Shanghái permite que padres acompañen a niños con COVID-19
BEIJING (AP) — Tras el clamor popular, Shanghái permitirá que los padres acompañen a sus hijos contagiados de COVID-19 mientras la ciudad más grande de China registra un nuevo repunte de los casos.
Los progenitores que “comprendan plenamente los riesgos para la salud” y firmen un acuerdo podrán acompañar a sus hijos en los centros de vigilancia, dijo un alto inspector de comisión de salud de la ciudad el miércoles.
Los padres deberán usar mascarilla, comer en lugares separados, evitar compartir artículos personales y “seguir estrictamente” todos los aspectos del sistema de gestión, explicó Wu Ganyu a reporteros.
La noticia de que los padres estaban siendo separados de sus hijos infectados provocó una ola de protestas en internet, alimentada por fotografías que mostraban a varios niños en cada cuna y sin padres a la vista.
Shanghái sigue bajo un estricto confinamiento para luchar contra el último brote de coronavirus, y entró en la segunda semana de lo que originalmente se anunció como una medida en dos fases con una duración total de ocho días. Las autoridades dijeron que decidirán las próximas restricciones tras analizar los resultados de las pruebas realizadas a más de 25 millones de residentes de la metrópolis.
Shanghái reportó el miércoles que en al víspera se detectaron otros 17.077 positivos y que todos, a excepción de 311, eran asintomáticos. La ciudad exige que los contagiados que sin síntomas pasen a centros designados para su observación, junto a sus contactos más cercanos.
Desde el inicio de la última ola el mes pasado, Shanghái ha registrado en total cerca de 90.000 casos, sin víctimas mortales, en un repunte impulsado por la variante BA.2 de la ómicron, que es mucho más contagiosa, pero también menos letal, que la variante delta.
Aunque la tasa de vacunación del país ronda el 90%, sus vacunas de producción nacional, que contienen el virus inactivo, están consideradas más débiles que aquellas formuladas con ARN mensajero, como las de Pfizer-BioNTech y Moderna que se emplean en el extranjero y en los territorios chinos de Hong Kong y Macao. La vacunación entre los mayores es mucho más baja que la media total, y apenas la mitad de los mayores de 80 años tienen la pauta completa.
Por otra parte, en Shanghái ha habido críticas por las dificultades para obtener comida y artículos de primera necesidad, además de escasez de sanitarios, voluntarios y camas en salas de aislamiento con decenas de miles de personas en observación.
La capital, Beijing, está endureciendo también las medidas tras detectar 11 casos en los últimos días.
Las autoridades cerraron un centro comercial y de oficinas en el concurrido distrito de Wangjing y exigen que quienes lleguen a la ciudad se presenten en su lugar de trabajo o residencia en el plazo de 12 horas y se sometan a una prueba de COVID-19 en 72. Además, deben pasar otra en las 48 horas posteriores a su vuelta a su lugar de trabajo.
A pesar de la creciente frustración de la población y de las preocupaciones sobre los efectos económicos, China se aferra a su política de “cero tolerancia” hacia el coronavirus, que incluye confinamientos obligatorios, pruebas masivas y el aislamiento de todos los supuestos casos y sus contactos.