Industria de esquí en EEUU busca creación eficiente de nieve
DENVER (AP) — La imagen puede resultar durante una sequía extrema: cañones de nieve artificial enfilados en la ladera de una montaña, lanzando preciosos copos en una pista de esquí, mientras el resto de la tierra tiene sed.
El manto de nieve en el oeste de Estados Unidos disminuyó un 20% en el último siglo, lo que hace que la nieve producida por el hombre resulte cada año más vital para abrir las estaciones de esquí y alimentar las economías locales que dependen de esta actividad, y que se enfrentan a un futuro incierto.
A medida que los efectos de la sequía y el cambio climático se hacen sentir, la industria del esquí invierte millones de dólares en sistemas de fabricación de nieve más eficientes, en medio de dudas sobre si esta práctica es una forma inteligente de utilizar la energía y el agua.
“Existen impactos. Son lamentables. Preferiríamos no tener que fabricar nieve”, dijo Auden Schendler, vicepresidente senior de sostenibilidad de Aspen Skiing Company en Colorado. “Pero nuestra economía regional y las economías de todas las ciudades dedicadas al esquí dependen de que su estación de esquí funcione. Y por eso es un mal necesario”.
La fabricación de nieve existe al menos desde la década de 1950, pero la práctica se generalizó sobre todo en el occidente de Estados Unidos después de una grave sequía a finales de la década de 1970.
Según la Asociación Nacional de Áreas de Esquí, con sede en Colorado, cerca del 87% de las 337 estaciones de esquí alpino de Estados Unidos que la asociación representa tienen capacidad para fabricar nieve.
Muchas estaciones extraen el agua de los arroyos o embalses cercanos y suelen utilizar aire comprimido y electricidad para formar montículos de nieve en las pistas cuando hace frío. Esos montículos se extienden hasta formar una capa base que permite que las estaciones permanezcan abiertas desde principios del invierno hasta la primavera.
Un análisis realizado en la mayoría de las estaciones de esquí de Colorado reveló que la fabricación de nieve desvía unos 6.800 millones de litros (1.500 millones de galones) de agua al año en el estado, según Kevin Rein, ingeniero estatal y director de la División de Recursos Hídricos de Colorado. Esta cantidad es suficiente para llenar unas 2.200 piscinas olímpicas.
Aunque parezca mucho, Rein afirma que la fabricación de nieve representa menos de una décima parte del 1% del agua que se desvía en el estado, ya que la agricultura se lleva alrededor del 85%. Además, cerca del 80% del agua utilizada para fabricar nieve vuelve a la cuenca cuando se derrite en primavera.
La fabricación de nieve está reconocida por los tribunales como un “uso provechoso” en Colorado, señaló Rein, cuya agencia regula el proceso. “Es parte de nuestro turismo, es parte de lo que hacemos en Colorado”.
Sin embargo, Patrick Belmont, profesor y director del Departamento de Ciencias de Cuencas Hidrográficas de la Universidad Estatal de Utah, dijo que es importante tener en cuenta que se utiliza mucha energía durante la fabricación de nieve y que se pierde mucha agua por evaporación y sublimación.
“No es algo insignificante, sobre todo en un lugar donde, para empezar, no tenemos mucha agua... Cada gota de agua es importante”, dijo.
Belmont, quien es un ávido esquiador y acaba de publicar un amplio estudio sobre la fabricación de nieve y el cambio climático, también está preocupado de que la nieve fabricada por el hombre, que es más densa y se derrite más tarde que la real, pueda afectar los caudales de los arroyos.
“Hay muchos peces que se guían por el aumento o la disminución de los caudales para saber cuándo desovar o cuándo hacer otras cosas en su vida. De modo que estamos alterando esos tipos de señales naturales para algunos de esos organismos”, dijo.
Las estaciones de esquí han logrado grandes avances en cuanto a la eficiencia y respeto del medio ambiente, comentó Schendler, de la Aspen Skiing Company. Pero también recordó una época en la que a menudo no prestaban mucha atención a las previsiones meteorológicas, sólo para ver cómo los frutos de su trabajo se derretían bajo el cálido sol de la tarde.
“Una forma en que la industria se ha vuelto más inteligente es que dijeron ‘No vamos a hacer nieve si no está frío y si no hay un pronóstico de que se mantendrá frío’”, comentó. “Eso suena tonto y análogo, pero esta industria ha sido históricamente análoga”.
En los últimos años, muchos complejos también han invertido grandes sumas para mejorar sus operaciones de fabricación de nieve. Algunos han excavado estanques de almacenamiento para recolectar agua durante la primavera, cuando es abundante, mientras que otras están estudiando el uso de aguas residuales recuperadas.
Vail Resorts, con sede en Colorado y que tiene 31 estaciones de esquí en Estados Unidos, Canadá y Australia, anunció durante un reporte de ganancias en diciembre una inversión de 3,6 millones de dólares este año para sus labores de sostenibilidad, incluida una fabricación de nieve con un uso más eficiente de la energía.
En los últimos años, la compañía ha modernizado más de 400 cañones de nieve en sus complejos para que lancen más nieve con menos energía en un menor tiempo. En tanto, Breckenridge, que es propiedad de Vail Resorts y es una de las zonas para esquiar más grandes y populares de Estados Unidos, tiene 110 cañones de nieve eficientes.
“Si podemos fabricar toda la nieve que necesitamos en un tercio del tiempo, eso supone un gran ahorro de energía. Es un gran ahorro de mano de obra”, comentó Kate Schifani, directora de fabricación de nieve en el Vail Mountain Resort de Colorado.
Los modernos cañones de nieve artificial de Vail pueden regular la salida del agua y pueden apagarse automáticamente cuando la temperatura aumenta demasiado, lo que representa una importante actualización de tecnologías más viejas que requerían que los trabajadores monitorearan la temperatura y apagaran el sistema manualmente.