Buscan a 6 tras caída de avioneta frente a Costa Rica
SAN JOSÉ (AP) — Los servicios de rescate en Costa Rica buscan en el Mar Caribe los restos de un avión que desapareció de los radares durante la noche del viernes con cinco pasajeros de nacionalidad alemana y un piloto de nacionalidad suiza.
Según el Ministerio de Seguridad, se trata del millonario alemán Rainer Schaller, de 53 años, dueño de la cadena de gimnasios McFit.
El empresario viajaba en compañía de su novia Christiane Schikorsky de 44 años, Markus Kurreck de 40 años, y dos menores, uno de ellos el hijo de Schaller, Aaron, de seis años; además del piloto de apellido Lips, de nacionalidad suiza.
El ministro de Seguridad de Costa Rica, Jorge Torres, confirmó la desaparición del avión matrícula D-IRSG P180 cerca de la zona de Barra de Parismina, en la zona noreste del país.
“Cerca de las seis de la tarde hemos recibido una alerta sobre un vuelo privado procedente de México hacia el aeropuerto de Limón, esta aeronave viajaba con cinco pasajeros de nacionalidad alemana”, informó el ministro.
El Servicio de Vigilancia Aérea y Guardacostas inició la búsqueda de la aeronave en horas de la noche, pero debieron suspender por mal tiempo.
El sábado desde primeras horas se reinició la búsqueda y se confirmó el hallazgo de los primeros restos a 28 kilómetros (17 millas) del aeropuerto de Limón, sobre el mar.
“Fueron localizados restos que aparentemente nos indican que es la aeronave. Por el momento no tenemos localizado cuerpos con vida o sin vida de los posibles tripulantes”, informó el viceministro de Seguridad, Martín Arias.
Rainer Schaller figura como “fundador, propietario y director ejecutivo del Grupo RSG”, un conglomerado de 21 marcas de fitness, estilo de vida y moda que opera en 48 países y tiene 41.000 empleados, ya sea directamente o a través de franquicias.
Schaller apareció en las noticias en 2010 por su papel como organizador del festival techno Berlin Love Parade. Una aglomeración en el evento causó la muerte de 21 personas y dejó más de 500 heridos. En ese entonces, las autoridades señalaron que el personal de seguridad de Schaller no pudo frenar el flujo de personas hacia un túnel cuando la situación ya era tensa en la entrada del recinto del festival.
Schaller rechazó las acusaciones de irregularidades y aseveró que su concepto de seguridad había recibido la aprobación oficial de las autoridades de la ciudad.