Brasil vacunará a niños contra COVID sin requerir receta
BRASILIA (AP) — La vacunación de niños brasileños de entre 5 y 11 años de edad comenzará este mes, sin la exigencia de recetas médicas que el gobierno había señalado anteriormente, anunciaron el miércoles funcionarios del Ministerio de Salud del país.
Las directrices del gobierno se dieron a conocer casi tres semanas después de que el regulador de salud autorizó el uso de la vacuna pediátrica contra el COVID-19 desarrollada por Pfizer, provocando críticas de nada más y nada menos que el presidente Jair Bolsonaro. Después de manifestar sus dudas sobre la efectividad de la vacuna y rehusarse a ser vacunado el año pasado, en las últimas semanas el mandatario brasileño ha manifestado su oposición a la vacunación de niños y advirtió sobre posibles efectos secundarios.
Un estudio publicado a finales de diciembre por las autoridades de salud de Estados Unidos confirmó que los efectos secundarios graves de la vacuna de Pfizer en niños de 5 a 11 años son poco comunes. Los resultados se basaron en aproximadamente 8 millones de dosis administradas a los pequeños de este grupo de edad.
Siguiendo la guía de Bolsonaro, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, publicó hace unas semanas un cuestionario en línea sobre el tema, y algunos de los simpatizantes del mandatario que también son recelosos de la vacuna participaron activamente en las aplicaciones de mensajería tratando de presionar a la gente para influir en los resultados.
Pero fracasaron: La mayoría de los casi 100.000 participantes de la encuesta se opusieron a la necesidad de una receta médica, informó un funcionario del Ministerio de Salud en una audiencia pública el martes, sin ofrecer cifras. Y hablando ante los reporteros el miércoles, Queiroga tampoco anunció el porcentaje de los participantes que se opusieron al requerimiento de las recetas.
“En cuanto a la receta, se hizo una consulta pública. Escuchamos a la sociedad, a los especialistas”, dijo Queiroga. “No es un retroceso, es parte del proceso de toma de decisiones. Se ha hecho una recomendación”.
Otros países, como Estados Unidos, Alemania, Francia, Argentina y Chile ya están vacunando a los niños.
No estaba claro si el Ministerio de Salud de Brasil podría imponer la exigencia de que los niños obtuvieran una receta médica para la vacuna, aunque la mayoría de las secretarías de Salud estatales han dicho abiertamente que desafiarían tal orden. Aunque el ministerio no emitió una directriz, la funcionaria a cargo de la respuesta del país al COVID-19 dijo que los padres deberían buscar opiniones médicas.
“Es esencial que los padres consulten a un médico. ¿Por qué? Los niños en este grupo de edad se están desarrollando y tenemos algunos efectos adversos. A esta edad, el cuidado debería ser mayor”, dijo la funcionaria Rosana Leite.
En tanto, el martes se llevó a cabo una pequeña protesta en contra de la vacunación de niños afuera de la oficina de la Organización Panamericana de la Salud en la capital Brasilia, donde algunos niños sostuvieron letreros en los que se leía la frase “No soy un conejillo de indias”. Adentro del inmueble, miembros de sociedades médicas y expertos participaban en una audiencia pública promovida por el gobierno para debatir el tema, y la mayoría de los presentes reiteró la seguridad de la vacuna. La directora de Pfizer en Brasil, Marjorie Dulcine, afirmó en varias ocasiones: “La vacuna no es experimental”.
Bolsonaro, por su parte, ha caracterizado a la vacunación como una elección personal y no como un medio para garantizar el bien común. En repetidas ocasiones ha afirmado, erróneamente, que es inmune al virus porque ya lo contrajo en 2020. Por lo menos 16 de sus 22 ministros han sido vacunados, junto con sus hijos políticos y su esposa. Bolsonaro ha dicho que no dejará que su hija de 11 años sea vacunada.
El mes pasado, dijo que nombraría y expondría a los funcionarios públicos que emitieron la autorización del uso de la vacuna de Pfizer en niños, provocando que un sindicato que representa a los trabajadores de la agencia de salud expresara su preocupación sobre ataques verbales o incluso físicos.
El miércoles en Río de Janeiro, un grupo de personas se manifestó en favor de vacunar a los pequeños.
Dos niños sostenían un letrero que decía: “¡La vacuna es un derecho! ¡La vacuna es segura! ¡Sí a la vacuna!”.