Rusia reprime a quien hable contra la guerra

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Rusia reprime a quien hable contra la guerra
Policías rusos se aprestan a detener a Dimitry Reznikov, que lleva una hoja de papel con ocho asteriscos que pudieran ser interpretados como "No a la guerra", con el Kremlin como trasfondo, en Moscú, el 13 de marzo del 2022. Un tribunal militar lo declaró culpable de desacreditar a las fuerzas armadas y li multó 50.000 rublos (618 dólares) por llevar el cartel en una manifestación que duró apenas segundos antes de su arresto. (SOTA vía AP)

Un expolicía que habló sobre la invasión rusa por teléfono. Un sacerdote que le predicó a su congregación sobre el sufrimiento de los ucranianos. Un estudiante que mostró un cartel sin palabras, solamente asteriscos.

Centenares de rusos están enfrentando cargos por hablar contra la guerra en Ucrania desde que se aprobó el mes pasado una ley que prohíbe la diseminación de “información falsa” sobre la guerra y criticar a las fuerzas armadas.

Grupos defensores de los derechos humanos dicen que la batida ha llevado a enjuiciamientos y posibles sentencias de prisión para al menos 23 personas por el cargo de “información falsa”, y que otras 500 enfrentan cargos menores de denigrar a las tropas, los que se penan con multas.

“Es una cantidad grande, sin precedentes” de casos, dijo Damir Gainutdinov, jefe del grupo de ayuda legal Libertades Netas, centrado en causas de libertad de expresión, en declaraciones a The Associated Press.

El Kremlin ha tratado de controlar la narrativa de la guerra desde el instante en que sus soldados ingresaron a Ucrania. Calificó el ataque como una “operación militar especial” y ha aumentado las presiones sobre la prensa independiente rusa que la llamó “guerra” o “invasión”, bloqueando acceso a muchos portales noticiosos cuya cobertura se desviaba de la línea oficial.

Los arrestos frenaron las protestas antibélicas, convirtiéndolas de un acontecimiento diario en ciudades grandes como Moscú y San Petersburgo a raras ocurrencias que apenas atraen la atención.

Aun así, los reportes de policías deteniendo a manifestantes solitarios en diversas ciudades rusas llegan casi diariamente.

Incluso acciones aparentemente benignas han llevado a arrestos.

Un hombre fue detenido en Moscú tras pararse junto a un monumento de la Segunda Guerra Mundial que dice “Kiev” por el heroísmo de la ciudad contra los nazis y sostener un ejemplar de “La guerra y la paz”, de Tolstoi. Y otro fue arrestado por mostrar un paquete de jamón Miratorg con la segunda parte del nombre tachada, para que dijese “Mir", o “paz” en ruso.

El parlamento aprobó en un día una ley que pena las “noticias falsas” sobre la guerra o denigrar a las fuerzas armadas, y entró en vigor inmediatamente, exponiendo a cualquiera que criticase el conflicto a multas y prisión.

Las primeras causas criminales conocidas públicamente sobre “noticias falsas” se centraron en figuras públicas como Veronika Belotserkovskaya, una autora de libros de cocina y bloguera que vive en el extranjero, y Alexander Nevzorov, un periodista televisivo, director de cine y exlegislador.

Ambos fueron acusados de publicar “información falsa” sobre ataques rusos a infraestructura civil en Ucrania en sus populares páginas en redes sociales, algo que Moscú ha rechazado categóricamente, insistiendo en que las fuerzas rusas solamente han atacado objetivos militares.

Pero entonces la magnitud de la represión se extendió, con arrestos a diestra y siniestra.

El expolicía Serguéi Klokov fue arrestado tras hablar sobre la guerra con sus amigos por teléfono. Su esposa le dijo al portal noticioso Meduza que, en una conversación informal en casa, Klokov, que nació en Irpín, cerca de Kiev, y cuyo padre aún vivía en Ucrania cuando las tropas rusas entraron, condenó la invasión.

Klokov fue acusado de diseminar información falsa sobre las fuerzas armadas rusas y enfrenta ahora hasta 10 años en prisión.

La artista de San Petersburgo Sasha Skochilenko enfrenta también 10 años en prisión por el mismo cargo: ella remplazó las etiquetas de precios en una tienda con volantes antibélicos. El miércoles, un tribunal ordenó su detención por mes y medio a la espera de juicio.

El reverendo Ioann Burdin, un sacerdote ruso ortodoxo en una aldea 300 kilómetros (185 millas) al nordeste de Moscú, fue multado 35.000 rublos (432 dólares) por “desacreditar a las fuerzas armadas rusas” tras colocar una declaración antibélica en el portal de su iglesia y hablar ante una decena de feligreses en un servicio sobre el dolor que sentía por las muertes en Ucrania.

Burdin le dijo a la AP que sus palabras generaron reacciones encontradas. “Una mujer armó un barullo por el hecho de que yo estaba hablando de eso cuando ella solamente acudió a rezar”, y él añade que piensa que ella estuvo entre quienes lo denunciaron a la policía.

Marat Grachev, director de un taller que repara productos de Apple en Moscú, se vio en problemas cuando enseñó un enlace a una petición en la internet titulada “No a la guerra” en una pantalla en el taller. Muchos clientes expresaron su apoyo cuando lo vieron, pero un anciano demandó que lo retirara, amenazando con reportar a Grachev a las autoridades.

La policía acudió pronto, acusó a Grachev de desacreditar a las fuerzas armadas y le impuso una multa de 100.000 rublos (1.236 dólares).

Otro tribunal falló contra el estudiante moscovita Dimitri Reznikov por mostrar un cartel sin palabras con ocho asteriscos, que pudiera interpretarse como “No a la guerra” en ruso — un lema popular de los manifestantes. El tribunal lo declaró culpable de desacreditar a las fuerzas armadas y lo multó 50.000 rublos (618 dólares) por mostrar el cartel en el centro de Moscú en una protesta en marzo que duró apenas segundos antes de su arresto.

“Es el teatro del absurdo”, le dijo su abogado Oleg Filatchev a la AP.

La semana pasada, un tribunal en San Petersburgo multó a Artur Dmitriev por un cartel que contenía una cita del presidente Vladimir Putin — aunque con algunas palabras omitidas por brevedad — del desfile del Día de la Victoria el año pasado, que conmemoraba la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial.

“La guerra trajo tantos problemas insoportables, dolor y lágrimas, que es imposible de olvidar. No hay perdón ni justificación para quienes de nuevo albergan planes de agresión”, había dicho Putin, de acuerdo con el portal del Kremlin.

Dmitriev fue multado 30.000 rublos por desacreditar a las fuerzas armadas rusas. Eso hizo que publicara un mensaje en Facebook el viernes: “La frase de Vladimir Putin, y por lo tanto él mismo … están desacreditando los objetivos de las fuerzas armadas rusas. Desde este momento en adelante, (el regulador de internet y prensa) Roskomnadzor debe bloquear todos los discursos de Putin y los verdaderos patriotas deben sacar sus retratos de sus oficinas”.

Gainutdinov dijo que cualquier cosa sobre las tropas o Ucrania puede convertir a una persona en blanco de las autoridades. Incluso lucir un gorro con los colores azul y dorado de la bandera ucraniana o un lazo verde, considerado un símbolo de paz, han llevado a cargos de desacreditar a las fuerzas armadas, añadió el abogado.

Reznikov, quien está apelando el veredicto en su contra por el cartel con asteriscos, dijo que considera la batida escalofriante. Tras ser declarado culpable de un delito menor, otro fallo pudiera resultar en un juicio penal y posiblemente hasta tres años en prisión.

Tanto Burdin como Grachev, que también han apelado, recibieron donaciones que excedieron sus multas.

“Me di cuenta de lo importante que es, lo valioso que es recibir apoyo”, dijo Grachev.

Burdin dijo que la publicidad sobre su caso llevó el mensaje más allá de la decena de personas que escucharon originalmente su sermón, lo opuesto de lo que presuntamente deseaban las autoridades al multarle.

“Es imposible llamarlo otra cosa que la providencia de Dios”, dijo. “Las palabras que dije alcanzaron a un número mucho mayor de personas”.

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