Católicas piden a Vaticano firmar convención de derechos
ROMA (AP) — Un consorcio de agrupaciones de mujeres católicas exhorta a la Santa Sede a ingresar al Consejo de Europa y firmar la Convención Europea de Derechos Humanos, con el argumento de que el Vaticano debe demostrar coherencia al expresar su compromiso firme con la protección de los derechos.
En un petitorio en el Día de los Derechos Humanos declarado por la ONU, los grupos dijeron que la Santa Sede goza de reconocimiento internacional como Estado soberano y se declara firme promotor de los derechos y la dignidad humanos. Sin embargo, no ha ratificado la Convención Europea, considerada el criterio supremo para la protección de los derechos en el mundo.
“Durante años, la Santa Sede ha actuado como un Estado por derecho propio. Eso le da derechos, pero también deberes”, escribieron las firmantes, miembros europeos de la organización internacional Consejo de Mujeres Católicas.
La Santa Sede, que asiste como observadora a las Naciones Unidas y el Consejo de Europa, ha ratificado varias convenciones de ambas instituciones. Entre ellas, la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, la Convención de la ONU contra la Tortura y el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Pero no ha firmado la Convención Europea sobre los Derechos Humanos, ratificada por 47 Estados europeos.
La convención obliga a los firmantes a respetar los derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida, la libertad, la seguridad, la libertad de expresión, reunión, religión y conciencia. Prohíbe la esclavitud, los trabajos forzados y la discriminación por razones de raza, religión, género o creencias políticas.
Los firmantes deben garantizar que los acusados reciban juicios justos ante jueces independientes e imparciales. La convención prevé la apelación ante la Corte Europea de Derechos Humanos una vez agitados los recursos en el país.
El Vaticano es una monarquía absoluta en la que el papa ejerce los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Sería renuente a permitir que comisiones europeas evalúen, por ejemplo, las normas que prohíben la ordenación sacerdotal de mujeres o que los fallos de sus tribunales penales o eclesiásticos fueran apelables ante la corte con sede en Estrasburgo.
Sin embargo, el papa sermonea frecuentemente a los gobernantes europeos sobre la protección de los derechos y la dignidad humanos, como lo hizo en sus visitas recientes a Chipre y Grecia, donde criticó a Europa por no acoger a los migrantes. También deploró el ascenso del autoritarismo y la declinación de la democracia en Europa.
Las firmantes pertenecen a grupos de Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Austria, Italia, Liechtenstein, España, Francia, Croacia y Suiza.