto al “pastiche” porque mezclan estilos sin reglas estéticas y muchas de ellas surgen de materiales de desecho.
Los autores suelen ser albañiles o comerciantes, aunque también hay artistas que buscan dejar su impronta en el barrio donde habitan, para goce de los vecinos.
Diego Flores, un apasionado de la cultura del conurbano bonaerense, apuntó a The Associated Press que este inmenso espacio conformado por 40 municipios -en los que conviven la opulencia y la extrema pobreza, y donde millones de personas hacen equilibrios para no caer en la segunda- “es un escenario particular, a donde llegan lenta y parcialmente, o reinterpretadas, las normas estéticas y del comportamiento”.
En este contexto marcado por la espontaneidad creativa, la aparición de estas obras asombrosas no es nueva. Se ha ido produciendo durante décadas, a medida que el llamado “conurbano bonaerense” se iba superpoblando.
“Tiene que ver en parte con el proceso migratorio de mucha gente que se instala en un territorio que no está preparado para ese flujo”, apuntó Flores sobre las oleadas de europeos y de pobladores de provincias del interior de Argentina que llegaron al industrializado cinturón urbano en el siglo XX y las de países limítrofes que arriban en la actualidad.
Es el caso del enorme recipiente para calentar agua -llamado pava y con forma de tetera- que adorna la terraza de una vivienda de dos plantas en la localidad bonaerense de Raffo. Fue construido en 1957 por el inmigrante italiano Victorio Smerilli como una réplica exacta de la pava ‘Victor’ que vendía en un local situado es esa misma edificación.
Flores administra, junto a dos amigos, la cuenta de Instagram “The Walking Conurban”, definida como un “paraíso post-apocalíptico” a minutos del centro de la capital argentina. Diariamente publica imágenes captadas por los habitantes de estos suburbios o quienes lo visitan, que recrean un mundo de realismo mágico: Un dinosaurio en las calles de tierra de un barrio carenciado, dos muñecos “Minions” saludando desde una casa, una Estatua de la Libertad en medio de un campo con vacas. La cuenta tiene más de 390.000 seguidores.
Estas son algunas obras que visitó AP:
TORRE EIFFEL
Sobre el techo de una humilde casa situada en una esquina de la localidad de La Tablada, se alza sobre pilas de ladrillos una réplica de la Torre Eiffel. Miguel Muñoz, de 58 años, explica orgulloso cómo su padre herrero la construyó con “hierros que le sobraban”, asesorándose con folletos de la embajada de Francia. “Un día que cumplí años me la regaló y por eso no la vendo. La dejo ahí porque cualquier persona a la que le preguntes si quiere ir a París te dice: 'acá en La Tablada ya estamos”. La torre es un símbolo en el barrio. “Una vez la bajé para pintarla y los vecinos enloquecidos pensaron que alguien la había robado”, dijo Muñoz.
TANQUE PAVA
En la terraza de una vivienda de dos plantas se erige un gran tanque de agua con la forma del recipiente que en Argentina sirve para calentar ese líquido con el que luego se preparan infusiones. Fue construido en 1957 por el inmigrante italiano Victorio Smerilli junto a otros familiares. “Decidieron hacerlo como una réplica de la pava ‘Victor’ que vendían en un local situado abajo en esta misma casa”, dijo Gustavo Smerilli, nieto de creador del depósito realizado con hormigón y una capacidad de 3.000 litros. En la edificación situada en Villa Raffo funciona además un taller de arte dirigido por la profesora Adriana Paoli, quien junto a otros vecinos impulsa un proyecto para restaurarla. “En el barrio es importantísima. Si digo ‘tengo mi taller en la pava’, todo el mundo conoce el lugar”.
ESTATUA DE LA LIBERTAD
Desde una ruta del municipio de General Rodríguez se vislumbra, tras una precaria vivienda, el torso, un brazo alzado y la cabeza de la Estatua de la Libertad que reina sobre un campo donde todos los días van a pastar caballos y vacas. Al frente de la casita, una pizarra negra anuncia la venta de bondiola, choripan (sandwiches de chorizo) y gaseosas. El casero del predio, Pablo Sebastián, contó que allí funcionó años atrás el circuito “Liberty Motocross”, cuyo dueño lo adornó con la estatua de 15 metros de altura que compró en un lugar que él desconoce situado en otra ruta. Un pájaro hornero hizo un nido en la túnica que reviste al monumento, casi una copia del de Nueva York. “Estoy acostumbrado a verla, ya es parte del paisaje. Pero he tenido problemas; ha pasado gente gritando ‘yankee de mierda, te voy a matar’. Uno me dijo que iba a venir con un par de bombas molotov y que me iba a prender fuego”.
TANQUE CABALLO
La nostalgia llevó a un emigrante del interior de Argentina a construir con la ayuda de vecinos y familiares este tanque de agua situado en el barrio de calles de tierra de San Jorge, en el municipio de Florencio Varela. Fue realizado por Gervacio Gutiérrez - quien llegó al cono urbano en los años 60 desde la norteña provincia de Jujuy- en la terraza de la vivienda de su hija Liliana. “Vino para progresar. Pero dejó allá un caballo, un tobiano (con grandes manchas blancas). Siempre se quedó con nostalgia y por eso quiso hacer este tanque de agua”, contó la mujer. El campesino devenido en albañil también deseaba dejar su huella. “Sabía que la gente iba a hablar de este tanque”, dijo su hija. El caballo al que muchos confunden con una vaca ayudaba a ubicarse en el barrio cuando no existían instrumentos como el GPS. Con más de cuatro metros de largo por dos de alto y revestido de hormigón, fue finalizado en 2001.
GORILA DE LA CASA BARCO
Sentado plácidamente sobre una roca, junto a una puerta de la casa con forma de barco de la localidad de San Miguel, el gorila Pepe toma mate, la infusión del Río de la Plata. El creador de la vivienda y del animal que la decora fue el escultor y pintor Héctor Duarte, fallecido en 2020. Pepe está encadenado a la pared de la galería que da al jardín externo para evitar que se lo lleven. “Antes había tres monitos; uno en pañales, el papá y la mamá; luego mi padre los guardó e hizo el gorila”, contó Gabriel Duarte, quien vive allí junto a su madre, Lucía Sotelo. La familia ha recibido varias ofertas de dinero por la escultura de cemento, pero no la quisieron vender, sólo exponerla. Es tan atrayente, que se han sacado fotos junto a ella novias y adolescentes que celebraron sus bodas y festejos de 15 años.
BUSTOS DE EVITA Y PERÓN
En el patio de la casa que habita el gorila están expuestos los bustos de Juan Domingo Perón, tres veces presidente de Argentina, y su esposa Eva María Duarte, abrazados. Sobre una de las mejillas de la “Abanderada de los humildes” cae una lágrima, evocando el histórico momento en que una Evita enferma de cáncer da a entender a la multitud que la escucha en un acto que no acompañará a su esposo como candidata a vicepresidenta en la fórmula electoral de 1951. La familia del artista -Héctor Duarte- cede estas creaciones para actos oficiales.
TANQUE DE AGUA DE MONTE GRANDE
El enorme tanque de agua vecinal de la empresa Aguas y Saneamientos Argentinos (AYSA) situado en la principal plaza de Monte Grande se convirtió en 2020 en una obra de arte cuando Leandro García Pimentel lo intervino a petición del municipio con un mural donde están representados el fuego, la tierra, el aire y el agua. De 26 metros de alto y con una capacidad de 500 metros cúbicos, había sido construido por el ingeniero Eduardo Spinetto. Es el punto de encuentro de los vecinos de Monte Grande.
DINOSAURIO
Ante la casa del albañil Daniel Niz, situada en el humilde barrio Sol de Oro de la localidad de Ezeiza, un dinosaurio recibe a las visitas desde la vereda. “Mi hijo quería uno de goma y estaba caro, por eso decidí hacer uno con materiales y cosas recicladas”, explicó el hombre. Anteriormente, estaba instalado en el patio interior de la casa, pero luego decidió mostrarlo afuera "para los que quieran sacarse una foto”. Niz no teme que sea robado ya que pesa unos 1.200 kilos. “Lo hice con mucho amor; no es algo lindo, pero para ser la primera vez es rescatable; para un segundo proyecto estoy más encaminado”.
TANQUE DE AGUA LA MANO DE DIOS
Una gran mano sosteniendo un balón de fútbol se alza sobre la azotea de una casa en el Barrio La Cumbre de las afueras de la localidad de La Plata, recordando el célebre gol que Diego Maradona hizo con una mano a Inglaterra en el Mundial de 1986 en el que Argentina se consagró campeón. La diseñó un albañil ya fallecido y muy conocido por los vecinos. En esa misma localidad nació el jugador Marcos Rojo, del popular club argentino Boca Juniors en el que brilló “El Diez”.
COLISEO, TORRE DE PISA y ARCO DEL TRIUNFO
Son varias de las obras que recrean monumentos de talla internacional realizadas por el artista y arquitecto Rubén Díaz, quien se considera un “generador de fantasías”. Con ellas quiere hacer más conocido el municipio de Ituzaingó y arrancar las sonrisas de sus vecinos logrando que “viajen” a lugares difícilmente alcanzables. Las construcciones, inspiradas en obras europeas, están argentinizadas, explicó Diaz.
El Coliseo, de 200 metros cuadrados y ocho metros de altura, recrea al anfiteatro romano. Alberga cabezas de leones dorados, gladiadores, y un espacio vip con un sillón para el emperador. La versión argentina del Arco de Triunfo de París, de 11 metros de altura, tiene inmortalizado en uno de sus frentes al fallecido cómico Carlitos Balá. También se puede apreciar al Topo Gigio, personaje que atraviesa a varias generaciones de argentinos. En tanto, la inclinada Torre de Pisa está emplazada en el jardín delantero de una propiedad privada. Díaz se ha propuesto construir la Muralla China en 2023.
PARRILLA HOMERO
Homero, el inmaduro padre de familia de la serie Los Simpson, sonríe desde lo alto del techo de aluminio de la parrilla que lleva su nombre en la localidad de Ciudadela, mientras sostiene un pulgar en alto. A su lado, sobre el frente del establecimiento, está pintada en negro la silueta de Diego Maradona corriendo con un balón. Los camareros contaron que el dueño del concurrido lugar en el que se degustan distintos cortes de carne trajo la escultura de Homero en camión desde una ciudad costera donde decoraba otro restaurante.
TAPA DE TANQUE TELETUBBIE
Sonriente, “Po” -la teletubbie de color rojo con antena circular- otea una larga y transitada autopista. En realidad, Po es la tapa de un tanque de agua que está instalado en la azotea de un edificio en la localidad de Ciudadela. Ignacio Castro, quien alquila el departamento que está justo debajo del tanque, contó que cuando estaba por ocupar la vivienda se topó en la cocina con la cabeza del personaje del famoso programa infantil. Se la dio a su tío, que quedó prendado de ella. “Se la llevó en el auto y al poco tiempo cae el hijo del dueño del departamento para reclamarme la cabeza. Vuelve la cabeza del teletubbie y al poco tiempo regresa también el dueño con un albañil y dice que es la tapa del tanque de agua de arriba que quería poner mirando hacia la (autopista) General Paz" . Castro dice que cuando circula por allá ve la cabeza y piensa: "ahí vivo yo”.
FIGURAS DE INMIGRANTES
No muy lejos, unas 20 figuras de escala humana se despliegan en hilera en el jardín de entrada de la casa que perteneció a Antonio Ierace, un inmigrante italiano que llegó a Argentina en 1949, y decidió quedarse en Ciudadela trabajando como albañil. Pero a modo de pasatiempo diseñó estatuas dedicadas al emigrante- un hombre transportando dos maletas- y en homenaje a trabajadores como el peluquero, el herrero o la lavandera. A los 92 años dijo en una entrevista periodística que siempre le gustó hacer “cosas un poquito raras” y que aunque le “salía más o menos”, la gente se entusiasmaba y empezó a diseñar más.
CASA CON TRANSFORMERS
En la localidad de Adrogué, el jardinero Juan Acosta corta el pasto en el jardín de la casa de los seis robots que se asemejan a los Transformers de la famosa serie de televisión estadounidense de los años 80, que los transeúntes pueden ver desde la vereda. “Todos los días curiosos hacen fotos y los domingos se llena de gente. Cada vez que hay un robot nuevo se acercan personas que lo quieren tocar y una vez un hombre me preguntó si hablaban”, relató el jardinero, quien indicó que sus preferidos son “el anaranjado y el negro con el arma". Los aguerridos robots, hechos con materiales reciclados, son una idea del dueño de la casa para ambientar el taller de robótica que funciona en su domicilio y los realiza un amigo artista.