GB reanudará fracturación hidráulica a pesar de oposición
LONDRES (AP) — El gobierno británico confirmó el jueves su decisión de suspender una prohibición de la técnica de fracturación hidráulica o “fracking” en Inglaterra, con el argumento de que la reanudación de esa práctica polémica ayudará a impulsar la seguridad energética del país en medio de la invasión rusa de Ucrania.
La primera ministra británica, Liz Truss, anunció a los pocos días de asumir el cargo a principios de este mes que revocaría una prohibición de 2019 sobre la fracturación hidráulica, una controvertida técnica utilizada para extraer petróleo y gas de las rocas subterráneas de esquisto.
Gran Bretaña necesita “explorar todas las vías disponibles para nosotros a través de la producción solar, eólica, de petróleo y de gas, por lo que es correcto que hayamos suspendido la pausa para tener acceso a cualquier fuente potencial de gas a nivel nacional", explicó el jueves el secretario de Negocios y Energía, Jacob Rees-Mogg.
Truss aseguró que “no proseguiré con nada que conlleve un riesgo”, pero enfatizó que “la seguridad energética es vital”.
Las autoridades también respaldaron una expansión de las licencias para operaciones de petróleo y gas en el Mar del Norte, lo que provocó la ira de los grupos ambientalistas el jueves.
El gobierno conservador suspendió el “fracking” en noviembre de 2019 después de que se registraran una serie de temblores en los únicos pozos de esquisto de Reino Unido cerca de Blackpool, en el noroeste de Inglaterra.
El Departamento de Estrategia Comercial, Energética e Industrial dijo que levantar la prohibición significa que las aplicaciones futuras se considerarán “donde haya apoyo local”. Los desarrolladores deberán tener las licencias y permisos necesarios antes de que puedan comenzar a operar.
La fracturación hidráulica consiste en inyectar agua a alta presión en las profundidades subterráneas para extraer petróleo o gas de la roca. Los grupos ambientalistas se han opuesto desde hace mucho tiempo a esa práctica, alegando que puede contaminar las aguas subterráneas y contribuir al cambio climático. Los críticos también dicen que es una forma ineficaz de obtener energéticos, que no ayuda realmente a bajar los precios y que las propias comunidades se oponen dondequiera que se intente.