Equipos europeos renuncian a brazalete antidiscriminación
DOHA (AP) — Ante la amenaza de la FIFA de amonestar a los jugadores, siete selecciones que participan en la Copa Mundial renunciaron el lunes a llevar los brazaletes de una campaña antidiscriminación que apunta contra el historial de derechos humanos de la anfitriona, Qatar.
Unas horas antes de que los primeros capitanes saltasen al campo con los brazaletes que respaldan la campaña “One Love”, el órgano rector del fútbol mundial amenazó con que los jugadores recibirían tarjetas amarillas de forma automática. Esto alteró los cálculos de las siete selecciones europeas, que podrían haber esperado una sanción económica. Tales despliegues quebrantan las normas de la FIFA.
Esta fue la última disputa que amenazó con eclipsar la acción sobre el terreno de juego. Desde que se le concedió la organización del torneo en 2010, la conservadora nación musulmana ha enfrentado una serie de críticas, como el trato que da a la mano de obra migrante mal pagada, a las mujeres, la supresión de la libertad de expresión y, en especial, la penalización de la homosexualidad.
La decisión se tomó poco después que se prohibió la venta de cerveza en los estadios debido a la presión del gobierno de Qatar y que el presidente de la FIFA Gianni Infantino realizó una defensa apasionada del historial en materia de derechos humanos del anfitrión.
Los capitanes de siete países europeos se habían comprometido a portar el brazalete, que tiene un corazón multicolor, el símbolo de la campaña “One Love”, que promueve la inclusión y la diversidad en el fútbol y en la sociedad. Espectadores de todo el mundo podrían haber visto el lunes un símbolo de desaprobación con el país anfitrión y de desafío a la FIFA en los brazos del inglés Harry Kane, del holandés Virgil van Dijk y del galés Gareth Bale.
Pero, al final, las selecciones acordaron que no podían sacrificar su éxito sobre césped.
“Como federaciones nacionales no podemos poner a nuestros jugadores en una posición en la que puedan enfrentar sanciones deportivas, incluidas tarjetas”, indicaron las siete federaciones de fútbol el lunes en un comunicado conjunto.
También se esperaba que los capitanes de Bélgica, Suiza, Alemania y Dinamarca llevasen los brazaletes en los próximos días.
“Nuestra prioridad número uno en el Mundial es ganar los partidos”, dijo la federación holandesa de fútbol en un comunicado por separado. “De modo que uno no quiere que el capitán comience el partido con una tarjeta amarilla”.
El riesgo de recibir una segunda amarilla habría sacado al jugador del campo para el resto del encuentro y el siguiente, algo especialmente delicado en un torneo con apenas tres fechas antes de las rondas eliminatorias.
Tanto las selecciones como asociaciones de aficionados criticaron a la FIFA por su decisión de penalizar a los jugadores. El director general de la federación danesa, Jakob Jensen, dijo que estaba “extremadamente decepcionado con la FIFA”, y el presidente de la alemana, Bernd Neuendorf, calificó la medida como “otro golpe bajo".
No estuvo claro de inmediato si el gobierno autocrático de Qatar tuvo alguna influencia en la decisión.
Lo del lunes plasma una vez más el cariz político que rodea al primer Mundial en Medio Oriente, a pesar que Infantino rogó a las 32 selecciones apartar la política del campo de juego.