Cuba se pone en movimiento y cruza los dedos con reapertura
LA HABANA (AP) — Los artesanos volvieron a las calles céntricas a tender sus puestos, el transporte entre las provincias comenzó a normalizarse, el Malecón de La Habana regresó a su papel protagónico de balcón marino y miles de personas esperan volver a abrazar a sus familiares.
El movimiento -y sobre todo el bullicio característico de Cuba- repunta paulatinamente luego de 20 meses de pandemia y tendrá su momento estelar el 15 de noviembre con la flexibilización de la operación de los aeropuertos, puerta de entrada del turismo que es motor de la economía.
Mientras el día llega la actividad se hace más perceptible en la capital, al tiempo que se reporta una importante baja en los contagios y la mortalidad ocasionada por el COVID-19 gracias, en buena parte, a una masiva campaña de vacunación con tres antígenos de producción nacional -Soberana 02, Soberana Plus y Abdala-. Sin embargo, algunos temen que la apertura traiga aparejado un rebrote.
“Gracias a Dios que volvemos a tener trabajo”, dijo a The Associated Press Manuel Santos, un taxista de 58 años, quien espera a los anunciados viajeros tras sobrevivir este tiempo llevando paquetería en su auto clásico. “¡A ver si podemos salir de todo esto!”.
Hasta ahora Cuba ha registrado 956.452 casos positivos del nuevo coronavirus y 8.265 fallecidos, según el Ministerio de Salud.
La campaña de vacunación incluyó a toda la población a partir de los dos años y a la fecha más de 7,3 millones de personas tienen el esquema de inmunización de tres dosis completo.
Las autoridades llamaron al proceso de flexibilización “nueva normalidad”, un concepto con el cual apuestan por la combinación de la reapertura de la isla -que necesita el ingreso de divisas extranjeras que la ayuden a salir de la peor crisis en tres décadas-, y un control sanitario que incluye el uso obligatorio de tapabocas, soluciones cloradas para las manos y un protocolo para el transporte aéreo que elimina la cuarentena obligatoria de los visitantes pero les exige vacunación completa o un test PCR negativo.
El Producto Interno Bruto de Cuba cayó 11% en 2020, lo que se tradujo para la población en largas colas, desabastecimiento, apagones, un mercado negro de bienes básicos y desempleo, que se agudizó por un reordenamiento financiero que eliminó la doble moneda y las sanciones estadounidenses -como la prohibición de enviar remesas a la isla- impuestas para presionar un cambio en el modelo político.
Oficialmente el dólar cotiza a 24 pesos cubanos, pero en la calle -el único lugar donde se consigue pues el gobierno no lo oferta- alcanza los 70 pesos.
“Hay muchas personas que se reincorporan a trabajar”, reflexionó Liliam Paz, una vendedora de artesanías de 46 años que espera que con la movilidad y la reapertura “regrese la alegría al pueblo cubano”.
Pero otros son menos optimistas, como Vicente Ginard, un mallorquín de 70 años con residencia permanente en la isla que consideró que Cuba no estaba preparada para una reapertura al turismo.
En las últimas semanas casi todos los sectores comenzaron a recibir la orden de flexibilizar las medidas de aislamiento social. Los niños iniciaron progresivamente las clases presenciales, los teatros y los cines publicaron presentaciones y hasta el famoso cabaret Tropicana indicó que montará sus espectáculos, al tiempo que las tiendas tienen menos restricciones y las dependencias públicas comenzaron a registrar trámites.
También se autorizó a los restaurantes colocar mesas -hasta ahora muchos habían sobrevivido con el envío de comida a domicilio--, e incluso se levantó una veda que impedía sentarse en el Malecón a disfrutar del mar y el toque de queda nocturno en la capital, mientras los trenes y buses interprovinciales programaron salidas.
“Después de dos años el reencuentro con mi mamá, mis vecinos, mi pueblo, mi provincia, yo estoy muy feliz”, dijo a AP Bárbara García, de 63 años, nacida en Ciego de Ávila, mientras esperaba en la terminal de autobuses de La Habana.
Grupos opositores han convocado a una marcha el 15 de noviembre, pero las autoridades les denegaron el permiso. En cambio, el gobierno de la capital programó varios actos festivos para conmemorar el 502 aniversario de la fundación de la ciudad.
La expectativa por la “nueva normalidad” también es grande entre los empresarios que estos años se vieron favorecidos por el turismo de alto nivel. El restaurante La Guarida procura poner a punto la infraestructura parada y lograr abastecerse de productos, algunos de los cuales están en falta o sólo se consiguen en dólares.
“Hemos tenido un tiempo bastante duro económico y emocional. Hemos estado en casa sin trabajo muchísimas familias de muchos negocios privados en Cuba”, comentó a AP Vivian Aymerich, gerente de La Guarida. “Creo que desde el 15 va a haber una mejoría”.
El restaurante es un ejemplo de cómo el cierre por la pandemia afectó el desarrollo de las iniciativas privadas en manos de cubanos que existen en la isla. Comenzó siendo un pequeño local con 12 sillas -las autorizadas por el gobierno hace 25 años- y hoy cuenta con 50 empleados que estuvieron paralizados subsistiendo de sus ahorros. Por allí pasaron celebridades como Madonna, Jack Nicholson, Robert De Niro, Rihanna, la Reina Sofía de España, Javier Bardem y Pedro Almodóvar, entre otros.
La isla llegó a recibir 4,2 millones de turistas en 2019 que generaron ingresos por unos 3.000 millones de dólares. En 2020 alcanzaron el millón sólo en el primer trimestre, antes de que se desatara la pandemia. Este año, desde enero a septiembre, arribaron sólo 280.000 viajeros, sobre todo rusos que se concentraron en polos turísticos relativamente aislados como los cayos, algunos canadienses y cubanos residentes en el exterior que llegaron a visitar a sus familias.
Las autoridades estimaron que tras la apertura llegarán unos 100.000 visitantes más.
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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP