Perú: miles visitan a muertos tras dos años de restricciones
LIMA (AP) — Carmen Rojas subió el martes con una bolsa de comida y flores bajo un fuerte sol por el cerro más alejado del cementerio más grande de Perú. Había caminado más de un kilómetro desde que bajó de un bus para llegar al sitio donde estaban enterrados sus seres queridos.
Era la primera vez que la peruana visitaba las tumbas de su padre y hermano durante la celebración del Día de Todos los Santos, luego de que los camposantos estuvieron cerrados dos años por orden del gobierno para evitar la propagación del COVID-19.
“Es un calvario”, se quejó Rojas, de 40 años y madre de un niño de tres, tras llegar agotada al mediodía por un camino lleno de polvo y tierra, hasta una zona que las autoridades locales destinaron para enterrar a los muertos por COVID, que sumaron más de 217.000 desde mediados de marzo de 2020 en todo el país.
Rojas colocó flores amarillas en las tumbas contiguas de su padre Julio Rojas y su hermano del mismo nombre, que eran mecánicos de 68 y 36 años, respectivamente, fallecidos por COVID-19 en 2020 y 2021. La mujer también sacó de su enorme bolso la comida favorita de los difuntos: carne de cerdo con maíz sancochado, varios panes en forma de seres humanos y una gaseosa amarilla popular en Perú llamada Inca Kola.
“Se querían, mi padre le enseñó el oficio”, dijo la mujer mientras sacaba una botella de cerveza que bebió hasta la mitad y el resto lo echó sobre las tumbas. “Mi hermano enterró a mi padre y luego yo enterré a mi hermano”, añadió y se quedó en silencio por unos minutos.
Desde el cerro donde estaba se observaba el camposanto de casi un kilómetro cuadrado, lleno de gente que levantaba el polvo de la tierra. “Parece una procesión gigante”, comentó Rojas tras secarse algunas lágrimas.
En otra zona del extenso cementerio los conjuntos de músicos cobrabran cinco dólares por cuatro canciones; los rezadores pedían la voluntad de los dolientes por algunas oraciones y algunos niños cobraban cuatro dólares por limpiar y pintar una tumba llena de polvo. También se vendió cerveza, pese a una orden municipal que prohibía la venta y consumo de alcohol en el camposanto.
Esta vez las calles cercanas al cementerio Virgen de Lourdes estaban repletas de vendedores de flores, a tal extremo que el transporte se había congestionado y cientos de miles de visitantes como Rojas decidieron ir a pie, como en una peregrinación.
El acceso total a los cementerios en Perú fue restableciéndose de a poco durante los últimos meses, pero el día de mayor visita del año, el 1 de noviembre, estuvo cerrado por completo en 2020 y 2021, en muchos casos vigilados por soldados armados.
Perú ha sido uno de los últimos países de Latinoamérica en abrir sus cementerios en esta fecha importante. México, Colombia, El Salvador, Chile, Bolivia, Cuba, Ecuador y Argentina ya habían abierto sus puertas el año pasado, aunque en algunos casos con restricciones.
El gobierno de Perú ordenó a mediados de marzo de 2020 un encierro casi absoluto que duró más de 100 días, pero diversas restricciones se prolongaron, entre ellas limitar a un máximo de cinco las personas que podían acompañar al difunto durante su entierro.
Con el paso de los meses otras obligaciones, como presentar el documento de vacunación al entrar al cementerio o usar mascarillas, fueron relajándose.
La semana pasada el gobierno despidió al último paciente internado que superó el COVID-19 en un conjunto de siete torres de hasta 20 pisos en la zona sur de Lima donde se llegareon a instalar más de 2.700 camas para enfermos de coronavirus debido al colapso de los hospitales. El miércoles, el gobierno levantó todas las restricciones instauradas para enfrentar al coronavirus.
La razón fundamental para volver a la normalidad, según las autoridades, fue el avance de la vacunación y la disminución de casos. Según datos del Ministerio de Salud existen 26,8 millones de vacunados con una dosis, 25,7 millones con dos dosis, 20,8 millones con tres dosis y 5,3 millones con cuatro dosis. Perú tiene 33 millones de habitantes.