"Motorinas", diversión y remedio contra la escasez en Cuba

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"Motorinas", diversión y remedio contra la escasez en Cuba
La gente se reúne en sus motos eléctricas para pasar la tarde haciendo acrobacias y carreras en La Habana, Cuba, el viernes 15 de julio de 2022. Cuba se ha inundado en los últimos años con "motorinas", como se llama a estos vehículos eléctricos en la isla, una moda para muchos, pero también una solución a los problemas de transporte y escasez de combustible que agobian a la nación caribeña. (AP Foto/Ramon Espinosa)

LA HABANA (AP) — Unos llegan otros se marchan. Las motocicletas eléctricas que manejan hacen poco ruido, pero la música atronadora de unos parlantes y el ir y venir constante crea un ambiente en la carretera a las afueras de la capital de Cuba, donde decenas de jóvenes se reúnen para hacer acrobacias, pasar tiempo con amigos e intercambiar experiencias sobre sus vehículos de dos ruedas.

En los últimos años, Cuba se inundó de “motorinas”, como se les dice en la isla a estos móviles eléctricos. Para muchos son una moda, pero también para algunos una solución para los problemas de transporte y la escasez de combustible que agobia a la nación caribeña.

“Hay un ‘brote’ de motos eléctricas, a todos les gusta”, dijo a The Associated Press Ernesto José Salazar, de 20 años y quien trabaja en un taller de pintura. “Llegamos a reunirnos hasta 200 motos, pitando (tocando el claxon), escuchando música”, agregó este orgulloso propietario de una de marca “Aguila”.

Los jóvenes suelen convocarse a través de redes sociales y pasan largas horas discutiendo sobre las bondades de una batería o el lugar donde compraron gomas nuevas. Se presentan los unos a los otros, bromean, prueban la velocidad que cada una alcanza luego de haberlas “tuneado” o se pasan los contactos de los mejores talleres.

También se organizan en clubs por afinidad o por marca. En la carretera en la que se reunieron el fin de semana pasado había algunas Unizuky, Bucatti y Mishozuki de los más brillantes colores y con vistosos carteles que identificaban a sus dueños o le ponían nombres cariñosos al vehículo.

“El combustible está perdido, hay que buscarlo y hacer buena cola, ahora mismo tener una moto eléctrica aquí es la vida misma”, expresó Alejandro Vasallo, de 23 años y propietarios de “Bandolero”, una motocicleta marca Nippon de la que se siente particularmente orgulloso.

Choferes y dueños de carros enfrentaron esta temporada un duro desabasto de combustible, sobre todo diésel que estaría siendo usado para alimentar los generadores eléctricos con los cuales se completa el sistema energético nacional, a su vez colapsado este verano tanto por el consumo pico propio de estos meses, como por la carencia de petróleo ocasionada por las dificultades de Venezuela —aliado y proveedor de la isla— y por las sanciones de Estados Unidos a la nación caribeña.

Desde que se autorizó la importación de estos vehículos en la década pasada —los ciudadanos no pueden traer aquellas cuyo motor requiera combustible o diésel— hay unas 300.000 circulando en todo el país, informó a medios de prensa locales recientemente el coronel Mario Ríos Labrada, jefe de Registro de Vehículos de la Dirección Nacional de Tránsito. Un tercio de estas “motorinas” están en la capital, manifestó Ríos.

En comparación se estima que hay unos 500.000 automóviles.

Pueden costar entre 2.000 y 5.000 dólares y este año además de las que se importan --por lo general de origen chinas, adquiridas en Panamá por compradores que se dedican a viajar para traerlas-- las autoridades informaron que se comercializará la marca “Minerva”, de producción nacional, y ensambladas en una antigua nave de fabricación de bicicletas en Villa Clara.

Las autoridades dispusieron que estos transportes deben contar con inscripción y sus choferes con una licencia de conducción.

De fábrica, estos vehículos eléctricos pueden alcanzar los 50 kilómetros por hora, pero muchos jóvenes los manipulan para tener mayor velocidad y alcanzar más de 200 kilómetros en pruebas de 400 metros.

Las propias autoridades expresaron las ventajas de estas motos en medio de un panorama desolador para el transporte público que apenas alcanza el 50% de sus ómnibus en explotación debido a las roturas, la carencia de recursos para repararlos y la propia dificultad para abastecer el combustible ocasionado por la crisis económica.

Desde el gobierno la política de fomento a estos vehículos es clara.

“La electricidad siempre será más barata que el combustible diésel y gasolina, y además, los motores eléctricos son mucho más eficientes que los de combustión, se puede ahorrar hasta el 70% del costo del combustible”, dijo en una entrevista al portal oficial Cubadebate, Ramsés Montes Calzadilla, director de estrategia del Ministerio de Energía y Minas. “En los costos de mantenimiento ocurre algo similar, los vehículos eléctricos tienen menos componentes y son más sencillos mecánicamente”.

Por moda o por necesidad las motos eléctricas están cambiando el paisaje urbano en Cuba y también generando algunos desafíos: las baterías suelen incendiarse y su silenciosa marcha acompañada de la inexperiencia de los conductores está ocasionando accidentes de tránsito.

Las últimas cifras disponibles del Cuerpo de Bomberos indicaron que en el primer semestre de 2020 se produjeron 263 fuegos a partir de motos con baterías de gel o litio, un incremento notable contra los 208 de todo el año 2019.

De igual manera los expertos aseguraron que todo parte de una manipulación adecuada del equipo. “Si una moto eléctrica es cuidada y bien manejada no tiene porque haber peligro”, expresó a AP, el mecánico Vladimir Riesgo de 30 años y quien lleva cinco reparando estos vehículos.

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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP

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