Activista egipcio en huelga de hambre vuelve a beber agua

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Activista egipcio en huelga de hambre vuelve a beber agua
Laila Soueif, madre del activista prodemocracia encarcelado Alaa Abdel-Fattah, que agravó una huelga de hambre para pedir su puesta en libertad, habla durante una entrevista con The Associated Press junto a una foto de su hijo en su casa de El Cairo, Egipto, el jueves 10 de noviembre de 2022. Abdel-Fattah, ha vuelto a beber agua, según dijo su familia el lunes 14 de noviembre, en la primera comunicación del destacado disidente en más de una semana entre temores por su vida. (AP Foto/Amr Nabil)

EL CAIRO (AP) — El encarcelado activista egipcio Alaa Abdel-Fattah, que está en huelga de hambre, ha vuelto a beber agua, según dijo su familia el lunes, en la primera comunicación del destacado disidente en más de una semana entre temores por su vida.

El anuncio se produjo en una carta de Abdel-Fattah que recibió la familia a través de las autoridades penitenciarias, con fecha del sábado. Las autoridades dijeron el jueves que habían “intervenido médicamente” en el caso, sin ofrecer detalles y planteando preocupaciones sobre que se le estuviera alimentando de forma forzosa.

Las autoridades impidieron en dos ocasiones que el abogado de Abdel-Fatthah, Khaled Ali, le visitara en prisión desde que se anunció la intervención médica, a pesar de que la fiscalía estatal había autorizado la visita.

Abdel-Fattah, uno de los activistas prodemocracia más destacados del país, había agravado su huelga de hambre el 6 de noviembre, cuando comenzó la conferencia climática de Naciones Unidas en el balneario del Mar Rojo de Sharm el Sheij, Egipto, para llamar la atención sobre su caso y los de otros presos políticos.

Antes había dejado de comer, pero al comienzo de la cumbre dejó de beber. La noticia sobre una intervención médica hizo temer a su familia que muriera en prisión.

Laila Soueif, madre del preso, dijo a The Associated Press que la carta no mencionaba su huelga de hambre, pero la familia asumía que seguía en marcha.

“No pidió comida”, dijo. “Pidió (...) sales y vitaminas”.

Las autoridades penitenciarias habían permitido que el detenido se comunicara con su familia a través de cartas semanales. La carta del lunes era la primera prueba de vida que recibía la familia desde que empezó a rechazar el agua hace ocho días.

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