Estudio: tornados invernales, más potentes a más temperatura
Los tornados invernales, como los que causaron decenas de fallecidos en cinco estados de Estados Unidos la semana pasada, podrían volverse más potentes y tocar tierra por más tiempo, con una franja de destrucción más amplia, en un planeta con temperaturas más elevadas, según un nuevo estudio.
La combinación de trayectorias más largas y amplias con vientos ligeramente más potentes supone que algunos de los inusuales tornados invernales que ahora causan fallecidos serán nueve veces más potentes a finales de siglo si los niveles de dióxido de carbonos siguen aumentando, de acuerdo con un estudio presentado el lunes en la conferencia de la Unión Geofísica Estadounidense.
El informe, que se realizó antes del devastador episodio en Mayfield, Kentucky, analiza la potencia y no la frecuencia de los grandes tornados a medida que avanza el cambio climático. No ha sido revisado por otros expertos, pero se presentó en forma de cartel como avance de la nueva investigación que se publicará más adelante.
“Hay una posibilidad de que en el futuro estos eventos sean más intensos de lo que habrían sido en el clima actual", apuntó el autor, Jeff Trapp, director de ciencias atmosféricas en la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign. “Teniendo en cuenta que estos eventos de gran intensidad van a seguir siendo poco frecuentes”.
Trapp tomó las condiciones durante dos grandes tornados en 2013 — el de Hattiesburg, Mississippi, que dejó 82 heridos en febrero con vientos de más de 270 km/h (170 mph), y el de Moore, Oklahoma, que causó 24 fallecidos con rachas de hasta 340 km/h (210 mph) en mayo — y los sometió a docenas de simulaciones informáticas del peor escenario del cambio climático en 2100, que otros científicos dicen que es cada vez más improbable.
Ese escenario, que era al que parecía encaminarse el planeta, supondría que las temperaturas se incrementarían en otros 3,3 grados Celsius (6 F) de aquí a final de siglo. Trapp dijo que pronto realizará simulaciones basadas en una hipótesis más próxima a la situación actual de las emisiones, con un calentamiento de alrededor de 1,8 C (3,2 F) sobre el nivel actual.
Trapp halló un gran cambio en la tormenta invernal, con recorridos significativamente más largos y anchos y un incremento de la velocidad del viento de entorno al 14% que se sumó al incremento de nueve veces en la potencia empleando una fórmula que contempla la velocidad del viento, la rotación y el tamaño de la trayectoria. La potencia se multiplicó por 1,5 en las tormentas de primavera, añadió.
Según Trapp, esto se debe a que hay dos elementos clave para los tornados: la inestabilidad del clima tormentoso y la cizalladura o cortante del viento. La cizalladura, que es la diferencia entre el viento en altura y cerca del piso, suele ser más fuerte en invierno, cuando el clima no es tormentoso porque requiere de condiciones cálidas y húmedas cerca del suelo. Pero a medida que la temperatura del planeta se eleva, habrá más oportunidades de inestabilidad en invierno, agregó.
Tres científicos ajenos al estudio dijeron que la investigación podría tener algo de cierto, pero no se mostraron del todo convencidos.
“La técnica no me convence al 100%, pero es un enfoque muy interesante", dijo Harold Brooks, científico del Laboratorio Nacional de Tormentas Severas en Norman, Oklahoma. “Para mi, el resultado realmente interesante parece ser el de las trayectorias más largas en la estación fría".
Un único estudio plantea siempre cierta incertidumbre, pero los resultados tienen sentido, añadió el profesor de meteorología de la Universidad del Norte de Illinois Victor Gensini: “Uno de los principales componentes del episodio del viernes fue la amplia y anómala franja cálida (de temperatura) que permitió que la tormenta batiese lo que podría ser un récord de longitud de trayectoria".
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Seth Borenstein está en Twitter como @borenbears
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