Obispo pide al papa que evite "supermercado de religiones"
NUR-SULTAN, Kazajistán (AP) — El papa Francisco reiteró el jueves el valor crucial del diálogo interreligioso en contraste con la “locura de la guerra", luego de que uno de sus obispos advirtió que su participación en una gran conferencia interreligiosa de paz en Kazajistán podría implicar su respaldo a un “supermercado de las religiones”.
El pontífice pronunció el discurso de clausura de la conferencia trienal de religiones tradicionales organizada por el gobierno kazajo, que reunió a unos 80 líderes musulmanes, cristianos, judíos, budistas, taoístas y de otros credos que pidieron un mayor esfuerzo interconfesional para combatir la guerra, la pobreza, el cambio climático y los demás males que enfrenta el mundo.
Francisco elogió el evento e hizo hincapié en su conclusión de que la religión no puede utilizarse nunca para justificar una guerra, un llamado que se produce con el respaldo de la Iglesia ortodoxa rusa a la invasión de Ucrania por parte de Moscú como telón de fondo. El documento final señala que “el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación".
Sin mencionar a Rusia ni a ningún otro país en guerra de forma directa, el documento final pide a los líderes mundiales que “abandonen toda retórica agresiva y destructiva que conduce a la desestabilización del mundo, y el cese de los conflictos y el derramamiento de sangre en todos los rincones de nuestro mundo”.
En su intervención, Francisco afirmó que eventos interconfesionales como la cumbre kazaja tienen “un valor aún más precioso durante un período tan difícil, al que, además de la pandemia, se agrega el peso de la locura insensata de la guerra”.
Con una delegación de la Iglesia ortodoxa rusa en la mesa, el pontífice argentino indicó que la paz era “urgente".
“Les rogamos, en nombre de Dios y por el bien de la humanidad: ¡Comprométanse en favor de la paz, no en favor de las armas! Sólo sirviendo a la paz, el nombre de ustedes será grande en la historia”, declaró.
La nota de cautela la puso Athenasius Schneider, obispo auxiliar de Astana y uno de los críticos más destacados de Francisco. Schneider se ha unido a otros cardenales y obispos tradicionalistas y conservadores en las críticas a varios de los gestos simbólicos del papa y a lo que califican de ambigüedades doctrinales en cuestiones como el divorcio y las segundas nupcias, la homosexualidad y las relaciones interreligiosas.
Como obispo auxiliar de la capital kazaja, Schneider actuó como coanfitrión en la visita papal de tres días al país y tuvo un papel destacado en el acto del jueves en la catedral: acompañó la silla de ruedas de Francisco por el pasillo del templo al inicio y presentó a los dignatarios que saludaron a Francisco al final, actuando como traductor.
Pero Schneider se unió al cardenal estadounidense Raymond Burke en su crítica al histórico documento firmado en 2019 por el papa y el gran imán de la universidad al-Azhar de El Cairo que, entre otras cosas, decía que todas las religiones son “queridas por Dios”. Algunos críticos católicos sostienen que esa idea podría conducir a un relativismo que aceptaría que todas las religiones son caminos igual de válidos a Dios, cuando el Vaticano sostiene que el catolicismo es el único camino verdadero a la salvación.
El llamado “Documento sobre la Fraternidad Humana” fue puesto como ejemplo de “gran importancia histórica” por el presidente de Kazajistán al inicio de la conferencia interreligiosa, y el comunicado final reconoció su “importancia y valor” al hacer un llamado a “la paz, al diálogo, al entendimiento y al respeto mutuo entre los creyentes por el bien común”.
En declaraciones a reporteros en la catedral, Schneider describió sus críticas ocasionales como consejos respetuosos y fraternales” a Francisco que nacen del amor y proporcionan “una ayuda real a la Iglesia”.
“Esto es normal porque nosotros (los obispos) no somos empleados del papa", dijo. “Somos hermanos. Tenemos que hablar con respecto cuando reconocemos algo como un peligro para toda la Iglesia. Esto es una ayuda”.
El obispo celebró la visita del papa a Kazajistán, advirtió que su participación en un evento internacional de tal envergadura podría poner en cuestión lo que, según él, es el papel único de la Iglesia católica para proporcionar el único camino a la salvación.
“El congreso en sí tiene el buen objetivo de promover el respeto mutuo y la comprensión en el mundo actual. Pero también tiene un peligro porque podría dar la impresión de un ‘supermercado de las religiones’ y esto no es correcto porque solo hay una religión verdadera, que es la católica, fundada por el propio Dios", apuntó Schneider.
El religioso instó además al Vaticano a reconsiderar su participación en este tipo de eventos en el futuro y a centrarse en su lugar en la construcción de relaciones a un nivel más local.
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