Blinken escucha relatos de refugiados que huyeron de Ucrania
KORCZOWA, Polonia (AP) — El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, visitó el sábado un centro de acogida que las autoridades polacas instalaron en lo que antes era un centro comercial en la localidad de Korczowa, cerca de la frontera con Ucrania, donde se albergan unos 3.000 refugiados tras la invasión rusa a su país.
Más tarde, mientras se encontraba en la frontera, Blinken pisó brevemente suelo ucraniano para reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores, Dymtro Kuleba, quien predijo que Rusia sería derrotada pero solicitó más ayuda militar para reducir el costo en vidas que, según él, requerirá la victoria.
En el centro de ayuda a los refugiados, el diplomático de más alto nivel de Estados Unidos escuchó los relatos desgarradores de las madres y sus hijos, quienes describieron los viajes largos y peligrosos —y la conmoción por la repentina alteración y el temor por sus vidas— después de huir de la devastación de la guerra.
“Escuchamos bombas alrededor de nuestra casa”, dijo Venera Ahmadi, de 12 años, quien contó que vino con su hermano y su hermana, seis perros y siete gatos desde Kiev, la capital de Ucrania, a más de 600 kilómetros (372 millas) de distancia. “Caminamos hasta la frontera, no sé cuántas horas. Cruzamos la frontera a pie”.
Su hermana de 16 años, Jasmine, dijo: “Tenía miedo de morir”.
Natalia Kadygrob, de 48 años, llegó al centro con sus cuatro hijos adoptados desde Kropyvnytskyi, a casi 800 kilómetros (unas 500 millas) en autobús de camino a la casa de su hermano en Alemania. Su esposo se quedó atrás.
“Allí bombardearon los aviones en el aeropuerto”, dijo. “Por supuesto que teníamos miedo”.
Tatyana, de 58 años, quien no quiso dar su apellido, vino con su hija, Anna, de 37 años, y sus hijas de seis y un año de edad, Katya y Kira, desde Járkiv, a unos 1.000 kilómetros (600 millas) de distancia.
“Disparaban en la calle”, comentó Tatyana. Anna dijo que un proyectil o un misil había destruido su casa.
Estaba en el sótano con sus hijas cuando se produjo la explosión.
“Deberían estar en la escuela”, afirmó Anna. “Son niños, ellos no entienden”.
Después, Blinken se reunió con Kuleba en el cruce fronterizo de Korczowa, donde las autoridades polacas escoltaron a pequeños grupos de refugiados —unos 20 a la vez— a través de la frontera desde la ciudad ucraniana de Krakovets, al tiempo que caían algunos copos de nieve desde un cielo gris.
El ministro de Asuntos Exteriores dijo que quería transmitir un mensaje sencillo: “Ucrania ganará esta guerra porque es la guerra del pueblo por su tierra y defendemos el camino correcto”. Y añadió: “La cuestión es el precio, el precio de nuestra victoria”.