El Colibrí: Mensajero de Nuestros Muertos y Personaje de Leyendas Mexicanas
¿Cuántas veces nos hemos preguntado si el alma de nuestros seres queridos que se nos han adelantado, estarán bien? ¿Nos siguen cuidando? y lo más importante, ¿Nos recuerdan y todavía nos quieren? Tengo una sola respuesta ante tantas interrogantes Un rotundo ¡SI! Pero, ¿Cómo es que lo sé con tanta seguridad? Muy fácil. Porque me lo dijo un pajarito. Más bien, un bello y colorido colibrí.
En México el Día de Muertos es la fiesta más importante. Su colorido, su comida, su bebida, sus bellas flores, sus alebrijes y sus fotografías, reflejan su gran simbolismo Pero también, hay muchos otros elementos que retratan el gran misticismo que encierran, como es este simpático y dinámico pajarito.
Conocido también como picaflor, chupamirto, zunzún o troquilino, en nuestro país hay alrededor de 57 especies diferentes, que con su veloz vuelo, han proliferado lo mismo en los parques y jardines. Los vemos como la abundancia, la líbido y la pasión y para artistas como Frida Khalo, representaba nuestro alter ego zoomorfo, razón por la cual lo pintó en "Autorretrato Con Collar de Espinas y Colibríes".
Una de sus leyendas es que gracias a un colibrí, nació el dios Huitzilopochtli, llamado también el Colibrí del Sur. Se dice que Coatlicue, la diosa de la madre tierra y la fertilidad, al estar barriendo en un templo de Coatepec se encontró con el manojo de plumas azules y verdes y lo guardó entre sus ropas, quedando embarazada del futuro dios del sol y de la guerra. Su hija, Coyolzauhqui, se enfureció ante la deshonra y planeo, junto con sus 400 hermanas, las estrellas meridionales, la muerte de su madre.
Su hijo no nacido, hablaba con su madre desde su vientre. Tratando de tranquilizarla, y diciéndole que él la protegería en cuanto naciera. Al llegar el momento, el dios salió como adulto del vientre, con una fuerte armadura, un escudo de guerrero águila, con una sandalia, tocados con plumas de huitzizilin (colibrí) y una serpiente de fuego (xiuhcoatl). Huizilopochtli venció a su hermana, la mato y la desmembró. Tomó su cabeza y la convirtió en la luna, al lanzarla al cielo, junto con sus hermanas.
Otra de las leyendas cuenta que, Xochitl y Huitzilin dos enamorados, subían a la montaña todas las tardes, y le llevaban flores a padre sol, el dios Tonatiuh, Con ellas, se juraban amor eterno, capaz de sobrevivir el tiempo, la distancia y hasta la misma muerte. Sin embargo, al llegar la guerra, Huitzilin tuvo que ir a pelear y murió en batalla.
Desafortunadamente ante las fatales noticias, Xochitl desolada, subió hasta la montaña, para pedirle Tonatiuh que la uniera a su amado por toda la eternidad. El dios, al escucharla, extendió uno de sus brillantes rayos, la tocó y la convirtió en una hermosa y brillante flor de cempasúchil o flor de los muertos. Al verla, Huitzilin, a quien el mismo dios había convertido en colibrí, se posó sobre ella, lleno de amor. Xochitl desplegó sus 20 pétalos, su misterio y su aroma intensos, para corresponderle y permanecer unidos para siempre.
Por estas leyendas, los aztecas incorporaban sus plumas en los escudos de guerra y sus atuendos como símbolos de protección ya que Hitxilopochtli renacía todos los días, del vientre de su madre Coatlicue. Para fortalecerlo, le hacían sacrificios de sangre y de corazones de prisioneros de guerra, para que él absorbiera su valentía así como la de los guerreros muertos en las batallas. Al pasar cuatro años, el dios de la guerra renacía en el cuerpo de un colibrí.
Los mayas por su parte, creían que cuando sus dioses crearon todo sobre la tierra, le dieron a cada animal, planta, árbol y piedra, una misión especial y le otorgaron al colibrí, la facultad de trasmitir pensamientos, conocimientos, tradiciones y deseos entre todo lo que existía en el mundo, en especial para que su cultura perdurará. Pero, como se habían quedado sin maíz o barro para crearlo, tomaron una piedra de jade y la tallaron con amor, dedicación y empeño, hasta tener una flecha verde muy pequeña. Al terminarla, le soplaron y dándole origen a esta pequeña ave. La llamaron x ts'unu'um'.
Gracias a su tamaño, fragilidad y ligereza, podía posarse sobre las flores, absorber sus secretos y no mover uno sólo de sus pétalos. Sus plumas brillaban tanto con el sol como con la lluvia, formando bellos arcoíris. Los hombres, trataron de ataparlos, por lo que los dioses se enojaron tanto, que sentenciaron que si intentaban hacerlo, tendrían un gran castigo. De esa manera, el colibrí ha sido libre para hacer su trabajo y trasmitir los pensamientos del hombre.
Actualmente, se cree que si encontramos uno de estos pequeños amiguitos es porque alguien nos está mandando buenos deseos y amor, como también si vuela sobre nuestra cabeza, no hay que tocarlos, porque ha detectado un mal deseo y se lo quiere llevar lejos, para dejarlo en una flor, a que se purifique. Por esta razón, es importante pensar y desear cosas buenas para los demás
Para mí, es más bien un pequeño pescador, ya que cuando alguien muere, su alma deja el cuerpo y vuela, hasta esconderse en una flor, donde se purifica, se conecta con la tierra y absorbe su perfume. Cuando está lista, un pequeño colibrí la encuentra entre los pétalos y amorosamente la recoge, para llevarla al paraíso. Así, espero que las almas de todos mis seres queridos hayan dejado sus flores para estar en un lugar mejor, desde donde me dicen "No te preocupes, estamos bien, te estamos cuidando con el amor de siempre y esperando que un día, nos volveremos a estar juntos."