Campaña presidencial sudcoreana digna del Juego del Calamar
SEÚL (AP) — La contienda entre los dos principales aspirantes a la presidencia de Corea del Sur registra niveles sin precedentes de retórica tóxica, insultos y demandas.
¿Qué tan dura es la batalla?
“Hitler”, “bestia” y “parásito” son algunos de los términos que se tiran los dos bandos. Algunos hablan de “la elección del Juego del Calamar”, en alusión a la popular serie de Netflix en la que las personas mueren si pierden en unos juegos para niños.
Muchos especulan que el perdedor no morirá pero terminará preso.
“Es una elección terrible cuando el que pierda correrá peligro de ser encarcelado”, expresó el político opositor Hong Joon-pyo en su cuenta de Facebook.
A pocos días de las elecciones del miércoles 9 de marzo, Lee Jae-myung, del Partido Democrático de gobierno, y Yoon Suk Yeol, del Partido Poder Popular, conservador, libran una batalla muy reñida.
El tono negative de sus campañas agrava la división política reinante en Corea del Sur en momentos en que su economía trata de reponerse de los estragos causados por la pandemia del coronavirus, debe encontrar la forma de compaginar sus intereses con Washington, su principal aliado, y China, su principal socio comercial, y ve cómo su vecino Corea del Norte lanza amenazas y lleva a cabo pruebas de armas.
Encuestas indican que los dos candidatos tienen más detractores que partidarios.
“¿No es nuestro futuro nacional demasiado lúgubre, con una elección presidencial desagradable y amarga en la que se nos pide que elijamos entre el mal menor?”, preguntó el diario Dong-A Ilbo en un editorial.
Yoon denuncia posibles vínculos entre Lee y un supuesto escándalo en torno a la venta de tierras. Lee niega conexión alguna y trata de asociar a Yoon con el mismo escándalo. También cuestiona sus supuestos lazos con el shamanismo, una antigua creencia religiosa indígena.
Las esposas de ambos candidatos son igualmente criticadas y tuvieron que ofrecer disculpas en relación con escándalos separados.
Yoon comparó a Lee con Hitler y Mussolini, y un colaborador describió a allegados a Lee como “parásitos”. La gente de Lee, por su parte, tildó a Yoon de “una bestia” y de “dictador”, y criticó una supuesta cirugía plástica de su esposa.
Sus colaboradores y partidarios radicaron decenas de demandas por injurias y propagación de información falsa, entre otras cosas.
“Las elecciones presidenciales de este año se han visto rebasadas por más campañas negativas que en ninguna otra elección previa y el odio mutuo (de los candidatos) no desaparecerá fácilmente tras la votación”, comentó Choi Jin, director del Instituto de Liderazgo Presidencial de Seúl.
Algunos de los temas que generan divisiones son las rivalidades regionales, las actitudes hacia Corea del Norte, conflictos generacionales, la desigualdad económica y los derechos de la mujer.
Yoon es más popular entre la gente mayor y en la región de Gyeongsang, al sudeste del país, de donde provinieron numerosos líderes conservadores y autoritarios. Sus partidarios generalmente promueven una alianza militar con Estados Unidos más estrecha y una línea más dura hacia Corea del Norte. Dicen que el rápido desarrollo económico de Corea del Sur después de la guerra con el norte fue posible gracias a gobernantes autoritarios.
Lee tiene más apoyo entre los jóvenes y en la provincia de Jeolla, rival regional de Geyongsang en el sudoeste. Sus partidarios quieren una relación de iguales con Estados Unidos y un acercamiento con Corea del Norte, al tiempo que son muy críticos del manejo de los derechos humanos por parte de gobernantes autocráticos en el pasado.
En un dato notable, varias encuestas indican que Yoon es más popular que Lee entre los jóvenes de 18 a 29 años, la mayoría de ellos nacidos después de que Corea del Sur alcanzase un alto nivel de desarrollo.
“No experimentaron la pobreza ni las dictaduras. Son muy críticos de China y Corea del Norte, y ven con buenos ojos a Estados Unidos y Japón”, expresó Park Sung-min, director de MIN Consulting, una consultora política de Seúl.
Las profundas divisiones de Corea del Sur reflejan los conflictos en torno a los tres últimos gobernantes. Sus partidarios afirman que las investigaciones por corrupción de que fueron blanco tras dejar el gobierno fueron motivadas por cuestiones políticas.
El expresidente Roh-Moo-hyun se suicidó en el 2009, un año después de dejar la presidencia, en medio de una investigación de supuestos actos de corrupción de su familia. Su sucesor, el conservador Lee Myung-bak, y el sucesor conservador de Lee, Park Geun-hye, fueron convictos por distintos delitos, incluido el de corrupción, y condenados a largas penas de prisión después de que Moon Jae-in, un amigo de Roh, asumió la presidencia en el 2017.
Park fue perdonado en diciembre, pero Lee sigue preso, sentenciado a 17 años de cárcel.
El gobierno de Moon sufrió un duro golpe al estallar un escándalo que involucró al exministro de justicia y estrecho allegado suyo Cho Kuk. Cho y algunos familiares fueron acusados de participar en delitos financieros y de falsificar documentos para ayudar a que una hija de Cho fuese admitida en una universidad de medicina.
Cho era visto como un reformista, posible candidato liberal a la presidencia. Los esfuerzos iniciales de Moon por mantener a Cho en su cargo dividieron a la opinión pública.
Yoon fue procurador general bajo el gobierno de Moon y lanzó investigaciones de gobiernos conservadores previos. Pero terminó tomando distancia del gobierno de Moon y uniéndose a la oposición un año después de que un conflicto con aliados de Moon en torno al caso de Cho lo convirtió en potencial candidato a la presidencia.
“El caso de Cho marcó la política en Corea del Sur. Hizo de Yoon un aspirante a la presidencia y muchos jóvenes de 20 y 30 años le quitaron su apoyo a Moon”, comentó Choi, el director del instituto.
En un reciente debate televisivo, Yoon y Lee acordaron no iniciar investigaciones del otro en caso de ganar. Pero hay quienes dudan de su sinceridad.
En una entrevista del mes pasado con un diario, Yoon dijo que, de ser elegido, su gobierno investigaría posibles irregularidades bajo el gobierno de Moon, así como el escándalo sobre la venta de tierras en el que se involucró a Lee.
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Kim Tong-hyung colaboró en este despacho.