Reseña: Tom Holland busca pistas en “Uncharted”
Los Goonies nunca dicen muere y tampoco lo hacen algunos elementos de su argumento.
“Uncharted” (“Uncharted: Fuera del Mapa”), una nueva película basada en el videojuego de PlayStation, se inspira bastante en aventuras como “The Goonies” (“Los Goonies”) y la clásica “Indiana Jones”. Es el tipo de película de aventuras que presume orgullosa sus influencias para quizá engrandecerse por esas asociaciones. Nathan Drake (Tom Holland), quien creció en un orfanato, no tiene fobia a los reptiles, pero cuando sus viajes lo llevan a una catedral dice muy al estilo de Jones: “Monjas. ¿Por qué siempre tiene que haber monjas?”.
“Uncharted” es la más reciente película en una proliferación de adaptaciones de videojuegos y no es difícil ver por qué este juego de PlayStation, que inició con “Uncharted: Drake’s Fortune” en 2007, fue rápidamente elegida por Hollywood. El juego que se lanzó poco después de “National Treasure” (“La leyenda del tesoro perdido”) con Nicolas Cage, estaba muy basada en la película. Así que probablemente es inevitable que “Uncharted” se sienta como la copia de la copia.
Pero uno podría decir ¿y qué? Las aventuras alrededor del mundo con rompecabezas, túneles y trampas ocultas son, por naturaleza, divertidas. Incluso una blanda imitación, que es lo que “Uncharted” es, puede hacerte pasar un buen rato. Lo que obtengas de “Uncharted” seguramente dependerá de tu estándar de “buen rato”, pero no la puedes culpar de escatimar en su escala, o de no tener suficientes textos antiguos, símbolos y mapas viejos. Si lo que quieres en una búsqueda de tesoro, sin importar sus recompensas, la has encontrado.
El director Ruben Fleischer, quien asumió el reto después de que “Uncharted” estuviera en desarrollo por años con una larga lista de cineastas, da claridad visual y un toque de ingenio a varios escenarios deslumbrantes. La película comienza con Nathan girando en el aire, un lugar muy a modo para comenzar pues “Uncharted” llega tras el último vuelo de Holland en “Spider-Man: No Way Home” (“Spider-Man: sin camino a casa”) con una diferencia de apenas dos meses.
Tras varias volteretas detrás de un avión de carga, “Uncharted” regresa a la infancia de Nathan en Nueva York donde vive con su hermano mayor Sam (Rudy Pankow), quien dice que son descendientes del explorador inglés Sir Francis Drake y presume el mismo espíritu aventurero. Sam tiene una fijación con la ruta de Fernando de Magallanes y un tesoro que se dice escondió su expedición en el siglo XVI. Cuando son descubiertos tratando de robar el mapa de Magallanes, Sam es expulsado del orfanato y los dos no se vuelven a ver más. Pero Nathan recibe ocasionalmente postales de su hermano desde lugares exóticos.
Esta es sin duda una historia de origen escueta como una postal. “Uncharted” comienza realmente cuando Nathan, trabajando como cantinero y carterista se encuentra con Victor “Sully” Sullivan (Mark Wahlberg), un buscador de tesoros que conoce al hermano de Nathan, y quien llega con él para plantearle la misión de encontrar el tesoro de Magallanes. Cuando tienen un par de objetos que desencadenan la trama (llaves antiguas), buscan más pistas en Barcelona. Pero tienen competencia, incluyendo una aventurera llamada Chloe (Sophie Ali) en la que quizá pueden confiar. Su principal enemigo es un rico descendiente español de la familia Moncada que financió el viaje de Magallanes y busca recuperar su fortuna, interpretado por Antonio Banderas, en su modalidad de villano más malvado, quien está acompañado por una letal especialista en artes marciales (Tati Gabrielle).
El balance de dupla en “Uncharted” nunca encaja. Wahlberg, quien alguna vez se consideró para interpretar el papel de Holland, da vida a Sully como el mayor pícaro y menos diestro con la tecnología de Nathan. Pero les falta química y el guion, de Rafe Lee Judkins, Matt Holloway y Art Marcum, no les da suficiente material cómico. “Uncharted” es impulsada, en cambio, por el entusiasmo juvenil de Holland. Es un protagonista terriblemente sincero para una película de aventuras como “Uncharted”. No hay un ápice de peligro en él, ni tampoco hay romance en el camino. En vez de eso, la película de Fleischer ha modernizado un traje de historia de paso a la edad adulta a la medida del encanto de Holland, genérico pero dulce y bonachón. Es difícil no estar de acuerdo cuando Chloe le dice: “Eres un buen tipo Nate. Demasiado bueno”.
Hay otras cosas un poco fuera de sincronía en la débil “Uncharted”. Cada artefacto descubierto en la búsqueda del oro perdido podría por sí mismo valer una fortuna. Y los chicos malos están tan bien financiados que podrían simplemente vender su equipo y ser igual de ricos.
Pero el absurdo, no el realismo, es la misión de “Uncharted”. Y con ese curso de acción la película logra lo que se propone en el final en Filipinas que lleva, como lo hizo “The Goonies”, a barcos ocultos llenos de oro. Tras esto surge una persecución a alta velocidad en helicópteros que cargan barcos del s. XVI. Las películas de “Fast & Furious” (“Rápido y furioso”) se pueden culpar, o agradecer, por la propensión de los filmes de acción de la actualidad para extenderse hacia alturas cada vez más absurdas. Pero el clímax de “Uncharted” es tan grandiosamente bobo que te hará querer decir la frase de los “Goonies”: “¡Hey, chicos!”.
“Uncharted”, un estreno de Sony Pictures, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por escenas de violencia y acción así como ciertos diálogos. Duración: 161 minutos. Dos estrellas de cuatro.
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Jake Coyle está en Twitter como: http://twitter.com/jakecoyleAP