Venezuela: Familias sepultan seres queridos muertos en alud
LAS TEJERÍAS, Venezuela (AP) — Un día después de enterrar a su mamá Senobia, Rafael Negrín cargó el miércoles hasta el cementerio el ataúd de su tía Elpidia Rodríguez, dos de las 43 personas fallecidas al ser arrastradas por las inundaciones y aludes en el centro de Venezuela.
Senobia y Elpidia eran hermanas de Venzelada, sobreviviente, y de Francisca, quien seguía entre las decenas de personas desaparecidas por el deslave mortal.
“Perder tres familiares, entre ellos mi mamá, perder a muchos conocidos es demasiado doloroso”, dijo a The Associated Press Negrín, de 37 años, quien también se siente perturbado al ver destruido el lugar donde creció.
“Los demás nos salvamos, mi hija allí también se salvó”, acotó Negrín, justo momentos después de enterrar a su tía Elpidia en el cementerio de Las Tejerías de Santos Michelena, un municipio agroindustrial en el estado de Aragua, a unos 87 kilómetros al suroeste de Caracas, donde aún siguen desaparecidas 56 personas, de acuerdo con cifras oficiales.
Protección Civil, por su parte, tiene un registro de 400 viviendas “completamente destruidas” y cerca de 800 con daños moderados a graves.
El cadáver de Elpidia fue el segundo de las tres hermanas desaparecidas en ser recuperado por los socorristas que desde el domingo con la ayuda de perros adiestrados y drones se mantienen en la búsqueda de las víctimas, rastreando los cauces de los ríos y quebradas que se extienden varios kilómetros montañas abajo.
Las autoridades y pobladores temen que el número de fallecidos siga creciendo a medida que cuadrillas de obreros y maquinaria pesada retiran los escombros.
La madre de Rafael, Senobia Rodríguez Agrizones, de 65 años, fue enterrada el martes y aunque el dolido hijo está muy triste, se mostró aliviado que recuperaron su cuerpo. Otros no tienen ese consuelo de momento.
“Mi madre está allí, sabemos que está allí”, comentó. De no encontrarla y enterrarla, estaría en una situación semejante a sus primos, que siguen desesperadamente buscando a su mamá Francisca, añadió.
Los residentes de Las Tejerías apenas tuvieron unos segundos para ponerse a salvo en la tarde del sábado cuando grandes cantidades de agua, lodo, escombros, piedras y árboles cayeron sobre ellos por las laderas de la montaña que flanquea el municipio de 54.000 habitantes.
Pese a la tristeza, “hay que recargar las fuerzas por nuestros sobrinos, por nuestros hijos”, que sobrevivieron a la tragedia, enfatizó Negrín.
Los trastornos en los sistemas de distribución dificultan la vida en la zona de desastre. Numerosos comercios fueron destruidos y muchos otros quedaron inhabilitados temporalmente luego del desmoronamiento de parte de la montaña por las lluvias.
Los servicios de electricidad y telefonía móvil ya fueron restituido casi en su totalidad en Las Tejerías, mientras se mantiene interrumpido la telefonía fija y el servicio de agua que afecta a unas 10.000 familias, de acuerdo con informes oficiales.
El alud arrancó por completo el cableado telefónico, las tuberías y los equipos de bombeo de agua en varios sectores devastados.
Adicionalmente, de acuerdo con cifras preliminares, se contabilizaban cerca de dos decenas de empresas afectadas, incluyendo una planta ensambladora de vehículos Chery, de fabricación China, donde terminaron muchos de los escombros arrastrados por las aguas; así como un liceo y dos escuelas primarias.
Las barriadas El Béisbol y La Agotada —ubicadas al norte del municipio y donde se desbordó la quebrada Los Patos— son los sectores donde se reportan más desaparecidos, muchos de ellos niños.
El presidente Nicolás Maduro, que el lunes recorrió caminando una de las calles más anegadas junto a su esposa Cilia Flores, ha prometido apoyar a los pobladores de Las Tejerías. Advirtió que su administración se ocupará de la reconstrucción de viviendas y comercios en aquellas áreas donde los estudios determinen que son seguros. Prometió también viviendas en otras regiones para los que opten por abandonar el lugar.
En el estado Aragua ya están activados varios refugios y centros de acopio, cerca de Las Tejerías, mientras se asignan alojamientos permanentes.