EEUU alcanza el millón de muertes por COVID
Estados Unidos alcanzó el lunes un millón de muertes por COVID-19, una cifra que alguna vez fue inimaginable y que pone de relieve el número de seres queridos y amigos afligidos por la pérdida y la frustración.
El número de fallecimientos confirmados equivale a un ataque de la magnitud de los del 11 de septiembre cada día por 336 días. Es una cifra cercana al número de muertes combinadas en el país durante la Guerra Civil y en la Segunda Guerra Mundial, o al exterminio completo de las poblaciones de Boston y Pittsburgh.
“Es difícil imaginarse un millón de personas desaparecidas de la Tierra”, comentó Jennifer Nuzzo, directora de un centro de estudios sobre la pandemia de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Brown en Providence, Rhode Island.
“Esto es algo que sigue pasando y que estamos permitiendo que siga pasando”, añadió.
Entre los dolientes hay quienes juran que jamás podrán volver a la normalidad. Escuchan una y otra vez los mensajes de voz que les dejaron sus seres queridos. O reproducen sus viejos videos para verlos bailar. Cuando alguien les dice que está harto de la pandemia, los miran con rencor o sufren en silencio.
“Normalidad. Cómo odio esa palabra. Los que perdimos a alguien jamás volveremos a la normalidad”, comenta Julie Wallace, una residente de Elyria, Ohio, de 55 años de edad, quien perdió a su marido por COVID-19 en el 2020.
Tres de cada cuatro fallecidos eran personas de 65 años o más. Murieron más hombres que mujeres. Las personas de raza blanca constituyeron la mayoría de las muertes en general. Pero las personas de raza negra, los hispanos y los indígenas norteamericanos han muerto de COVID-19 a una tasa que es casi el doble que la de los blancos.
La mayoría de las muertes se produjeron en zonas urbanas, pero las zonas rurales —donde la oposición a las mascarillas y las vacunas suele ser elevada— pagaron a veces un alto precio.
El número de muertes en menos de dos años y medio de brote se basa en los datos de los certificados de defunción recopilados por el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Pero se cree que el número real de vidas perdidas por el COVID-19, ya sea directa o indirectamente, es mucho mayor, como resultado de las alteraciones al sistema de atención sanitaria en el país más rico del mundo.
Estados Unidos tiene el mayor número de muertes reportadas por COVID-19 a nivel mundial, aunque los expertos en salud sospechan desde hace tiempo que la cantidad de fallecimientos en lugares como la India, Brasil y Rusia es mucho mayor a lo que indican las cifras oficiales.
La representativa cifra se reporta más de tres meses después de que Estados Unidos llegó a los 900.000 fallecimientos. El ritmo se ha desacelerado desde el trágico repunte invernal impulsado por la variante ómicron.
Estados Unidos promedia actualmente unos 300 fallecimientos por COVID-19 al día, en comparación con el pico de 3.400 en enero de 2021. Las nuevas infecciones van en aumento una vez más, ascendiendo más del 60% en las últimas dos semanas a un promedio de unas 86.000 al día, aún muy por debajo del máximo histórico de 800.000 que se registró durante el punto más álgido de transmisión de la variante ómicron en el invierno pasado.
Hace una semana, la campana principal de la Catedral Nacional de Washington repicó 1.000 veces, una por cada 1.000 decesos. El presidente Joe Biden ordenó el jueves que las banderas ondearan a media asta y dijo que cada vida es “una pérdida irremplazable”.
“Como nación, no debemos ser indiferentes a tal dolor”, dijo en un comunicado. “Para sanar, debemos recordar”.
Más de la mitad de los decesos se reportaron después de que las vacunas estuvieron disponibles en diciembre de 2020. Dos terceras partes de la población estadounidense cuentan con esquema completo de vacunación, y casi la mitad de ella tiene al menos una dosis de refuerzo. La demanda de vacunas se ha desplomado y la campaña de inoculación ha estado plagada de desinformación, desconfianza y división política.
Las personas no vacunadas tienen 10 veces más posibilidades de morir de COVID-19 que las personas vacunadas, según los CDC.