Tensiones en la derecha española estallan en batalla campal
MADRID (AP) — Los meses de tensiones latentes en el principal partido opositor español llegaron el viernes a un punto crítico, con revelaciones de que miembros del Partido Popular trataron de lanzar una presunta campaña de calumnias contra una estrella ascendente en las filas de la organización.
Se acusa a miembros del partido de contratar detectives para investigar un contrato de provisión de mascarillas negociado en el peor momento de la pandemia de coronavirus por un familiar de la presidenta de la región de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Díaz Ayuso, cuyo meteórico ascenso político amenaza con eclipsar al líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha reconocido que su hermano se benefició con el contrato, pero negó haber cometido falta alguna y dijo que la investigación era una vendetta política.
“Me parece denigrante tener que aclarar las relaciones comerciales de mi hermano con una empresa por sospechas basadas en informaciones que nadie explica de dónde han salido”, dijo Díaz Ayuso en un comunicado. Reconoció que su hermano cobró 55.850 euros (63.000 dólares) por asegurar los envíos de mascarillas de China a los servicios regionales de salud.
Casado, quien como presidente nacional del PP ha jurado tener una política de tolerancia cero con la corrupción, dijo en una entrevista radial que el partido confirmó el pago de “una comisión de 286.000 euros (324.000 dólares)” por el contrato de 1,5 millones de euros.
“Más allá de que sea ilegal, la cuestión es si es entendible que el 1 de abril de 2020, cuando morían en España 700 personas (de COVID-19), se pueda contratar con tu hermana y recibir 300.000 euros por vender mascarillas. Yo no permitiría que mi hermano cobrara 300.000 euros por un contrato decidido en un consejo de ministros”, dijo Casado a radio Cadena COPE.
Casado rechazó la acusación de Díaz Ayuso de que el partido contrato en secreto a detectives privados para que armaran “un dosier” en su contra.
El escándalo se produce cuando el Partido Popular enfrenta el ascenso de un partido de extrema derecha fundado por exmiembros suyos. Vox es ahora la tercera fuerza en el fragmentado Parlamento nacional.
Vox registró un avance significativo la semana pasada en la elección anticipada en la región de Castilla y León, en el noroeste de España. El Partido Popular regional esperaba repetir el éxito de Díaz Ayuso en Madrid el año pasado para formar un gobierno regional propio.
El PP fue primero en Castilla y León, pero sin alcanzar una mayoría de las bancas. El partido está estudiando sus opciones para mantener el poder, incluso pidiendo ayuda a sus rivales históricos, los socialistas de centroizquierda, que encabezan la coalición gobernante nacional. Se podría interpretar la decisión como una señal de debilidad, pero la alternativa de asociarse con Vox envalentonaría a la extrema derecha y el partido sería blanco de críticas tanto en el país como en Europa.
Ayuso y Casado eran amigos que llegaron a la cima a fines de 2018, cuando el partido trató de dar vuelta la página tras una ola de escándalos de corrupción que le derribaron a los conservadores del gobierno nacional.
Sin embargo, su relación se erosionó a medida que Casado trató de combatir la coalición nacional de izquierdistas y centristas y Ayuso surgió como una crítica implacable del presidente Pedro Sánchez por su manejo de la pandemia.
Por su parte, la portavoz del gobierno Isabel Rodríguez dijo en una conferencia de prensa que el “espectáculo” del partido de derecha perjudicaba la “calidad democrática” del país.
Dijo que el escándalo no debía ensombrecer la manera como los españoles enfrentaron la pandemia.
“Un asunto turbio en el contexto de una guerra interna no puede cuestionar la actitud ejemplar de toda la sociedad española”, afirmó Rodríguez.
Los socialistas y otros partidos han pedido que los fiscales investiguen el contrato.