AP EXPLICA: Estrategia de Putin mezcla diplomacia y amenazas
MOSCÚ (AP) — En momentos en que Rusia acumula masivamente sus fuerzas cerca de Ucrania y las potencias occidentales rechazan de plano los reclamos de Moscú sobre su seguridad, la ventana para una solución diplomática de la crisis parece cerrarse. Pero mientras Moscú sigue reforzando sus posiciones y realiza grandes maniobras militares, el presidente Vladimir Putin mantiene la ventana abierta a las negociaciones en una estrategia en el filo de la navaja que busca convencer a Washington y sus aliados que acepten los reclamos de Rusia.
Mientras Occidente teme que la invasión de Ucrania sea inminente, Rusia niega tener esos planes, pero quiere que se satisfagan sus reclamos. Este es un vistazo a la estrategia del Kremlin en este enfrentamiento.
RECLAMOS Y RESPUESTAS
Moscú quiere que Estados Unidos y sus aliados veden el ingreso de Ucrania y otras naciones de la antigua Unión Soviética a la OTAN, se abstengan de emplazar armas nucleares cerca de Rusia y alejen las fuerzas de la alianza del este de Europa.
Washington y la OTAN rechazan de plano esos reclamos, pero ofrecen discutir sobre posibles límites al emplazamiento de misiles, una mayor transparencia en las operaciones militares y otras medidas destinadas a generar confianza.
Putin aún no ha respondido formalmente a las propuestas occidentales, pero las ha calificado de secundarias y ha advertido que no aceptará el rechazo de sus reclamos principales. Dice que el criterio de puertas abiertas de la OTAN amenaza a Rusia y viola el principio de “indivisibilidad de la seguridad” consagrado en los acuerdos internacionales.
ALARDES MILITARES
Ante el rechazo de sus reclamos cruciales, el Kremlin ha elevado la apuesta con la acumulación de más de 100.000 soldados cerca de Ucrania y una serie de maniobras militares desde el océano Ártico hasta el Mar Negro.
Moscú ha trasladado grandes contingentes de soldados, tanques y armas del lejano oriente y Siberia a Bielorrusia para realizar ejercicios conjuntos. Occidente teme que sirvan de cobertura a una invasión.
Washington y sus aliados amenazan con aplicar sanciones sin precedentes en caso de una invasión, entre ellas una posible veda a las transacciones en dólares, restricciones sobre las importaciones de microchips y otros componentes tecnológicos indispensables y la clausura de un nuevo gasoducto ruso a Alemania.
El gobierno del presidente Joe Biden ha trasladado tropas a Polonia, Rumania y Alemania, ofreciendo pruebas de que Washington cumple su compromiso de proteger el flanco occidental de la OTAN. Los aliados occidentales también han enviado a Ucrania aviones cargados de armas y municiones.
ESCALADA DELIBERADA
Al concentrar tropas que podrían atacar Ucrania desde muchas direcciones, Putin ha demostrado que está dispuesto a escalar la crisis para conseguir sus objetivos.
“Putin parece sufrir un exceso de confianza y exhibe un alto nivel de tolerancia al riesgo”, comentó el general Ben Hodges, excomandante de las fuerzas de Estados Unidos en Europa y que ahora trabaja en el Centro de Análisis de la Política Europea. “Parece empeñado en aplicar la máxima presión a Occidente en esta crisis creada por él con la esperanza de que Ucrania o la OTAN acaben por hacer concesiones.
Fyodor Lukyanov, titular del Consejo de Política Exterior y de Defensa con sede en Moscú, dijo que, si bien Putin no quiere invadir Ucrania, podría desafiar a Occidente con otros medios.
“La idea total como la visualizaba Putin... no era resolver la crisis ucraniana mediante la guerra, sino atraer a Occidente a la mesa de negociaciones sobre los principios del dispositivo de seguridad europeo”, afirmó Lukyanov. “Apenas Rusia comience una guerra contra Ucrania, se acabará el juego anterior y un juego nuevo se desarrollará en un nivel de riesgo absolutamente distinto. Y sabemos que el señor Putin no juega al azar. Juega haciendo previamente todos los cálculos”.
POSIBLES CAMINOS HACIA UN ACUERDO NEGOCIADO
Si bien Putin y sus funcionarios insisten en que Estados Unidos y la OTAN deben ceder a los reclamos de Rusia —una perspectiva que luce poco menos que imposible—, algunos observadores del Kremlin prevén que Moscú finalmente aceptará un acuerdo que ayude a evitar las hostilidades y permita a todas las partes mantener las apariencias.
Aunque los aliados occidentales no renunciarán a la política de puertas abiertas de la OTAN, no tienen la menor intención de incorporar a Ucrania u otra nación exsoviética en un futuro previsible. Algunos analistas han hablado de una posible moratoria sobre la expansión de la alianza.
Otra posibilidad es la “finlandización” de Ucrania, que pasaría a ser un país neutral, como lo es Finlandia desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esto le permitió mantener relaciones amistosas con la Unión Soviética a lo largo de la Guerra Fría.
De manera que Kiev daría bruscamente marcha atrás en su ruta hacia el ingreso a la OTAN, lo cual generaría fuertes críticas internas, pero la opinión pública ucraniana aceptaría finalmente ese cambio como un mal menor comparado con una eventual invasión rusa.
Cualquier compromiso probablemente incluiría medidas para distender la situación en el este de Ucrania, controlado por separatistas respaldados por Rusia desde 2014, cuando comenzó una rebelión poco después de la anexión por Moscú de la península ucraniana de Crimea.
Rusia ha exhortado a Occidente a que presione a Ucrania para que cumpla sus obligaciones bajo un acuerdo de paz de 2015 mediado por Francia y Alemania y que obliga a Kiev a ofrecer autonomía a los territorios en poder de los rebeldes. Los ucranianos lo consideran una traición a los intereses nacionales del país y la aplicación del acuerdo está estancada.
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Los periodistas de The Associated Press Lorne Cook en Bruselas y Sylvie Corbet en París contribuyeron a este reportaje.