Soldados rusos y ucranianos se alistan para lucha en Jersón
KIEV, Ucrania (AP) — Soldados rusos y ucranianos parecían estar preparándose para una gran batalla por la ciudad portuaria de Jersón, una estratégica localidad industrial en el sur de Ucrania y una región que el presidente ruso Vladimir Putin se ha anexionado ilegalmente y ha sometido a ley marcial.
Se reportaron combates y evacuaciones en la región de Jersón en momentos en que Moscú intentaba someter al país invadido con más ataques de misiles y drones contra infraestructura crítica.
Putin declaró el miércoles la ley marcial en las regiones de Jersón, Luhansk, Donetsk y Zaporiyia en un intento por afirmar la autoridad rusa en las zonas anexadas en momentos en los que enfrentaba a reveses en el campo de batalla, una problemática movilización militar, a crecientes críticas en su país y en el extranjero, y a sanciones internacionales.
La inestable situación del territorio anexado ilegalmente quedó particularmente al descubierto en la capital de la región de Jersón, donde oficiales militares rusos han sustituido a los líderes civiles instalados por el Kremlin como parte de la ley marcial que entró en vigor el jueves para defenderse de una contraofensiva ucraniana.
La ciudad de Jersón, que antes de la guerra tenía 284.000 habitantes, fue una de las primeras zonas urbanas que Rusia capturó cuando invadió Ucrania, y sigue siendo la ciudad más grande bajo su control. Es un objetivo principal para ambos bandos debido a la presencia de sus industrias clave y a su importante puerto fluvial. Desde hace meses han surgido informes sobre sabotajes y asesinatos de funcionarios designados por Rusia en Jersón, en lo que parece uno de los movimientos de resistencia ucranianos más activos en el territorio ocupado.
Los funcionarios designados por Rusia han instado a los residentes a evacuar por su seguridad y a permitir que los militares construyan fortificaciones. Las autoridades dijeron que hasta el jueves se había reubicado a unos 15.000 de los 60.000 residentes que se tiene previsto.
La oficina del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy dijo el jueves que las fuerzas ucranianas realizaron 15 ataques contra bastiones militares rusos en la región de Jersón. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso dijo que las fuerzas del Kremlin repelieron los intentos ucranianos de avanzar con tanques sobre las localidades de Sukhanove, Nova Kamianka y Chervonyi Yar, en Jersón.
Un funcionario nombrado por Rusia en la región, Vladimir Leontyev, dijo el jueves que las fuerzas ucranianas habían lanzado cinco ataques con misiles contra la presa y la central hidroeléctrica de Kakhovka, ubicada a unos 70 kilómetros (44 millas) de la ciudad de Jersón. Comentó a la televisión rusa que si las instalaciones eran destruidas, se cortaría un canal crítico que proporciona agua a la anexionada Crimea.
Zelenskyy respondió que los rusos han minado la presa y la central eléctrica, con planes de hacerlas estallar en lo que calificó de un acto terrorista para liberar 18 millones de metros cúbicos (4.800 millones de galones) e inundar Jersón y decenas de áreas en donde viven cientos de miles de personas. Dijo al Consejo Europeo que entonces Rusia culparía a Ucrania.
Ninguna de las afirmaciones ha podido ser verificada de forma independiente.
El nuevo comandante militar de Rusia en Ucrania reconoció esta semana la amenaza que supone la contraofensiva ucraniana a Jersón, y el Ministerio de Defensa británico indicó el jueves que “las autoridades rusas están considerando seriamente una retirada importante de sus fuerzas de la zona al oeste del río Dniéper”.
Putin trató de abordar el jueves otra área problemática: La movilización parcial de reservistas que ordenó el mes pasado y estimó que terminaría a finales de este mes al alcanzar su objetivo de 300.000 hombres.
El mandatario ruso visitó un centro de adiestramiento en la región rusa de Riazán para mostrar los avances en la rectificación de los problemas de adiestramiento y abastecimiento de los soldados recién movilizados. La televisión rusa lo mostró tumbado bajo una red en un campo, con gafas y protección para los oídos, y disparando un fusil. Un oficial militar llevó a Putin y al ministro de Defensa, Sergei Shoigu a que vieran a los soldados armados y equipados con chalecos antibalas y cascos.
El oficial mostró botas de invierno, ropa, utensilios de cocina y otros suministros, todo ello con el fin de desmentir las imágenes que los rusos han publicado en las redes sociales de equipo en mal estado o inexistente para los soldados recién movilizados.
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Lorne Cook en Bruselas, Amir Vahdat en Teherán, Yuras Karmanau en Tallin, Estonia, y Andrew Katell en Nueva York, contribuyeron a este despacho.