Incertidumbre en el Caribe ante el conflicto laboral de MLB
SANTO DOMINGO (AP) — Celebraciones desaforadas en el terreno de juego tras un gran hit. Rivalidades regionales al máximo. Y mucho jolgorio en las gradas.
La Serie del Caribe de béisbol transcurrió esta semana en la República Dominicana con su habitual esplendor, y quizás sea la última actividad beisbolera que se tenga en este hemisferio por buen tiempo.
Mientras bromean en medio de los juegos en el estadio Quisqueya de Santo Domingo, los beisbolistas también guardan aprensión por la parálisis del béisbol en Estados Unidos, imperante desde el 2 de diciembre.
La Serie del Caribe culminó el jueves por la noche, con la victoria sorpresiva de Colombia en la final contra República Dominicana en la final.
Colombia se coronó por primera vez en la historia de un certamen que siempre ha sido una plataforma para conseguir oportunidades de firmar con una franquicia de las Grandes Ligas.
Pero la falta de acuerdo entre la asociación de peloteros y MLB, a pocos días de la fecha en que deberían iniciar los entrenamientos de primavera — en menos de dos semanas — y posteriormente la temporada regular, ha alterado la situación.
En acción durante el clásico caribeño con equipos nacionales, varios jugadores con contratos pactados y otros en busca de otros, al ser consultados por The Associated Press, expresaron no tener idea alguna sobre cuándo iniciaría la actividad en MLB.
Cruzan dedos en que pronto habrá un acuerdo para poder negociar con los clubes.
Tal es el caso de Nelson Cruz, agente libre a sus 41 años. El veterano toletero viene de una temporada en la que conectó 32 jonrones con los Mellizos de Minnesota y los Rays de Tampa Bay. Su ambición es disputar una 18va campaña.
“Lamentablemente no se va a empezar a tiempo, pero es parte del proceso”, dijo Cruz, quien se ha mantenido entrenando y a la espera de que el cierre patronal termine para negociar. "Nosotros, como jugadores, exigimos cosas y ellos también, entonces lo que hay es que llegar a un acuerdo”.
Al igual que otros jugadores, Cruz apoya las exigencias del sindicato, pese a la incertidumbre que genera la situación.
La misma confianza en que habrá un acuerdo la tiene el receptor puertorriqueño Roberto Pérez, quien firmó un contrato de un año y 5 millones de dólares con los Piratas de Pittsburgh poco antes de que MLB decretara un cierre apenas expirase el acuerdo laboral colectivo.
“Yo creo que esto al béisbol no le hace falta, que haya un paro", dijo Pérez.
La paralización de actividades terminó con la paz laboral que imperó en el béisbol en 26 años y medio, desde una huelga de peloteros en 1994.
Dado el lento progreso de las negociaciones, las partes actúan como si fuera un hecho consumado que la pretemporada en Arizona y Florida no podrán iniciar en la fecha prevista del 16 de febrero. Los peloteros no empiezan a cobrar sus salarios hasta el inicio de la temporada, pautado por el 31 de marzo, y no se cree que hasta mediados o fines de febrero habrá un avance significativo.
Se necesita un mínimo de tres semanas de entrenamientos y juegos de exhibición para dar comienzo a la temporada, además de un tiempo adicional para que los peloteros se reporten a los campamentos y cumplir con los protocolos de COVID-19.
El boricua Vimael Machín, jugador de cuadro en la organización de los Atléticos de Oakland, se manifestó preocupado de que un conflicto como este le impida a jugadores conseguir nuevos contratos, pese al esfuerzo que han hecho para obtener buenos números, especialmente en las ligas invernales del Caribe.
“Yo conozco a par de gente de aquí dominicanos que han tenido una tremenda temporada invernal y de verdad que es más triste que preocupación que ellos no han tenido la oportunidad de que un equipo los firme ya que están en toda esa cuestión (del paro)".
“Yo solamente he escuchado que ellos van a ayudar con un dinero a principio y de ahí pues toman su próxima decisión”, adelantó sobre lo que se prevé en las próximas semanas en caso de que no se consiga pactar un nuevo contrato colectivo.
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Los periodistas dominicanos Brinio Batista y James Núñez colaboraron con esa historia.